martes, 13 de diciembre de 2011

Capítulo 11: "Emily" (Parte 2)

Punto de Vista múltiple.

Ansiedad con silencios; un nudo en la garganta, es eso lo que sentí.

          —…Michael—insistí—, esto ya es bastante difícil para mí. No lo hagas aún más… Por favor, dime algo, lo que sea…

No logré que volviéramos a mirarnos el uno al otro, dolorosamente. Aunque al final lo agradecí. Si no había posibilidad de que su rostro perfecto y lívido me distrajera, aún no había por qué temer.

            —¿Mich…?
 —…¿Fue por mí?—me interrumpió, en un tono seco y severo.

No pude evitar más que quedarme petrificada frente a él.

            —¿Disculpa?—me estremecí.
            —¿Ha sido por mi culpa? ¿Terminaste con Ross por mi culpa?

Llevé ambas manos a la altura de mi cabeza, exhausta, harta de que esa maldita palabra saliera a relucir.

           —¿¡Por qué demonios todo el mundo lo llama “Culpa”!?
—No lo sé, Rachel no lo sé—murmuró con la mandíbula tensa—. Sólo… contéstame… ¿Ha sido por mí?

Había preguntas que tienen el poder de cambiarlo todo en segundos. Pueden ser preguntas grandes o preguntas pequeñas. Aquella, en particular, era enorme. No por su tamaño en letras, sino por la respuesta que yo debía dar.

Y aquella respuesta iba a ser una de las más difíciles de mi vida. ¿Qué se suponía que le dijera? Lamentablemente, la conversación que había planeado no incluía aquella pregunta. Y su respuesta podía convertirse en una bomba nuclear.

--Rachel, no lo arruines. Sé amable. ¡Es fácil!—

Seguro… 

Guardé silencio, bajo el escrutinio de su mirada y, de una vez por todas, traté de concentrarme en algo que no fuera él.

           —Yo… quiero pensar que no fue así.
—¿”Quieres pensarlo”?—espetó. El cambio de ánimo que había sufrido aún me hizo morir de terror—. ¿Entonces sí lo fue?
—Dios, Michael…—suspiré, mirándolo con dificultad—. No sé… no lo sé, de verdad… Sólo Ross cree que sí.

Negaba con la cabeza y se dio media vuelta para darme la espalda, bufándose, como si le hubiera dicho el peor chiste de todos.

           —...No puede estar pasando esto.
           —¿De qué hablas?—titubeé, y él volvió a girarse hacia mí.
—¡Esto! Esto era lo último que quería que sucediera, Rachel… Que por mi culpa terminara tu relación con Ross. ¿No logras entender?
—¿Y por qué, Michael? ¿Por qué no querías que sucediera?—pregunté con toda la seguridad que me fue posible mostrar.

Su silencio, el modo en que pareció meditar su respuesta por unos segundos, fue lo que originó esa punzada de dolor por dentro, el insoportable nudo de mi garganta.

            —Tenía… miedo—masculló, pero no me miró.
            —¿Miedo? ¿Miedo a qué?

Se alejó de mí entonces. Y yo tragué saliva, intentando no romper a llorar.

Él me dio la respuesta que jamás busqué.

—Espera…—susurré, e instintivamente me encontré señalándolo con mi índice—. No, no puede ser eso…
           —…Dios—susurró inaudible.

Sepultó su rostro entero detrás de sus manos mientras continuó lamentándose. El corazón comenzó a martillarme como loco. No podía ser. No había lugar a lo que yo estaba creyendo.

—Michael, Michael mírame...—le llamé, y de donde he tenido las fuerzas para hacerlo, lo obligué a bajar las manos de su rostro.
           —Rachel…—susurró, cediendo.
           —¿Es... cierto?

Y marqué una dolorosa pausa, en la que su hermoso rostro mostró vulnerabilidad.

            —Michael… ¿Lo es?
 —Yo… creo que…—el trastabille de su voz paró, y sus benditos ojos se iluminaron frente a mí, como si de pronto hubiese recordado algo importante—. Espera, estás diciendo que no sabes si ha sido por mí que terminaste con Ross.
            —No me cambies la pregunta, Michael.

Suspiré, intentando ocultar el enfado por haber evitado contestar a mi pregunta.

 —Rachel, por favor. No estás segura si fue por mí… ¿Cierto?
            —¿Qué con eso?
 —¿Por qué no estás segura?—se enderezó, y por un instante permaneció firme.

Estaba tan cabreada, sintiéndome tan insignificante por confesarme ante él, que apenas pude moverme.

—Porque… No sé qué es lo que estaba sintiendo. O lo que pasó estos últimos días… no sé…

Se tornó serio. No era la respuesta que él estaba buscando, seguro. Pero no me importó.

            —¿Responderás mi pregunta?—bramé.
            —…¿Por qué estás tan interesada en saberlo?
            —¿Por qué estás evitando contestarme?
            —Porque... no sé si realmente quieras saberlo, Rachel.
            —No veo por qué otra razón estaría preguntándotelo.

Ambos resoplamos al mismo tiempo, y su mirada se estrelló contra el suelo.

            —...Bien—susurró, tendiendo la palma de su mano abierta frente a mí.

Yo estaba agotada, y él también. La ansiedad, cada pequeño atisbo de nervios se sintió entre ambos. A cada insoportable segundo en que evitó mirarme, cada suspiro lastimoso, cada latido agresivo de mi corazón, y cada maldito segundo que se prolongaba más en soltar su respuesta.

           —Yo he... Yo he estado sintiendo... Maldita sea, ¿Cómo podría decírtelo?

Y calló, mientras mi aliento se detenía entre mi garganta. Me estaba volviendo loca. Quería saberlo, y tanto como no lo quería también.

—No ha pasado ni un día, ni uno sólo desde que te conocí, en el cual no hayas estado en mi mente. Cuando te conocí jamás pensé en que un sentimiento tan grande pudiera crecer en mi, y mucho menos hacia ti. Pero así fue.

Un dolor agudo en mi estómago, y entonces, el suelo perdió firmeza bajo mis pies. Todo perdió sentido y también todo lo volvió a tener. Pero aquello simplemente no podía ser cierto.

Su mirada se dulcificó, y el corazón se me volvió a derretir.

—¿No dirás nada?—susurró, y pude darme cuenta de que lo que justo acabó de decir, le lastimó tanto el sólo decirlo como a mí el sólo escucharlo.

Rogué que mi cordura no me abandonara.

—Es que no puedo creerlo…—murmuré, con mis ojos recorriendo la rutilante habitación. Buscando por algún sitio en el que, habría millones de posibilidades de caer encima si la presión dentro de mi pecho y cabeza continuaba atormentándome así.

Así deseara que sólo y tan sólo sus brazas atraparan mi cuerpo. De nuevo.

—Dudé... Te juro que lo hice—su voz me dejó saber que aún no era momento para responder—. Dudaba en decirte la verdad sobre esto, sobre lo que siento. Todo por ese maldito miedo de poder quedar como un completo…
—...No digas eso, Michael—no quise permitirle continuar. Y mientras aguardó, paciente y en silencio, sentí que era hora de hablar—. No puedes... si no imaginas lo difícil que sería para mí.
            —No comprendo.

Le miré, con un nuevo nudo en mi garganta por lo que estaba a punto de hacer.

—No es nada fácil, Michael—continué, y negué involuntariamente—. El sólo mantener una relación con alguien que al parecer no le importa un demonio arreglar las cosas cuando estás teniendo sentimientos por otra persona. Y más... Enterarse que esa otra persona, ha estado... sintiendo los mismos sentimientos que tú.

Palideció, y advertí que tuvo intenciones de hablar en el mismo instante. Decidí ignorarle.

—Michael, yo ya... no puedo con todo esto… No. Tengo que arreglarlo—no pude mirarle más—. Escúchame, sí. También tenía miedo de esto… De tan sólo pensar que tú te sintieras de la misma forma que yo me siento. Así que, ¿Qué te puedo decir que no comprendas ya? ¿Quieres que lo diga? Bien, sí... Siento algo por ti y... me enamoré. En cada día lo sigo haciendo.
            —Rachel…—me cortó, y tuve que agradecer el que lo haya hecho.

Repetí una y otra y otra vez las últimas palabras que acabé de sentenciar mientras sus ojos atolondrados continuaron chocando con los míos, y llegó a mi cabeza.

¿Pero qué mierdas estaba ocurriendo conmigo? Se lo estaba diciendo todo. Me estaba confesando sin ningún tipo de ataduras y turbada como nunca antes. Y justo ahora, que he tenido que ir a olvidar lo indecible. La razón por la que aparecí en el lugar en primer lugar.

No podía seguir.

—…En cuanto venía para acá… Me topé con Ross…—proseguí, y me obligué a mí misma a no poner atención a sus ojos, o a sus labios esta vez. Aunque la pura mención de ese nombre, pareció hacer el trabajo por mí—. No quería que él se enterara de que venía para acá a hablar contigo. Pero lo ha hecho… Se fue aún más triste y eso simplemente me destrozó. Estaba a punto de darme por vencida y no venir, pero… Tenía que hacerlo. Decirte que ya no puedo… Que tengo que arreglar las cosas con Ross.

La forma en que me miró me cortó el aliento, pero él no iba a tener que preguntar de nuevo.

            —Y creo que sí... Has tenido algo qué ver para que quisiera terminar con él.

La turbia imagen de su sonrisa destruida continuó inundando mi mente.

            —¿Qué me estás diciendo, Rachel?

Le miré con desesperación un terror manifiesto en su par de lagunas marrones. Me prometí, desde ese mísero instante, que me odiaría ahora, y a cada segundo, el simple hecho de hacerle sentir así.

Sentí cómo punzaban mis ojos, cómo la necesidad una sóla lágrima era cada vez más. Pero no podía hacerlo. Él, de todas las personas, no podía verme llorar.

—Lo que trato de decirte es… que creo que ya no es buena idea que nos sigamos viendo.
            —¿Qué? ¿Por qué?
—Sólo me estoy lastimando, nos estamos lastimando con todo esto…—mascullé, evitando encontrarme con él de nueva gana, al mismo instante en que tuve toda intención de girarme sobre mis talones para darle la espalda.

Cada palabra que solté con mi voz rota y mis ojos cristalinos significó un segundo menos que yo debía gastar ahí.

—Rachel, espera...—bramó. No tomó más de eso para buscarlo—. No puedo creer lo que me estás diciendo. Te digo que siento cosas por ti y me correspondes. Después… ¿Me prohíbes verte?  Es increíble.
—Michael, no te estoy prohibiendo nada. Sé que esto es lo mejor para los dos. O, podríamos vernos, pero…—aclaré mi garganta, pensando en qué decir para hacer de esto menos duradero y doloroso, aunque ya me encontrara gritando y maldiciendo por dentro—. Será mejor que lo hagamos cuando haya arreglado todo con Ross…
            —…No, Rachel—espetó, con la mirada severa.
            —¿Qué?

Entreabrió la comisura de sus labios con toda intención de hablar, pero terminó sólo bufándose frente a mí, agresivo. Como si estuviese realmente harto.

—Olvídalo… ¿Sabes? Olvida todo lo que acabo de decir… Olvida que te dije que siento algo por ti. Que incluso me he… Olvídalo todo, ¿Bien? Tienes razón… es lo mejor.
            —Michael, no puedo hacerlo, ¿Cómo quieres que olvide…?
            —...Y si no podemos ser amigos entonces, ¿Cuál es el maldito punto?

Sus ojos se volvieron sombríos. Me dolió, supe que nos dolía a ambos.

            —Yo no quería que esto terminara así.
            —L-lo siento tanto, Michael... yo…

Susurré, al mismo tiempo que mis ánimos intentaron acercarme hacia él. Sintiéndome fuerte, y que de nuevo podía respirar. Todo sucedía terriblemente rápido; un paso, otro, y al final, el aliento me abandonaba al notar que me había evadido.

            —...Tengo que seguir trabajando—evitó mirarme.

Se me entrecortó el aliento.

—Sí, bueno…—suspiré, haciéndome la desentendida. O pensando en una forma de salir lo más pronto posible, y evitar que él pudiese verme llorar—. Es mejor que me vaya. Sólo… cuídate mucho, ¿Sí?

Pero no respondió.

Bien… Aquello no había salido precisamente como lo esperé… ¡Pero Michael no tenía que ser tan difícil!... Y, repentinamente, la puerta parecía muy lejana. Aquellos iban a ser los 10 pasos más difíciles de mi vida… ¡Pero Michael tenía la culpa!...

Y si cruzaba esa puerta sería para no verlo más. Ese podía ser el mayor error de mi vida…

Infantilmente, mientras caminaba, en mi mente buscaba una razón para darme la vuelta y arreglar las cosas. Y luego, Michael me la dio…

             —Rachel, espera…

Me giré, lo hice antes de que pudiera asimilar su voz dentro de mi cabeza.

            —…Sí.
            —Quería darte algo.
            —¿Qué?

Revolvió serio un puñado de papeles de diversos formatos que tendían sobre el escritorio, y yo lo observé paciente, odiando cada resquicio de indiferencia que me lanzó.

            —...Toma—dijo, tendiendo unos papeles hacia mí.
 —¿Qué es esto?—los tomé, aún fulminándole con una mirada impregnada de duda.
            —Son la ofertas de trabajo, para Joey. Te lo he mencionado antes.
 —Oh, no, Michael…—negué, tratando de tenderlas de nuevo hacia él. Debía ser una broma—. No tienes que hacer eso por mí… Yo le puedo explicar a Joey que…

Se rió sin más, y yo no pude si no cortar mi habla.

—¿Y qué te hace pensar que lo hacía por ti?—espetó, con la arrogancia tendiendo de la punta de su lengua—. Estaba ayudando a Joey, solamente. Ya te lo había dicho.

Enmudecí, simplemente. Mi corazón ya se había estrellado contra el suelo.

            —…Claro.

Tomé los papeles, y sin siquiera volver a mirarlo a los ojos, giré sobre mí misma y salí de ahí por fin.

Al salir de la oficina, Frank aguardaba por mí, con una sonrisa que no pude corresponder.

—¡Rachel, hola!—se aproximó. Con cuidado, me apresuré a cerrar la puerta detrás de mí, en mi intento por evitar que él se diera cuenta de la situación—. Qué gusto verte de nuevo.

Froté uno de mis ojos con fuerza para disimular, y al mismo tiempo en que me empeñaba por controlar el tambaleo en mi voz, caí en la cuenta de que Phoebe no se encontraba cerca. 

—Frank, hola. Am…—titubeé con mi voz entrecortada. Aún era evidente el trance—. ¿Dónde está Phoebe?
—Oh, lo siento—se quejó—. Me pidió que te dijera que tuvo que irse. Espero no te moleste. Escucha, quizá Michael quiera llevarte a tu casa, o…
            —...No, no—le corté en cuanto pude—. Olvídalo, puedo irme sola. Descuida.
            —De acuerdo… y, ¿Rachel?
            —Sí.
            —¿Estás bien? Te noto algo… extraña.

Algo extraña, inmensamente triste. Deshecha, para variar.

Luché por dar un aire de indiferencia.

—No, no es nada…—le aseguré, y mis ojos se pasearon por el reloj que tendía encima—. Escucha, ya es algo tarde. Será mejor que me vaya si quiero encontrar pronto un taxi. 
—Ah, claro—me obsequió una sonrisa fraternal, y se lo agradecí eternamente.
           —Adiós, Frank…
—Adiós, Rachel—alzó su voz, al cabo de mis pies comenzando a andar—. ¡Espero verte pronto de nuevo!

Y me marché. Me fui con un nudo enorme en la garganta, sabiendo que yo jamás regresaría.

Salí, y, repentinamente, todo me pareció más gris que de costumbre. Phoebe no estaba ahí, Michael tampoco, y mucho menos Ross. Comencé a creer que estaba por convertirme en una experta en acabar con las relaciones personales.

Miré atrás y encontré la puerta del estudio cerrada. Imaginé a Michael metros más allá. En mi mente, seguía enojado, y era mi culpa. Luego, imaginé a Ross. Él también estaba enojado… y también era mi culpa.

Decidí entonces que debía arreglar las cosas. Pero primero, debía asimilar el hecho de que, para ello, no debía volver a ver a Michael. Y aquello era lo más doloroso. Sin embargo, debía hablar con Ross, debía arreglar las cosas con él. Sólo esperaba que no resultaran igual que con Michael. En aquel instante, en que comprendí que no tenía idea de cómo reparar los daños, sentí… frustración, dolor e impotencia. Maldita sea, estaba llorando.

((Aquí voy…)), pensé. Y lo peor, es que no sabía a dónde.

******

—Muy bien, Ross. Ya me estoy hartando de todo esto, ¿Sabes?—Emily se mesó los cabellos por enésima vez antes de dar otro sorbo a su cerveza. Y por enésima vez, apenas y la había escuchado. Molesta, me parecía diez veces más linda—. ¡Tienes que animarte! Escucha, si Rachel le estuvo dando más importancia a ese tipo Michael que a ti, que eras su novio, no veo por qué tú eres el que estaba suplicando que te perdonara…

"Ese tipo Michael..." Me repetí, y se me salió una carcajada que se estampó contra la barra de servicio del lugar. 

La impresión que se va a llevar cuando se entere.

—Lo que pasa, Emily, es que ella me pidió confianza, incontables veces. Y yo no se la he dado... Es más, me pregunto por qué no terminó conmigo antes.

Muy bien, aquello había sido el alcohol hablando.

Ella se bufó, harta.

—Dios, Ross… Escúchame… No es tu culpa, ¿De acuerdo? Si yo hubiera sido tu novia…—aguardó mirándome. Hubo un instante en que juré que sus mismas palabras le habían hecho enmudecer—. Hubiera entendido que es normal que te sintieras de esa forma, con celos, o como quieras llamarle; de otra manera, me hubiera preocupado, pensaría que no te intereso… Lo que tienes que hacer es sólo… dejarlo pasar, ¿No te das cuenta? 

La contemplé, como buscando esperanza en su mirada.

—Te estás lastimando solamente…—continuó, y con una sonrisa que apareció de pronto, provocó un leve tintineo al chocar su bebida contra la mía—. Te diré algo; olvidemos a Rachel por esta noche, ¿Quieres? Fíjate en una persona que de verdad le importes y… que te valore…

Y se acercó, peligrosamente, a adentrarme en la penumbra. Mis ojos estuvieron concentrados en la cercanía de su mirada, y mi piel al calor que su cuerpo irradió. Me obligué a reaccionar, como fuese.

—...Emily—titubeé, cayendo en la cuenta de que ella se había sonrojado—, no creo que…

Un bufido familiar sonó a mis espaldas, y tan pronto como me apuré a dar un buen trago a mi cerveza para disimular, me di cuenta de que Joey y Chandler ya se hacían la tarea de acercarse a nosotros.

            —¿Chicos? ¿Qué hacen aquí?

Una risa nerviosa se me escapó mientras me incorporaba sobre mi asiento. Y tan sólo Chandler nos lanzó una mirada sospechosa.

           —¿Tú qué diablos estás haciendo aquí?
—¡Sí!—Joey se le unió bufándose con desdén—. Creímos que estarías con Rachel ahora y… ¿Quién es ella?

Señaló a Emily, pasmado frente a mí. Chandler se limitó a torcer el gesto y a aguardar.

—Oh, sí… lo siento—simulé darme un pequeño golpe en la cabeza para romper el hielo—. Emily, ellos son Chandler y Joey… son amigos míos. Chicos, ella es Emily. Amiga de la infancia, solíamos ser vecinos hace unos años.
—De hecho, Ross...—ella repuso, al tiempo que ya estrechaba la mano de los dos—. fue hace más de diez años.

Sonreí, pasmado por la idea, y me refugié en las miradas perdidas de mis amigos.

           —¿No es genial que ella haya regresado después de tanto tiempo?
—Sí, sí que lo es, amigo—Chandler asintió amable—. Bueno, dinos qué demonios sucedió con lo del asunto con Rachel.
—Vamos, ni lo menciones ahora—espeté antes de ruborizarme. No era el momento, ni el lugar, ni mucho menos la compañía correcta.
            —Oh, Dios…—Emily soltó entre todos nosotros—. ¡Gracias!

Sonó más a desahogo que a agradecimiento. Joey lanzó una risa incrédula hacia ella.

            —Ah... ¿Conoces a Rachel?
—¿Que si la conozco?—le reprochó—. Pues no en persona, si es a lo que te refieres. Pero estas últimas horas he sabido más de ella que de mí misma, gracias a Ross. Y ese tipo, Michael, del que tanto me habló también debe estar feliz por haberse robado a Rachel, ¿no?

Negué para mí mismo con fastidio al darme cuenta de que me había tomado el último sorbo de mi cerveza.

 —Yo no lo llamaría robo...—admití—. Tal vez yo cedí a Rachel con mis estupideces.

Hubo un silencio incómodo luego de mi alegación. Pero no era como que me importara, o afectara en lo absoluto. Emily, la música del lugar, y la pesadez que produjo el alcohol en mí lo facilitaron ya de por sí.

 —Ah, Ross...—Chandler se me acercó—. ¿Me acompañas a traer algo de beber?
 —…Claro—asentí a la par, y le lancé una última sonrisa a Emily—. Ahora volvemos, chicos.
            —Claro—musitó, devolviéndome la sonrisa.

Con Chandler, me acerqué hacia el sitio en el que todas las personas del bar ordenaban sus bebidas. Por suerte no había una fila de espera larga, y mientras me ocupaba de no pensar en la sed, o en la seriedad de la mirada de Chandler plantada sobre mí, cogí una carta de una de las mesas por las que rodeamos nuestro recorrido. Miré vinos, botanas, y postres, aunque ya tuviera más que claro lo que yo iba a ordenar.

Ahora sólo a buscar una razón para evitar que Chandler me dijera lo que estaba seguro, moría por decirme.

—¿Puedes creer lo caro que están las bebidas aquí?—titubeé, aún recorriendo mi vista por el menú que sostenía en mis manos. Y era cierto, maldición.

Él me arrebató la carta de las manos, haciendo que le observase completamente aturdido.

—Ross, deja de decir tonterías y dime qué demonios pasó con Rachel… ¿Por qué estás con tu amiga, “Emily”?

Me molestó la forma en que usó comillas flotantes al mencionar su nombre, y pude tener todas las intenciones de reprenderle, pero por mucho, igual comprendía su desconcierto.

Chasqueé mi boca y me quejé, completamente derrotado.

—...Sí, he ido con Rachel al departamento—confesé, y como me resultó imposible, luché por no recordarlo—. Traté de arreglarlo, de volver con ella. Pero en cuanto llegué…
           —¿Ajá…?
—…En cuanto llegué, ella iba de salida… Iba al estudio a hablar con Michael…

Miró al vacío, como si no pudiera terminar de comprender. Lo logré.

—...Ella es increíble—seguí, excusándome—. Justo después que me pide un “descanso”, lo primero en lo que piensa es en ir a ver a Michael.
           —¿Y le preguntaste para qué iría con él?

La fila avanzó, y deseé no haber escuchado esa maldita pregunta salir de su boca.

           —¿¡Lo hiciste!?
           —…No. Pero, ¿no es obvio? Fue a decirle que ella quiere estar con él.
—Dios mío, conoces a Rachel desde hace años y parece que no sabes ni una maldita cosa sobre ella. ¿En verdad crees que ha ido con Michael a eso? ¿Que se olvidó de ti tan rápido?
—No lo creía hasta que Emily me explicó que…
—...Aguarda—me cortó.

Le contemplé frunciendo el ceño por su decisión de hacerme callar de pronto, aunque ni siquiera hiciera falta realizar la pregunta. Me tomó del hombro, y me hizo girar sobre mis talones sólo para hacerme mirar que Joey ya se encontraba aproximándose hacia nosotros junto con Emily dibujando una expresión de asombro inexplicable tomando posesión de su rostro entero.

Pero lo que me preocupó fue la mueca de disculpa que Joey nos lanzó.

—Es una broma, ¿Cierto?—ella bramó. Para cuando le quise contestar con otra pregunta, Chandler nos hizo olvidarnos de la fila en la que aguardábamos cuando el bulto que ocupamos dentro de ella se hizo más grande.
            —¿Qué es una broma…?—inferí, con Chandler a mi lado mirándola igual.

Se rió echando la cabeza hacia atrás.

—¿Michael Jackson? ¿De verdad?—azotó ambos brazos hacia el frente—. ¿La persona con la que Rachel ha estado saliendo es Michael Jackson?

La sangre se me heló.

—¿Ross no te lo dijo?—Chandler la observó extrañado a ella, y a mí, con no más que desprecio.

Me sentí como un niño que estaba siendo regañado por su padre. ¿De qué otra forma podía arruinar lo que quedaba de la noche?

           —...Creo que lo olvidé, Emily—siseé despistado, sin poder mirarla.
—¡Por favor! ¿Cómo puedes olvidar decirme una cosa así? ¡Es Michael Jackson!
—Sí, bueno...—Chandler intervino tranquilo—. También él es una persona normal así que…
—¡Imagina las posibilidades de enamorar a alguien como él!

Ella alzo su voz tanto como la música rodeándonos se lo permitió. Y fue suficiente. Me hizo falta alcohol, me hizo falta Rachel, me hizo falta no sentirme como una mierda y ser capaz de olvidarme de todo por una maldita vez en mi vida.

Se suponía que Emily sería eso para mí. Una razón para no lastimarme, disfrutar. Y la estaba perdiendo.

            —…L-lo siento, Ross… No he querido…
            —...No, no—le tranquilicé—, no importa ya.

Chandler soltó un enorme suspiro y aplaudió de una.

—...Bien. Por lo visto, la incomodidad se siente al máximo en este aire, así que… iré a andar por allá.
—¡Espera!—escuché a Joey también, cada vez más lejos antes de poder reaccionar—. ¡No me dejes...!

Una mano delicada se paseó por la superficie plana de mi espalda. El roce, fue sútil, suave, pero necesario.

—Me sobrepasé con ese comentario…—ella musitó, ansiosa y con su voz temblando, alcé la vista y me encontré con los ojos más tiernos que ella me pudo dar—. Y mira lo triste que estás ahora… Vamos, ven a bailar…
—...No, no—le detuve, al percatarme de que ya halaba de mí—. Estoy bien así, gracias.
           —¡Vamos! No tienes que sonreír, sólo bailar.
           —No, Emily… no me siento con ganas de bailar, sólo quiero tomar algo.
           —...Muy bien.

Se mordió el labio de forma fugaz y me tomó de la mano sin pedirme permiso alguno para dirigirnos de vuelta a la barra de servicio. Se aseguró de que había tomado asiento, y ella tomó el suyo a un lado de mí, mientras alzaba su mano para llamar la atención del camarero más cercano.

           —Mesero—espetó, segura—. Dos cervezas más, por favor.

Sonreí, con lo a gusto que me sentía de sólo percibir que todo transcurría en cámara lenta.

Pero no sólo fueron dos cervezas. Fueron más, todo fue más. Tanto, que aunque de un momento a otro, me diera la sensación de que las cosas giraban a mi alrededor, mis brazos se inmovilizaban y mis rodillas temblaban, todo pasó de significarse una simple salida a algo que no quería que terminara nunca. Emily de pronto hacía de mi atmósfera un ambiente seguro de nuevo. Sin miedos, sin inseguridades, sin temor de llegar a arrepentirme de algo. Me hacía reír, incluso con lágrimas; me hizo hablar sin siquiera provocar que los nombres Rachel o Michael salieran de mis labios, me hizo sentir que todo estaría bien de nuevo, que las cosas por fin caían en su lugar. Y mientras ambos escuchábamos la mejor lista musical que ambos pudimos presenciar, “With or Without You” de U2 sonó, y mi cuerpo amenazó con comenzar a vibrar.

—…Me gusta esta canción—murmuré, con mis yemas heladas de la fuerza con la que sostenía mi cerveza.

De un brinco, ella saltó de su asiento.

Ey, prácticamente ya estás bailando—me sonrió, a estas alturas sus labios extendiéndose de esa manera, me provocaban a buscar todavía más—. ¿Por qué no lo haces en la pista?
            —Oh... no, no—me erguí, evitando que me hiciera ponerme de pie.
            —¿Qué?—desistió—. ¿Estás casado o algo?

Escuchando zumbidos dentro de mí, no pude sino reír. La idea fue peligrosa.

            —...Porque no habría problema, ¿Sabes?


En ese preciso momento el volumen de la melodía aumentó su intensidad, y yo sacudí de mi ser todo aquello que no me permitía ponerme a bailar. Era una noche hermosa, un momento perfecto con la mejor compañía que podría tener. Y sí, quería bailar con ella.

Sus manos rodeando mi cuello, las mías su cintura, sus labios peligrosamente cerca de mí.

Seguí sintiéndome incompleto.

            —¿Aún no sonríes?

Suspiré al cabo de sentir la forma en que sus brazos se aferraban incluso más a mí, sintiendo esa terrible familiaridad que provocó. Una sonrisa seductora se le escapó y esa arruga que se le hacía en la comisura de sus ojos cansados. Era bellísima en verdad, y me incitaba más a cada segundo el cómo ella estaba al tanto de eso.

Mirar sus labios fue lo que me destruyó.

            —Y-yo...

Y me besó. Rozó sus angostos labios con los míos, ansiosa por más.

En el mismo instante me aparté, preso de un reflejo ensordecedor. Y mientras ella me contemplaba expectante, la sombría mirada de Rachel se dibujó en mis pensamientos. Dura, molesta y con los ojos humedecidos, como la última de sus expresiones que pude recordar, con su voz azotándose contra mí, reclamándome algo que yo no había hecho mal, sino que sólo accioné como prueba de mi amor hacia ella. Y tan sólo me había dejado ahí, a rienda suelta, y dejándome en claro que iría con Michael tan pronto como le fuera posible.

Entonces comprendí lo bien que el beso de Emily se sintió. Y sin aguardar, volví a perderme en sus labios humedecidos.

Todo ocurrió tan rápido, tan fugaz. Las luces del lugar ahora fueron los infinitos faros de la ciudad, el frío se acentuó, su mano ahora tomaba la mía, la música de pronto se convirtió en el sonido del tráfico que se prolongaba de camino a mi apartamento y las ganas de seguir ahogándome en su roce se transformó en el deseo inevitable de llegar sólo desnudarle, que suene uno de mis cd’s mientras mis labios se estampan en su cuello, mis manos en sus caderas y mi sexo en su posterior anatomía. Que mi boca le regale besos, y pequeñas mordidas, que mis manos le regalen un recorrido por toda su piel, para que así mi cuerpo entero le regale el placer del que sé que ella desea deshacerse.

Todo sin dejar de pensar que, si Rachel ha podido olvidarme, ¿Por qué yo no?

*****

            —No puedo creer lo que has decidido.

La voz de Frank me sonó más molesta que antes. Y para nada, pues no había hecho diferencia alguna. Fiel a mi promesa, no hablaría de ello. No la mencionaría a ella, no la pensaría, ni diría nada que pudiera incitarme a admitir que había arruinado todo de nuevo.

Continué empacando, y luché por ignorar cómo refunfuñaba a mis espaldas.

—Regresar. Volver a California es una cosa. Pero, ¿Cancelar la canción que estabas trabajando?—le oí más de cerca. Para ese momento ya se me hacía una tarea insoportable continuar ignorándole sólo así—. Michael, ¿Cuándo pensarás abrir la boca y decirme lo que pasó?

Suspiré, y arrojé las prendas de ropa que había doblado hacia el colchón.

—Ya te lo dije, Frank—sentencié—. Nada pasó, y nada va a pasar. ¿Bien? Sólo… deja de hablar de eso, deja de hablar de Rachel.
            —...Sé que se trata de ella. Phoebe me dijo que ella terminó con Ross.
 —¿Phoebe te lo dijo?—me giré para verle con el asombro apoderándose de mí.

Mi piel ardía de sólo recordarlo, y un insoportable retortijón en el estómago apareció.

            —Algo no ha salido como lo esperabas… ¿No?
            —Es... complicado. ¿De acuerdo?

Era insoportable.

—Michael, esa canción la hiciste pensando en ella—se excusó, aproximándose a cerrar la valija que me ocupaba de llenar. No me dejó alternativa que no fuera mirarle, sentirme derrotado y caer en la cuenta de cómo lo había arruinado todo—. Y la has cambiado por completo. Sólo nos quedaríamos en Nueva York durante tres días máximo y ya tenemos una semana, sólo por Rachel. Ayer hablaste con ella y ahora, por algo que no me quieres decir, ¿Pretendes volver a Los Angeles en cuanto antes?
            —Te equivocas—sentencié.
            —Muy bien—dijo, cruzándose de brazos—. Pruébamelo.

Me pregunté en ese instante cómo es que me iba a salir siquiera la voz. Cómo iba a comenzar a explicarme sin quedarme sin aliento de nuevo.

—Me comporté como un idiota con ella, Frank… La he alejado de mí completamente.
           —¿La insultaste?
—¿Qué? ¡No!—negué ansioso, aterrorizado de sólo imaginarlo—. Nunca haría eso...
           —Entonces, ¿Qué? ¿Qué fue?

Resoplé y dejé caer mi peso entero contra el pie del colchón. Me sentí vencido por mis propias estupideces.

—Ella tan sólo quería hablar de algo importante—titubeé con una voz casi imperceptible. En un vistazo, me di a la tarea de asegurarme de que toda su atención estaba puesta sobre mí—. Así que la he llevado a una de las oficinas… Le hablé de las audiciones que tenía para Joey y ella sin más me dijo que había terminado con Ross, Frank. Y... Dios, me sentí tan culpable en ese momento.
            —¿Ella te dijo que fue por ti?
—…No. Quiero decir, no al principio… Hablamos de eso durante unos minutos más y no sé de dónde saqué el valor de decirle... lo que siento por ella.
            —Dios… Ella no se siente del mismo modo que tú, ¿Eso fue?
            —No.

Su rostro palideció de un momento a otro. Quise pensar que, en el momento en el que ella me lo dijo, cuando escuché las palabras brotar de sus mismos labios de aquella manera, no he puesto la misma expresión. Sino una que delatara que en ese mismo instante, me estaba sintiendo en el paraíso.

Porque con ella así fue. Me iluminó, las cosas de pronto se volvieron tan claras como el color de sus ojos y antes de poder saborear la victoria, volví a destruirme. Aunque aún, su hermosa confesión no deje de parecerme un sueño solamente.

            —Ella... siente lo mismo por mí.

Unas inmensas carcajadas inundaron el lugar. A Frank se le desorbitaban los ojos, me tomó por los hombros y me sacudió como si el que aún no daba crédito a lo sucedido era simplemente yo.

            —¿¡Entonces qué demonios te molesta!?

Me obligué a reprimir de nuevo el júbilo, y afrontar la realidad.

—Ella ha dicho que a pesar de eso, quiere solucionar todo con Ross—susurré. Me dolió incluso más confesarlo frente a él, y qué mejor forma de comprobar que me estaba lastimando al mencionarlo que llevar ambas manos a cubrir mi rostro entero—. Y pensé que estaba bien, después de todo eso era lo que quería. Pero, ella me dijo que eso implicaba no poder verme de nuevo… Supongo que eso ha sido lo que me molestó, no lo sé… Entonces comencé a hablarle de una manera horrible, Frank. No tienes una idea, he sido... un completo payaso. No puedes imaginar la inmadurez con la que tomé lo que me dijo.
           —¿¡Qué demonios le dijiste!?
—Estaba a punto de irse, y la detuve diciéndole que no olvidara llevarse las solicitudes para Joey. Ella me agradeció amablemente y me dijo que yo no tenía por qué hacer todo lo que hice por ella… Y yo le dije que no estaba haciendo nada por ella, sólo ayudaba a Joey. Entonces, sin decir nada, las tomó y salió de ahí…

No me percaté o no quise darme cuenta de que Frank se había girado y se había alejado de mí para cuando había terminado de hablar. Comenzó a andar a zancos bruscos por la estancia de la habitación sin dejar de frotar el puente de su nariz, y de pronto, como si hubiese recordado algo o como si lo hubiese comprendido, volvió a mirarme, pero en su lugar intentó alejarse todavía más.

—¿Podrías disculparme unas horas?—inquirió, dejándome boquiabierto. No supe si molestarme, o alegrarme de que hubiese cortado nuestro tema de conversación así—. Olvidé archivar unas cosas en el estudio, volveré lo más rápido que pueda, ¿Bien?

Pero esos titubeos. La forma en que su semblante cambió, era todo cuanto provocaba sentirme alarmado de pronto.

Igual, decidí no darle tantas vueltas al asunto. Igual, decidí asegurarme;

—...Te lo advierto, Frank—bramé, señalándolo. Me desconcertó el cómo se disculpó con su mirada—. Si estás haciendo algo para tratar de convencerme de no irme de aquí, no funcionará.
            —Michael, no haré nada de eso… Ahora, tengo que salir de aquí.

*****

No, no, no. Mierda, mierda, mierda.

Rogué que otro analgésico contra el dolor de cabeza hiciera la diferencia, y volví a reproducir el mismo mensaje registrado en mi contestadora. No podía ser verdad.

...Hola, soy yo—la voz de Rachel sonó tranquila a través de mi altavoz—. He estado toda la noche intentando hablar contigo. Me siento horrible. Por favor, Ross, tienes que saber que no hay nada entre Michael y yo. He ido con él ayer pero por otras razones… Todo este asunto del ‘descanso’ es una tontería…
—Oh... n-no, Rachel...—gemí, descendiendo el volumen de su voz. A sabiendas de que Emily, aún dentro de mi habitación, podía escucharlo.

Me doy lástima, me doy asco. Me doy pena, maldita sea.

—...Siento haberte hecho pasar por todo eso. Y no quiero hacer las paces por medio de una máquina.
            —Por Dios…
            —...Te quiero.
            —Yo también—asentí para mí, sintiéndome un imbécil de lo peor.

La grabación continuó.

Y, ¿Sabes qué? Ahora debo dormir pero, mañana pasaré por tu casa antes de ir a trabajar, alrededor de las ocho y treinta.

¿¡Qué!? ¿¡Pero qué diablos!? ¡No le había escuchado hasta ahí!

            —...Bien, adiós.

Mientras Rachel se despedía de mí en ese mensaje con una voz embelesadora y perfecta, yo me lanzaba hacia el estante para tomar el viejo reloj entre mis manos, y sólo para darme cuenta de lo perdido que estaba en aquél punto sin retorno, de que Emily aún seguía ahí, Rachel estaba a punto de aparecer, y yo, a punto de quedarme sin nada. Si es que algo merecía.

Pero no quise perder la oportunidad.

—Ah, ¡Emily!—me aproximé a la estancia para que Emily pudiese escucharme con claridad. Aún sostenía el reloj entre mis manos—. ¿¡Cómo vas con eso!?
—Bien, bien…—se mostró campante al salir. Fresca, recién duchada y con una sonrisa deslumbrante haciendo frente hacia mí. Me desgarró en el alma no tener el tiempo de contemplarle a fondo—. Ross, la noche ha sido...
—...Sí, Emily—le corté. El tiempo ya hacía estragos sobre mí, y la resaca no ayudaba—. Escúchame, yo también la pasé genial, de verdad… Pero, tengo algo de prisa, así que…
            —¿A qué viene tanta prisa?
            —¿Recuerdas a Rachel?

Vaya, pero qué pregunta tan más idiota.

           —…¿Es una broma?—me fulminó con la mirada.
—…Lo siento, bueno, el caso es que ella me mandó un mensaje y quiere regresar conmigo.
           —Le dijiste que no, supongo.
           —Aún no le digo nada, pero lo haré, le diré que sí, Emily.

Alzó ambas cejas en tono de desaprobación. Ojalá me hubiese dado una bofetada también, que bien la merecía con creces.

Se encogió de hombros y al ponerse su abrigo, evitó mirarme como si nada tuviese la importancia que yo le dí.

 —Ah, por cierto—añadió, señalándome. En ese momento yo ya me tomaba tomando el picaporte de la puerta para abrirla por fin—. Espero ir a visitarte a ti y a Monica mañana o un día cercano.
            —Sí, sí… sería genial.

Halé de la manija y sentí un peso inmenso desvanecerse al saber que ella estaba a punto de marcharse. Todo saldría bien, y no había razón alguna por volverlo a arruinar.

Abrí la puerta, y jamás pensé que al hacerlo, Rachel ya estaría de pie frente a mí, o que podría camuflajear a Emily detrás de mi puerta.

            —Rachel...

18 comentarios:

  1. :DDDDDD

    (Histeria)

    Katia!! Pero qué quieres que te diga!? Esto es p-e-r-f-e-c-t-o, con todas sus letras! (Sí, de verdad)

    Esto va a ser increíble... I can feel it! :) Ha aparecido Emily! Ya comienzo a odiarla.

    Querida Katia, he de decirle que es un placer trabajar con usted :) ¿Cuando iba a imaginar que tenías semejante talento oculto? ¡Dios! Acabas de hacer pedazos mis expectativas!

    Amo esto! :DD

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  2. Hola Katia!

    Es realmente fascinante esta historia, me dejas sin palabras, me fascina el talento que hay detrás de cada uno de los capítulos, y a pesar de hace tiempo no había novedades de la novela valio la pena la espera.

    También me gustó mucho las modificaciones que le hiciste al blog, quedó genial, y la manera para poder comentar me gustó mucho, es más práctico.

    Todo el éxito para continuar con esta nove.

    Besos!!!

    Espero que salga el comentario jeje

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  3. Me encanta tu nove!!! ^^ ... No puedo esperar hasta el próximo capi!!!
    Muero de risa con los chistes y adoro a Phoebe jajaja me mata de risa!
    Quiero q la sigas ahora y menos mal que regresaste
    con el blog renovado! Quedo precioso! ^^
    Te mando muchos besos y que Dios te siga dando tanta inspiracion! =D

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  4. Estuvo G E N I A L ! ♥ Lo amée *-*

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  5. DD: Lo digo de nuevo....NO PUEDO CREER QUE VAYAN A TERMINAR!! Es que son Rachel y Ross!!!

    ¬¬ Ese John! Es un pesado que se cree ¬¬ Solo falta que el tambien quiera andar de metido en la relacion pfff

    Y luego llega Emily ._. esa tambien es una pesada...
    Cuando subas me avisas si? :3 De verdad no me esperaba tanto en este capitulo fue GENIAL!

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  6. ¡Me encantó el capítulo! Sí, es algo triste que Ross y Rachel se vayan a separar por enésima ocasión. Es decir, son Ross y Rachel, Rachel y Ross, R y R; pero de todos modos, es perfectamente entendible. Además de darle ese sabor de intriga a la novela, uno termina hartándose de tantos celos.

    Pheebs es mi ídola. Me mató eso de "Joey y yo ;)" Desde que comencé a ver la serie, el JoeyxPhoebe se convirtió en una de mis parejas preferidas a parte del MónicaxChandler. Si terminan juntos, juro que te amaré por siempre (?). Nah, broma, créeme que no soy tan psicópata xD.

    Escribes genial. Tienes, no lo sé, algo que me gusta muchísimo. Algo que hace agradable la lectura.

    Que estés muy bien.

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  7. Joey: ¡No metas a Michael en esto! Es un gran hombre... quizá mi próximo mejor amigo :3

    Jajaja AMOO A JOEY DDDD: <3

    Phoebe: ¡Demonios Ross! ¿¡Es día de interrogar a Phoebe!? –Sale de ahí.

    jajajaj que buena forma de evadir ahhh :B

    ayy sii la "raquel" jajajaj :B

    AHHHHHHHHHH como reaccionará Michael!! por que lo dejastee hasta ahí DDD:

    me imagino así de:

    Michael: ¿En serio? Bueno, bésame :B

    es broma, es broma!! :BB jajajajajaj aunque sería genial :33 (? jajajajaj

    ayyy esa Emilyyy D: creo que llegó con alguna intención o no sé por qué lo preseiento e___e
    y Ross de chismoso DDD: para qué le dijo eso! ahora se va a aprovechar la Emily para coquetearselo é__é
    nononon pasó de todo en este cap!! D: ya quiero ver el sig!!

    la quieroo muchoooteee :BBbrazo2 cuidesee <3

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  8. Bueno... algo demorada D: pero llegue a comentar!!
    Mmm... por donde empezar... el cap estuvo GENIAL *_*
    Nena tienes un don para esto de escribir! lo juro!
    Amo a Phoebe!! haha es tan divertida! y Michael... uff sin palabras!
    Muero por saber que pasara en el proximo cap!!
    Emily ... Grrr, lejos chica! no me agradas!
    hahaha
    Me agrada que sigas con tu nove! eres muy buena escribiendo!
    Y espero con muchas ansias lo que sigue!!
    AHHHHHH! RACHEL Y MICHAEL!! <3<<3<3<3<3<3por mil! haha
    Ok mejor me calmo ._. Devuelta al mundo real :)
    xoxo
    Gaby.Colombia! ;*

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  9. Tienes que seguirla T_______T
    me encanta *-*

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  10. Rachel terminó con Ross!!! D: que pasará ahora entre Mike y ella? D: Emily es la mala?! OMG... por ahora no parece mala pero con el tiempo y su manera de actuar ya se sabrá ¬¬ Y el John todo el rato de pesado, no lo soporto D: lo lanzaría por la ventana :@ jajaja xD
    Siento haber comentado tarde u.u es que he tenido unos problemas con las notas y... mis padres me arrestaron :( pero ya estoy aquí!!! jajajaja xD espero ansiosa el próximo cap :D

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  11. Aaaaahhh! Ame este capitulo, ¡ERES GENIAL! amo tu novela, esperare con ansias el siguiente capitulo...Aaaw ojala Rachel o Michael digan lo que sienten o si no Morire D: pero, tendre que esperar :B
    Espero que no tardes, y aun si lo haces...te estare esperando ;)
    Besos.

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  12. ¡Ya lo acabe de leer! e.é
    Emily! D: cara de buena, pero alma de mala e__e xDD jajaj eso que xD
    ESPERO QUE LA SIGAS PROOONTOOO! :DD

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  13. Hola!

    Hahaha me encanto el cap, me haces reir muchisimo. Este que mal que Rachel y Ross se vallan a separar pero bue... no se porque pero amo a Joey cuando dijo que Michael podria ser su mejor amigo hahaha

    Bye
    Cuidate

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  14. uuuh termino con Ross, ahora q diras Mike... ah? *-*
    quiero conti!! D:

    q me parecio la mala?
    q me caera muy mal ¬¬ (?) meh, tiene cara de odiosa ;D
    Ese John me aturde -.- solo molesta xD

    siento no haber comentado antes .__.
    pero estube muy ocupada... ahora q estoy de vacaciones me pasare seguido x aqui ;D
    Saludos!

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  15. ya subí cap en HH por si quiere leerlo :B

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  16. Holaa!! :D Mi nombre es Génesis y soy 10.00000000000000000000000% Jacksonera *---* y me encantan las novelas escritas en inspiracion para Mike! Sobre todo esta :3 esta genial!!! Te felicito es muchoo mejor que la serie original! Gracias por escribirla :D Me encanta es super genial! Tengo muchaaaas ansias de leer el proximo capitulo *w* Bye y feliz año xd ♥ :3

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  17. Realmente una obra maestra,adoro a Phoebe,a Chandler y a Joey porque me hacen reir muchisimo,a veces me rio de la nada leyendo y todos me miran como si estuviera loca,en fin,es genial.Sigue asi.

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    Respuestas
    1. ¡Gracias cariño! ¿Sabes una cosa? Me fascinaría ponerme en contacto contigo. ¿Te apetecería charlar? Moriría por conocerte mejor. Puedes enviarme una solicitud de amistad en el facebook, encontrarás mi perfil en la parte superior del blog. ¿Qué me dices?
      :)

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