Punto de vista múltiple
—Estará bien… todo va a estar bien.
Me
susurré a mí mismo, tratando inútilmente de alentarme a tocar de una bendita
vez por todas esa puerta.
Me
encontraba sólo a unos diez centímetros al pie del departamento donde se estaba
hospedando ella. Emily, pensé, ¿Cómo se había atrevido ella a aparecer y
cambiar mi vida entera y cada una de mis prioridades sin haber ocupado ni el
más mínimo esfuerzo? Es decir, hacía más de diez años que no sabía nada sobre
ella, lo único que había sabido es que ella ya tenía su vida hecha en Londres,
y cuando la vi hace unos días me pareció que no nos habíamos separado ni por un
segundo, que nunca había dejado de ser mi amiga, que había crecido conmigo.
Y
sin embargo, no dejaba de parecerme especial el verla, aunque fuera sólo por
unos minutos. En una calle de Nueva York, en un sucio bar, en mi departamento,
en mí mismo… Tenía que hablar con ella, tenía que encontrar el coraje para
hacerlo, no podría estar más seguro de ello. No podía dejar que ella conservara
la idea de que para mí no interesó en lo mínimo esa unión que vivimos. Ella
tenía que saberlo, bajo cualquier circunstancia.
Pero,
y si no podría estar más decidido a llamar a esa puerta ahora frente a mí, ¿Por
qué aún sentía que estaba engañando a Rachel de nuevo?
Mi
brazo me pesó mil y una toneladas más.
Necesitaba
meditarlo, sólo por un segundo más. Comencé a pensar en Rachel, en cómo esto
afectaría más las cosas, en nuestra discusión. ¿Debería esperar un poco más
para hacer esto? No, de ninguna manera. Rachel y yo acabábamos de terminar,
pero, Emily volverá cualquier día cercano a Londres. Por supuesto que no podría
esperar más. Lo que sea que traiga lo que estoy a punto de decirle a Emily,
tendrá el mismo efecto si lo hago ahora o si lo hago diez años después. No
podía esperar más.
Lentamente,
cerré los puños, y alcé mi brazo derecho hacia esa puerta, estaba dispuesto a
llamar a esa puerta de una vez por todas.
Pero,
en el momento exacto en el que mis nudillos se encontraban a dos centímetros de
la madera, escuché un ruido, era cercano, era la perilla frente a mí que estaba
girando… La puerta se abrió frente a mí de un segundo a otro. Mis ojos no
podrían estar más abiertos.
—Emily…—susurré. Ella llevó una mano
a sus labios.
—Dios mío, Ross…—titubeó—. ¿Qué
estás…?
—Tengo que… tengo que hablarte.
—Ross, no tenemos que…
—Por favor, no tomará mucho tiempo—observé
cómo comenzaba a ponerse nerviosa—. Es… es acerca de lo que pasó entre
nosotros.
—Ross,
eso… eso no significó nada. Fue… sólo un error.
Titubeaba
a cada palabra que se asomaba por sus pequeños labios. Comencé a pensar que los
sonidos que yo escuchaba provenientes de ella no tenían la intención que ella
tramaba aplicarles. Algo ocurría.
—Pero…—mascullé. ¿Cómo podría seguir con esto?—. No puede ser. Yo creí que… creí
que lo que pasó entre nosotros había sido… especial. Pensé que te sentirías de
la misma forma, ¡Emily, tú misma lo dijiste!
—¡He
mentido, Ross!...—zanjó. Se me entrecortó el aliento—. No sería la primera vez,
¿o sí? No fue nada, ¿de acuerdo? Sólo… entiéndelo.
—Es
que… no puedo creerlo. Todo eso no pudo haber sido sólo… un error. ¿Sabes? Vine
hasta aquí creyendo que toda aquella plática era real, que tú realmente podías
sentir… algo. Creí que para tí no había sido sólo… sexo. Pero lo cierto es, que
ahora no sé qué pensar. Sólo sé que para mí no fue sólo un error, no fue algo…
vacío. Para mí sí fue especial…
—Yo…
lo siento muchísimo, Ross—apoyó su cuerpo contra el umbral de su puerta.
Inmediatamente comprendí que no tendría la intención de dejarme pasar—. Pero lo
que sucede es… que yo no quiero entrometerme en tu relación con Rachel. ¿Sabes?
No es que no haya significado nada para mí lo que pasó, pero las cosas entre tú
y Rachel son… complicadas. Y no quiero suponer un problema para ustedes… no.
Me
bufé, completamente agotado.
—Aunque
lo intentaras, ya no podrías serlo, Emily...—musité—. Rachel y yo hemos
terminado… definitivamente.
Sus
ojos centellaron de forma vívida, contrario al suspiro agotador.
—Oh,
eso… guau—balbuceó, mirando al vacío por un momento. Luego, se giró de nuevo
hacia mí—. Aun así, Ross, ustedes acaban de terminar… Yo no quiero llegar a
complicar aún más las cosas entre ustedes, no quiero causarles problemas a
Rachel y a ti, o incluso a Monica, ella es mi amiga, siempre ha sido como una
hermana para mí.
—Emily,
he hablado con Monica antes de venir a verte—le aseguré. Aparentó tener un aire
más relajado luego de eso—. Fue difícil, lo admito, pero ella me apoya con todo
esto.
—Yo…
no lo sé—se cruzó de brazos—. Esto es… es complicado, Ross.
—Yo
sé que todo esto es complicado y que probablemente sea demasiado pronto, pero… De
verdad quisiera que nos diésemos una oportunidad, Emily. Quisiera que
empezáramos a salir. Bueno… sólo si tú quieres.
Aún
me encontraba perplejo por el atrevimiento que recientemente había florecido en
mí, al haber pronunciado esas palabras a Emily. Me sentí un completo idiota,
ahí, parado frente a ella, sin recibir ninguna señal de vida ante una posible
respuesta de ella. Comencé a derrumbarme.
Bajé
la vista un segundo, y cuando me decidí en subirla de nuevo, y dirigirla a
Emily, aún sin decir nada, ella se acercó a mí. Con un único propósito. En un
leve, pero estratégico movimiento, ella había tomado, con una suavidad extrema,
el cuello de mi camisa… Un rose, ella me había besado.
—Supondré que eso significa “sí” —susurré, aún dentro de ese trance.
—Promete que iremos despacio.
—…Te lo prometo.
Ella
anudó sus brazos en torno a mi cuello. Sonrió tímida entonces.
—…Y necesitaré hablar con Rachel
sobre esto.
*****
Al
final, me digné en tomar mis gafas de sol, mi chaqueta, y a salir de ahí.
Me
parecía aún más vital ahora tomarme un descanso, un respiro, o una pequeña
pausa, antes de afrontar con mayor claridad las decisiones que me había visto
comprometido a tomar hace sólo algunas horas, un pequeño momento después de que
Frank me hubiera planteado la idea esta mañana.
En
las cinco horas y media que habían transcurrido desde que hablé con él y con
Karen sobre el tema, sólo había estado utilizando mi propia habitación como una
clase de espacio en el que pudiera meditar por mí mismo esas decisiones. No
estaba haciendo más que tratar de hacer un poco más llevaderas los grandes
cambios que éstas conllevarían.
Y
si realmente quería que todo saliera exactamente como lo tenía pensado, debía
tener un plan bien organizado… Si ahora podía declararme un completo tonto por
arriesgarme de esta manera, por lo menos, todo tendría que salir a la
perfección.
Caminé
hacia la puerta de mi habitación al fin, tomé la perilla, y la giré. Pero, en
el momento en que puse un pie fuera, alguien hiso ademán de detenerme, era
Frank.
Él
literalmente me detuvo bajo el umbral de la puerta de mi cuarto.
—¿Vas a salir?—musitó. Tenía una
mirada desafiante.
Abrí
la boca, pero de ella no salía sonido alguno. De hecho, creo que tardé por lo
menos seis segundos en siquiera poder pronunciar una palabra.
Balbuceé
un poco antes de poder formular una respuesta, al mismo tiempo que le rogaba a
Dios por que esta conversación no durara más de cinco minutos…
—Ah,
hola, Frank—hablé por fin—. Sí, de hecho… pensaba caminar unos momentos por el
jardín, necesitaba de…
—Tenemos que hablar, Michael—me
cortó.
—¿Tenemos…?
—Por favor...—suspiró con cierto
deje de desconcierto por mi mirada confundida—. Prometiste que pensarías lo que
platicábamos esta mañana.
—Frank,
han pasado apenas unas cuantas horas desde que hablábamos de eso… ¿No puede
esperar un poco más?
—No,
Michael, no puede esperar más. ¿Sabes qué está ocurriendo? No he dejado de
recibir llamadas de Stevie dándome más ideas sobre cómo alentarte a publicar el
sencillo. ¿Sabes que Quincy me ha llamado al menos tres veces?, y la disquera
me está dando un límite de tiempo para saber si habrá algún cambio de tu parte,
o… simplemente, declararlo un “Proyecto muerto”.
Le
miré, esperando a que aquello fuera una estúpida broma. No podía ser.
—¿Qué?—mascullé frunciendo los
labios—. Ellos no pueden hacer eso, Frank.
—Pues, según me han dicho, el
contrato que firmamos lo establece así.
Fabuloso,
simplemente fabuloso. Justo lo que necesitaba ahora; más presiones.
Ahora
no sólo tenía a Frank detrás de mí, sino que ahora, la disquera completa quería
una decisión definitiva justo ahora. ¿En qué momento las disqueras comenzaron a
tener el poder sobre el artista? No es la disquera la que vende la obra, es el
artista, el creador.
Simplemente
me parecía ridículo semejante amenaza de su parte. De no dar una respuesta
afirmativa, ¿Desecharían la canción así como así? He lidiado con cosas como
estas antes. Es imposible que hagan algo así… Pero Frank parecía no entenderlo
aún. Sé que las intenciones de Frank son sinceras, y verlo más preocupado que
yo mismo sobre este asunto, simplemente estaba asesinándome.
Sé
que su principal preocupación no es en torno a las cláusulas establecidas de
ese contrato. Sino que tenían una dirección a algo más personal; Él sabe que
Rachel estaba al tanto de la existencia de este sencillo, y pensaría que el no
publicarlo sería una grosería para ella, para Stevie, para todos.
Muy
bien, supongo que por fin era la hora de abrir la boca.
—Michael,
sé que para este momento no puedes darme una decisión definitiva—él murmuró con
la mirada baja—. Pero… por lo menos, deberías tener alguna idea, opinión,
pensamientos… ¡Lo que sea!
—No tengo nada que pensar, Frank.
Como
pude, aparté el brazo de Frank recargado sobre el umbral de la puerta, y me
dirigí hacia la sala de estar, dejando por seguro que Frank tendría una mueca
incomprensible en su rostro.
Cuando
por fin llegué, tomé asiento en uno de los sillones, y observé a un Frank
enfurecido aproximándose con velocidad hacia mí, con los puños cerrados, labios
fruncidos, y los ojos imposiblemente más abiertos. Dejé que se acercara a mí.
—¿Qué
demonios quieres decir con que no tienes nada que pensar, Michael?—espetó
apretando los puños—. ¿Es que no le tomas importancia a todo esto?
—Por supuesto que le tomo
importancia, Frank.
—No
das razones para aparentarlo así. ¿Por qué no te has molestado en pensar en
hacer algo al respecto?
Me
burlé para mí. Realmente él no tenía ni idea.
—Créeme, no sólo he pensado en eso…
—Entonces,
¿Por qué dijiste que ya no hay nada que pensar, Michael? ¿Es que ya decidiste
por un No definitivo?
—Frank, yo…
—...Escúchame—me
cortó, aproximándose todavía más—. Antes de que dejáramos Nueva York, hablé con
los chicos… Fui a despedirme de ellos, y a agradecerles por todo. En fin,
cuando ya estaba dejando el departamento, Phoebe se me acercó y me pidió sólo
una cosa, Michael.
—¿Qué te pidió?—le miré.
—Ella
dijo que hiciera lo necesario para convencerte de que decidieras publicar la
canción. Recuerda que ella acompañaba a Rachel el día que hablaron en el
estudio. Por eso me lo pidió.
Sonreí
turbado. Pensar en ellos, el mero hecho de recordarlos es como si de pronto
todos los problemas se volvieran muchísimo más ligeros.
—Frank, lo que trato de…
—...Y,
¿Recuerdas que en el aeropuerto te dije que antes de arreglar ese acuerdo con
Monica me había informado primero?
—Sí…—asentí, evocando lo que me
decía.
—Pues,
en el departamento de Monica, cuando hablé con ellos, les dije que necesitaba
saber el motivo por el que Rachel se enamoró de Ross, Michael.
—¿Por qué querías saber el motivo
por el que Rachel se enamoró de Ross?
—¡Porque
necesitaba hacerlo! ¿No lo entiendes? Necesitaba conocerlo para asegurarme de
que la relación entre ellos dos realmente podía tener otra oportunidad. Y de
ser así, de ninguna manera pondría más cartas en el asunto, Michael… Pero,
cuando al fin me enteré de que no existió un motivo como tal, me di cuenta de
que tenía que hacer algo, Michael. Fue por eso que arreglé eso con Monica.
¿Comprendes?... Escúchame, creo que… creo que yo ya he hecho suficiente aquí…
Es tu turno ahora, Michael.
Silencio.
Puro y agobiante, en el que sus palabras continuaron retumbando en mi mente.
Suspiré.
—¿Cuándo se cumple el límite que te
da la disquera? —inquirí. Él no parecía entender el por qué de la pregunta.
—Hasta el seis de mayo.
—…La
canción será publicada el cinco de mayo, por la noche—musité, sin dejar que el
desenfreno me consuma por completo—. Ya lo tenía decidido, pero aún no estaba
completamente seguro de esto… Acabas de hacer que lo estuviera.
Muy
bien, al fin se lo dije. Mientras lo pronunciaba, tenía la mirada baja, perdida
entre los detalles de bordado sobre la alfombra. Y al terminar de hablar, sólo
alcé mi vista hacia él, esperando por la reacción de su cara.
Creo
que sonreí, y le di una mirada cómplice, pues estaba más que seguro –por la
divertida mueca que encontré en su rostro- de que él conocía perfectamente las
razones que yo tenía para que la canción fuera publicada el cinco de Mayo.
Era su
cumpleaños.
—...El día del cumpleaños de Rachel—añadió,
como si hubiese leído mis pensamientos.
Asentí,
cómplice.
—El día de su cumpleaños, Frank.
—Pero…—negó
cerrando los ojos—. Pero entonces, quieres decir que… me estás diciendo que tú
vas a intentar que… que Rachel…
—…No realmente.
—¿”No
realmente”? ¡Por el amor de Dios, Michael! ¿Qué otras razones necesitas?
Entiéndelo, Michael, si no estuviera seguro de que esto es correcto, ¡Te diría
que no hicieras nada! Dime, ¿Qué diablos es lo que te detiene? Ross te…
—...No
es Ross, Frank—le corté, y por Dios que
rogué que su conversación no fuera por ese camino—. Sé lo que hizo, y lo grave
que fue. Pero también sé que no lo ha hecho con intenciones… Es simplemente
imposible, Ross no es una persona así, no lo es. Y él no es la razón, ¿De
acuerdo?
—Michael,
hijo…—se quejó. Andando de un extremo de la habitación hacia otro continuaba
pellizcando el puente de su nariz—. Déjame, déjame ver si entiendes esto, te
has sentido atraído a Rachel, ¡Y ella te correspondió! Si eso no es suficiente,
entonces…
Negué
incrédulo. No, no me estaba entendiendo.
—Frank,
no—dije—. Tú entiéndeme a mí, ¿Está bien? Lo máximo que yo sería capaz a
aspirar de todo esto es volver a ser amigo de Rachel. Eso, eso es lo más
importante para mí. Es eso lo que ella necesita ahora más que nunca. ¿Piensas
que ella necesita ahora de un ‘nuevo novio’, Frank?
Pareció
como si lo estuviera meditando por un instante. Luego resopló, y me lanzó una
mirada cargada de simpatía.
—Michael, era lo que tú…
—Sólo quiero apoyarla… Tú mismo lo
dijiste, ella acaba de pasar por un infierno después de lo que Ross hizo. Su
relación estaba consumiéndose porque él creyó que Rachel y yo tuvimos algo. No
puedo llegar y hacer que algo ocurra entre Rachel y yo ¿Está bien? No quiero
ganarme el odio de Ross… Y tienes razón, sí, sí sentí algo por ella… Pero así
me esté consumiendo por dentro el hecho de no poder ser algo más que amigos,
estaré orgulloso de mí mismo, pues podré estar ahí con ella, en cada instante
en que ella lo necesite.
No
dijo nada más. Estaba completamente atolondrado.
—Lo… lo lamento mucho, Michael.
—…Descuida.
Sí,
tal vez había sido duro con Frank al haberle planteado las razones por las que
me había prohibido a mí mismo tener algo más con Rachel.
Pero
tenía que hacerle saber lo incorrecto que era seguir teniendo ideas sobre
Rachel y yo siendo algo más. Estaba sacrificando mis propios sentimientos aquí,
pero, si todo salía como comenzaba a planearlo, tendría de vuelta su amistad. Y
esa era mi prioridad más alta en estos momentos.
Rachel
me había robado la mirada desde el momento en el que la conocí, tras bambalinas
en el Madison. Volvió a hacerlo cuando la encontré en el estudio, y una vez más
cuando salí con ella, cuando conocí cada detalle de ella, cuando hice que Ross
no soportara ni por un segundo más mi presencia en ese lugar.
Pero
había sido la misma Rachel quien me había pedido que no nos viéramos más…
aunque hubiera respondido a esa confesión recién hecha sobre mis sentimientos
hacia ella. Si ella se había prohibido primero el que fuéramos algo más, ahora
a mí me tocaba ver por ella.
Y quería hacerlo
cerca de ella.
—Y, ¿Cómo harás para que Rachel
escuche la canción?
Sonreí.
Por fin, algo de lo que sí quería hablar.
—Había
pensado en hacer una llamada a casa de Monica, pero tiene que ser en el lapso
en el que Rachel sale a trabajar, para que no se entere de nada.
—Me
parece muy bien—asintió conmigo—, yo hablaré con la disquera mañana, les daré
tus instrucciones exactas, pero… Has dicho que no sólo pensaste en esto. Dime,
¿En qué más estuviste pensando?
—Quiero
darle a Rachel el camafeo del que te hablé, el que vimos en esa pequeña tienda
de antigüedades de Nueva York. Cuando ella me hablaba sobre él, yo no podía
evitar ver cómo se iluminaban sus ojos al verlo… Es algo realmente especial
para ella, y quiero dárselo.
—Pero,
espera, Michael…—se burló para él mismo—. Es una tienda de antigüedades, eso
significa que ese camafeo sólo existe en esa tienda, no hay dos iguales. Si lo
quieres, tendrías que ir por él, tendrías que… tendrías que ir a Nueva York…
Un
retortijón creció en mi estómago. La simple idea me hacía temblar.
—…Exacto
*****
El
transcurso de las siguientes dos semanas podía ser resumido perfectamente en
una sola palabra: Resignación.
Intenté
encontrar a Michael en aquel aeropuerto, quería decirle lo mucho que sentía el
haber elegido esa alternativa sin saber a lo que me estaba metiendo. Quería
decirle que me retractaba de la maldita idea de no verlo de nuevo, y quería
decirle que no quería que regresara a Los Angeles, no aún. Y no logré hacerlo.
Tenía que resignarme y aceptar eso.
Tenía
que resignarme a la idea de que Michael había decidido irse de Nueva York, sólo
por mi culpa. A la idea de que él no se había ido de aquí precisamente con el
mejor recuerdo que pude haberle obsequiado de mí misma. A la idea de que quizá
no volvería a tenerle tan cerca como había tenido la oportunidad.
Maldita
sea, no lo había pensado así. Lo que acababa de ocurrir con todos nosotros
había sido una oportunidad única en la vida. Y yo lo arruiné por completo.
Había alejado a Michael de mí intencionalmente, a mi propio beneficio.
Sacrifiqué lo que pude engendrar con él por una estúpida esperanza de rescatar
lo que Ross y yo teníamos.
Con
forme pasaban los días, no era posible evitar ver a Monica y a Phoebe tramando
algo. Cuando yo tenía que salir a trabajar, Phoebe llegaba al departamento y
solía quedarse a charlar con Monica. Y no era diferente con los chicos. De vez
en vez podía escuchar lo que susurraban entre ellos en Central Perk. Una cena.
¿Una cena, por mi cumpleaños? Esto sólo tenía que ser creación de Monica.
Recuerdo que había tratado de impedir que preparara algo por mí, pero cuando
ella se propone algo, puede llegar a tener una actitud tan infinitamente
competitiva que me fue imposible decir no.
Había
sido más que evidente que ellas sólo querían hacer este sentimiento de
resignación que no hacía más que rasgar por completo cada resquicio de mi
orgullo y mi arrepentimiento un poco más llevadero. Ellas siempre trataban de
dibujar una sonrisa en mi rostro en cada momento; cuando sabían que algo podía
conducir a que recordara a Michael, cuando mi mente se inundaba de incredulidad
ante lo que Ross había hecho, o si no, ellas se molestaban en dibujar,
literalmente, una sonrisa en mi cara, con un bolígrafo que alguna tuviera a la
mano. Ellas sólo quisieron que riera un poco.
5 de Mayo, 1988
Mi
cumpleaños había llegado, —¡Al fin!— Había oído decir a Monica infinitas veces
esa mañana. Desde tempranas horas, Monica había librado una batalla conmigo
defendiendo que hoy no debía ir a trabajar. Pero yo sabía que tenía que
hacerlo. Estos últimos días había faltado muchísimas veces a trabajar, tanto
que habían amenazado con quitarme mi puesto en Central Perk. Y Monica y yo no
estábamos tan beneficiadas económicamente como para que una de las dos dejara
de trabajar. Así que intenté aparentar buena gana y asistí al trabajo. Era
lunes, así que tenía que haber mucha clientela, lo que resultó algo positivo en
mí. El tiempo me parecería transcurrir más rápido. Y mientras más trabajo, mi
mente estaba más enfocada en eso. Y no en cosas que no deseaba siquiera
mencionar… Eran las 6:30 de esa tarde, y yo ya añoraba sentir el momento en el
que tenía que marcar mi horario de salida.
—¿Sigues
aquí, Rachel?—mi compañero se giró hacia mí aún sin terminar de atender al
cliente con el que estaba lidiando. La mujer sentada sobre su mesa me lanzó una
mirada indiferente—. ¡Hoy es tu cumpleaños! Se supone que hoy trabajarías sólo
medio día…
—Lo
sé, ya lo sé, Gunther—me excusé—. Ya sé que debí haberme ido hace una hora
pero, por favor, las últimas semanas a penas trabajé… Casi hice que me
despidieran. Déjame estar aquí, sólo hoy, no cobraré las siguientes horas…
Ambos
nos giramos para regresar a la barra del mostrador.
—Pero, Rachel… son las reglas de…
—...Gunther,
por favor—le corté, ajustándome mi delantal, enfatizando mi explicación—. Me
siento mejor aquí que no haciendo nada en el departamento… Por favor.
—Está bien, de acuerdo, Rach…—abrazó mi mirada un tanto derrotado.
—Gracias—sonreí. Le di la espalda
entonces y me puse a visualizar el lugar con una jarra cafetera en mi mano
derecha, ubicando a algún cliente que ya no tuviera su taza de café tan llena.
Le
oí resoplar por detrás.
—Pero
no puedes pedirme que no te pague por las horas extras que estás trabajando—musitó,
y me giré hacia él de nuevo—. Desde que ha comenzado esta semana, no has dejado
de hacer horas extras sin cobrar… Quédate todo el tiempo que quieras pero,
déjame pagarte por esto.
—…Está
bien, está bien…—acordé. Bien, al menos ambos ya estábamos cediendo—. Pero, lo
consideraré sólo un regalo de cumpleaños ¿De acuerdo?
—Perfecto—me
obsequió una sonrisa—. Ah, por cierto… Oí que… oí que Ross y tú habían
terminado… Lo… lo lamento, Rachel.
Enmudecí.
De repente me sentí más que estúpida, cohibida.
—D-descuida,
está bien... —titubeé, luchando por mantener su mirada sobre la mía—. Ahora lo
está… No puedo decir que no fue duro en un principio, y más al pensar en todo a
lo que había renunciado por Ross, y ¿Recuerdas cómo los chicos evitaban que él
y yo nos encontráramos en el mismo lugar al mismo tiempo?
—Claro,
mientras tú trabajabas aquí, Ross nunca se aparecía, pero, en cuanto salías, él
llegaba por una taza de café… Supongo que ha sido complicado para todos
ustedes… En fin, me da gusto oír que las cosas entre ustedes se hayan calmado
un poco…
—Muchas gracias, Gunther.
La
misma mujer le hizo una seña para llamar su atención. Creo que refunfuñé,
¿Había pasado menos de dos minutos y ya le necesitaba de nuevo? Como sea, él le
sirvió un poco más de café, y la ignoró por completo luego de eso.
—Y, dime…—musitó, persiguiéndome—.
¿Van a festejarte? ¿Te darán algo?
Reí,
por la acción y el atrevimiento.
—Apenas
me he enterado de que Monica quiere hacerme una especie de cena en el
departamento, en un par de horas supongo. ¿Sabes? Últimamente Phoebe y Monica
se han esmerado muchísimo en que olvide todo este asunto de Ross… Me siento muy
agradecida con ellas…
—Tú merecías su ayuda, Rach…
—…No—mis
mejillas se entumecieron—. La verdad no creo merecerla. Y ni siquiera, podría
imaginar la manera en la que les agradeceré por todo esto…
Se
quedó visualizándome por unos momentos silenciosos, como si estuviera
repitiendo el comentario una y otra vez dentro de sí. Comenzó a asentir, y
entrecerrando los ojos de forma graciosa se le salieron un par de risitas
nerviosas.
—Creo que... deberías irte, Rachel.
—¿Qué?—fruncí el ceño hacia él.
—Sí—asintió firme—, deberías irte
ya, pasar el resto del día con tus amigos, no aquí, trabajando.
—Pero, creí que…
—Sólo hazlo, por favor.
—Gunther…
Él
negó, aumentando su sonrisa y dándome un aire relajado al encogerse de hombros.
—Ya
falta poco para que cerremos el lugar de todas formas—me explicó—. Ya casi no
hay trabajo. Si te quedas aquí, lo más probable es que no hagas nada, así que,
mejor ve a no hacer nada en tu departamento, con tus amigos…
—Tú también eres mi amigo, Gunther.
—…Anda, vete ya…—continuó negando en
su intento por llevarme la contraria. Dejó su cafetera sobre la barra de
servicio, me arrebató la mía y, al final, me dio un abrazo cargado de timidez—.
Feliz cumpleaños.
—Gracias…—susurré, aún
sosteniéndolo.
Mi
lucha por quedarme en Central Perk hasta el final de la jornada laboral había
terminado. Y me había visto derrotada ante mi compañero, que al parecer, logró
vencer todas las razones que tenía para poder soportar en ese lugar hasta el
final del día.
Me
giré, dejé la bandeja con algunas tazas ya vacías sobre la barra del mostrador,
tomé mi bolso y me digné a caminar hacia la puerta del lugar, pero no sin antes
un último aviso de aquel chico del cabello más claro que el mismo sol.
—Nos
veremos el próximo lunes, Rachel—me alcanzó a gritar justo antes de salir.
Pero
la sorpresa fue más de lo que me permitió volver a sonreírle.
¿El
próximo lunes? ¿De qué estaba hablando? Hoy es lunes.
Tal
vez él no se presentaría a trabajar todo el resto de la semana, no sé. No
dejaba de parecerme extraño, ya que, él era el supervisor del lugar. Ni él se
imagina a sí mismo faltando un solo día al trabajo.
Asentí,
quitándole toda importancia a la frase que él acababa de pronunciar. Lo vi
dirigiéndome una pequeña sonrisa que parecía estar insinuándome a gritos algo
más, y me dirigí a la puerta al fin.
De
un segundo a otro ya tenía un pie depositado sobre el pavimento, y comencé al
trayecto hacia mi departamento.
*****
Ya
me parecía más que extraño que no estuviera nadie en el departamento, dado que
tenía entendido que darían una cena por Rachel, y conociendo lo exaltada que mi
pequeña hermana podía llegar a ser al planear algo así. Se suponía que Rachel
sólo trabajaría medio día, esperaba encontrarla a ella aquí, al menos.
Me
llamó la atención no encontrar nada en la cocina, nada cocinándose, nada en
proceso de preparación, ni siquiera la carne descongelándose. Esto no tenía que
ser obra de Monica, quizá se trataba de un olvido de Phoebe o Joey… O
simplemente, habrían decidido cenar en otro lugar.
Miré
mi reloj, acto que me pareció iluso, ya que el saber la hora no haría que
Rachel llegara más rápido a cuestas de mi conveniencia. Pues sabía que el que
yo estuviera en ese lugar mucho tiempo podía ser peligroso, no sabía lo que
ocurriría al momento en que Rachel me viera ahí en el departamento, después de
no haber podido estar más distante de ella los últimos días. Como si el error
aquí lo hubiera cometido ella. Como si la víctima aquí hubiera sido yo.
Me
encontré a nada de decidirme en dejar el departamento, vencido. No sin antes
dejar a la vista el detalle que traía para ella, por motivo de su cumpleaños,
pero antes de que depositara ese ramo de flores sobre la barra del comedor,
algo había llamado mi atención. Al parecer alguien ya había mandado un regalo
para Rachel.
Tomé
esa pequeña cajita entre mis manos, y me perdí en cada detalle; el pequeño lazo
gris que la envolvía, el grabado que tenía, la delicadez que había tenido la
persona que la arregló de esa manera. La giré, buscando en algún trozo de papel
que estuviera cerca, el remitente de ese regalo. Sin éxito.
Esa
cajita no tenía escrito remitente alguno, me pareció algo raro. Al parecer
había llegado por correo, pues tenía escrita la dirección del departamento, y
el nombre completo de Rachel.
Dejé
ese detalle muy bien elaborado donde lo encontré, y opté por dejar el ramo de
flores a un costado de esa cajita, al mismo tiempo que me dirigía a la puerta
del departamento para marcharme de una vez, pero algo me detuvo. El teléfono
había comenzado a sonar, y me vi dudando por un segundo si debía atenderlo, o simplemente
irme y dejarlo sonar.
Tomé
el teléfono entre mis manos, y solicité alguna respuesta del otro lado de la
línea. Por un momento, me pareció que habían transcurrido miles de años antes
de que la otra persona me respondiera al fin. Alguien habló. Pero, no era
cualquier alguien, era ese alguien que haría que todos mis órganos vitales se
estremecieran dentro de mi propio cuerpo. Sólo podía tratarse de la única
persona capaz de provocar tal asombro en mí que por poco dejara caer el
teléfono directo hacia la moqueta, justo frente a mí.
Era Michael.
—¿Michael?—susurré débil, aún no
reaccionaba bien.
Por
un instante, él no respondió.
—Ross, lo siento—luego, se apresuró a
decir con una voz temblorosa—. Lo siento
mucho. Intentaré… intentaré llamar un poco más tarde… Lo… lo lamento…
—¿Qué?
No, no, claro que no, Michael—dije de forma insistente, no quería que me colgara—.
No tienes por qué… de, de verdad. Necesitabas algo ¿Cierto?
—Ah, no, no necesitaba nada…—balbuceó. No
entendí nada de lo que estaba pasando—. Creo
que… creo que realicé la llamada por equivocación, no sé. Lo siento, Ross.
Espero que se encuentren todos bien, ¿Sí? Yo…
Suspiré
con cuidado de que él no me escuchara. ¿De verdad su actitud era por mí?
—Michael,
vamos…—traté de relajarme, a ambos—. Necesitas algo, tú has llamado por algo.
Puedes decírmelo… ¿Buscabas a alguien?
—…No,
yo no…
—…Hablas por el cumpleaños de
Rachel.
Silencio.
No escuché nada más. Entonces llegó a mi cabeza; yo tenía razón.
—¿Qué?
—Por eso estás llamando ¿No?—insistí,
seguro de mí—. Porque hoy es el día de su cumpleaños.
—Ross,
yo… yo puedo llamar después… No tienes que…
—Por
favor. Sólo… sólo dime qué necesitabas… Deseas hablar con ella, ¿No es así?
Con… Rachel.
Pasaron
algunos varios segundos antes de que volviera a escuchar su voz… Al parecer, la
idea de que yo le cediera la oportunidad de hablar con Rachel lo había alterado
un poco, o al menos, le había causado más que perplejidad. Y no le culpé. Tal
vez no dejaba de parecerle extraño que yo Ross, me comportara de esta manera
amigable con él… Podía notar su timidez aunque no pudiera verlo, aunque
estuviera a miles de kilómetros lejos de Nueva York.
Creo
que escuché un profundo y prolongado suspiro del otro lado de la línea, él
comenzó a hablar de nuevo.
—No. No exactamente—susurró, después de
todo su voz se había relajado—. La verdad
es que, ahora necesitaba hablar con alguien que no fuera ella…
—¿Perdona? —fruncí el ceño.
—…Ah, sí… Estoy… estoy tratando de hacer
algo. Y sí, es por motivo de su cumpleaños. Y realmente preferiría que ella no
se enterara por ahora ¿Sabes?
—Ah,
bueno… Necesitas hablar con alguien que no sea ella… Habla conmigo, puedes
hacerlo.
—Ross,
no. No tienes que hacer esto por mí… De… de verdad.
—Escucha
Michael, no hay nadie más aquí en el departamento—tendí mi mano izquierda en
torno alrededor de todo el departamento como tratando de explicar mejor—. Ni yo
tengo idea de dónde puedan estar los chicos. Rachel no debe tardar en llegar,
se supone que hoy sólo trabajaría medio día por el hecho de ser su cumpleaños.
Y yo no me atrevería a no ofrecerte mi ayuda ahora, después de todo lo que he
ocasionado. Así que… no creo que ni tú ni yo tengamos mucha opción, ¿Sabes?
Una
serie de ruidos se disiparon del otro lado.
—Sólo
es un… pequeño favor—musitó.
—Dime.
—Verás… Hoy, por la noche, será publicada una
nueva canción… No sé si… si habrás oído de Phoebe que, cuando ella fue al
estudio, yo estaba grabando una canción…
—Ah, no…—negué. No era como que
había logrado apegarme demasiado cuando él había estado aquí—. Me parece que…
no la oí hablando de eso…
—Ah, pues…—aguardó—. Ese sencillo será publicado a las diez de la noche exactamente. Y,
bueno… yo… quería que ella…
Sonreí,
lo había comprendido todo.
—Y… necesitas que Rachel escuche esa
canción.
—…Es
importante para mí, Ross.
—Pues, Michael, no puedo decirte que
será fácil pero…
—¿Qué
quieres decir?
Un
atisbo de vergüenza comenzó a formarse dentro de mí, era como si me estuviera
confesando.
—Los
chicos le harán una cena a Rachel esta noche y… yo no… creo que yo no estaré
presente.
—¿Qué?
¿Por qué no?
Resoplé,
agotado. ¿Cómo podría explicarle?
—Michael,
es su cumpleaños. No quiero que por mi culpa… pase algún momento incómodo, o
que pueda surgir un tema que ni ella ni yo queramos tocar.
—Lo
lamento, Ross… De verdad no tienes que…
—No,
no. Ya tengo pensado qué voy a hacer. Puedes perder cuidado, Michael. Confía en
mí.
—…Ross, escúchame—su voz sonó atropellada—. Si tenías pensado no estar presente, de
verdad no tienes que…
—...Michael—le
corté—. Sé que te parecerá más que difícil confiar en mí ahora. Y debes saber
que te comprendo. Después de todas las cosas que me he molestado en
perjudicarte, y bueno, los mensajes que te prometí alguna vez que le daría a
Rachel, la vergüenza que te he hecho pasar aquí en el departamento… pero… Es
importante que confíes en mí ahora. Por favor. Quiero compensarte.
—¿Estás
seguro?
—No puedo estar más seguro. Puedes
confiarme esto.
—Está
bien…—susurró—. Te confiaré esto.
Haberle
oído a Michael pronunciar esas palabras hizo que yo sonriera. No recordaba la última
vez en la que yo había interpretado una sonrisa más sincera que esa. Y, con
esta nueva oportunidad que él me había obsequiado, lo había logrado.
Quería
hacerle saber lo agradecido que me sentía al escuchar que él ponía su confianza
en mí de nuevo. Después de lo que yo había hecho. Quería decirle que tenía que
perder toda preocupación ante la tarea que él me había dado. Y quería, más que
nada, que él supiera que yo había cambiado, que era otro ahora, y que quería
empezar desde cero con él. Que alguien por fin me había ayudado a ver mis
errores, alguien que curiosamente, me había cautivado tan sólo con su regreso
hace varios días.
Después
de abstenerme de hablar por unos cuantos segundos, me decidí a plantear un
agradecimiento que, por lo menos, intentara ser miserablemente digno ante la
confianza que él me daba. Pero, cuando por fin advertí mis cuerdas vocales
estremeciéndose para formular un sonido… Creí escuchar que alguien venía,
alguien había introducido una llave a la perilla de la puerta, intentando
ingresar al departamento.
Tenía
que hacer algo, rápido.
—Michael—hice el intento por hablar—,
creo que, creo que alguien está…
De
un momento a otro, alguien ya había entrado. Traté de girarme disimuladamente
para averiguar de quién se trataba. Pero en cuanto vi su linda figura ahí, al
pie de la puerta, girándose para depositar su chaqueta en el pequeño perchero
que mecía detrás de ésa puerta, distraída, agotada, seria, bella… El pánico se
había apoderado de mí.
Perfecto,
pensé… Rachel había llegado.
Creo
que difícilmente había escuchado a Michael del otro lado del teléfono
suplicando por saber qué demonios estaba ocurriendo. Cuando no podía ver más
imposible la idea de pronunciar sonido alguno.
—Todo va a estar bien…—susurré casi imperceptible—.
Descuida.
Dije
al fin, casi al mismo tiempo en que le di fin a esa llamada, sin dejar a
Michael con la oportunidad de responderme de nuevo, con una duda terrible,
pues, en el segundo en el que colgué el teléfono, creí escuchar que Michael emitía
un sonido de desesperación, incomprensible, pues no dejé que terminara de
formular esa oración.
Ella
me había oído hablar, y ahora me estaba dirigiendo su mirada. Coloqué el
teléfono en su lugar y me dirigí a tomar el regalo que traía para ella, todo
eso en sólo un segundo. Ella me sonrió entonces.
Por
el amor de Dios, creí que había olvidado por completo esa bella sonrisa que
ahora ella me estaba dedicando, pero no, ahí estaba, ahí estaba esa sonrisa de
nuevo, provocando esos mismos efectos y bellas sensaciones que habían entrado a
mi ser… Esa primera vez que admití haber estado enamorado de ella. ¿Dónde había
visto esa sonrisa recientemente?... Claro que sí. Ella había manifestado una
sonrisa incluso más bella que esta, la noche en la que ella y Michael se habían
conocido.
Ahora no culpaba
a Michael de nada.
…A
la par, sonreí junto a ella. Y ella sólo había soltado una pequeña risa, de
asombro, sorpresa, perplejidad. Era más que claro que ella no esperaba verme
ahí. Pero yo necesitaba de ella sólo por un momento.
Me
acerqué a ella para tenerle entre mis brazos, una única vez más.
—...Feliz cumpleaños.
Dije
con un hilo de voz, al mismo tiempo que me alejaba un poco de ella para
entregarle aquel ramo de flores. Y me
miré atrevido al decidir depositar un pequeño beso en su mejilla… Pero tenía
que reaccionar, era tiempo de volver a la fría realidad; me alejé completamente
de ella para comenzar a hablar.
—Sólo…
sólo vine al departamento a entregarte esto, quería desearte un feliz
cumpleaños, Rachel.
—…Gracias—ella
me sonrió una vez más—. No tenías… no tenías que darme nada. Es suficiente con
verte un momento, después de todos estos días… No aparecías por ningún…
—Lamento
que haya sido así—le interrumpí de forma amable—. Lo siento. No quería… no quería
causarte malos tragos conmigo ahí presente…
—Descuida, no lo harías…
Fue
terrible el silencio que se atravesó entre los dos.
—Está
bien, am…—musité, mirando hacia mis zapatos. De pronto su mirar fue más
insoportable de lo que creí—. Sólo… sólo vine a esto, y los chicos no deben
tardar en llegar… creo que, creo que debería irme ya, así que…
—¿Qué? —me atajó, haciendo que
volviese a mirarla.
—Qué…
Me
encontré entonces con la mirada más cargada de desilusión.
—No vas a…—habló al mirarme—. ¿No vas
a quedarte a cenar? ¿No quieres quedarte?
—Rachel,
sólo quiero que tengas un buen cumpleaños ¿De acuerdo? Conmigo aquí, estoy
seguro de que surgirán temas que ni tú ni yo desearíamos tocar… No quiero ser
ninguna incomodidad para ti. De verdad…
—¿Piensas
que el no tenerte aquí me haría sentir mejor? —se bufó, y sus benditos ojos no
dejaron de hacerme sentir más débil de lo que ya me sentía—. Ross, es mi
cumpleaños. Deberías estar aquí.
Negué,
derrotado. Todo era por ella, al final.
—…Lo
último que yo quiero es que estés molesta conmigo, Rachel. Estoy haciendo esto
por...
—No,
no estoy molesta…—su tono se volvió sombrío—. Si de verdad piensas que esto es
lo mejor… para los dos… Estaré de acuerdo contigo.
—¿Estás… segura?
—Claro.
—Está bien—musité sin estar
convencido de que ella me había comprendido—, entonces yo… Ah, no, espera…
Comencé
a caminar por el departamento, tratando de cruzarlo, y llegar a esa gran repisa
en donde se encontraba instalado el lujoso estéreo de Monica, con un solo
propósito; cumplir la tarea que Michael me había confiado. Había pensado que
sería buena idea si lo programaba a manera de alarma. Que el estéreo encendiera
por sí sólo a determinada hora a la que yo lo configurara. Diez en punto, ya
estaba. El estéreo se encendería exactamente a esa hora.
Ahora
todo sólo quedaba en manos de Michael.
—Ross, ¿Qué estás haciendo? —le oí
desde el extremo. Al virar de vuelta miré sus ojos cargados de confusión.
—No
es nada—le dije, sonriendo indiferente—. Desde que llegué aquí, me pareció ver
que alguien había dejado encendido el estéreo, sólo trato de apagarlo.
Me
vi volviendo al lugar en el que Rachel y yo nos habíamos encontrado, justo a
sólo unos pasos de la entrada del departamento. Ahora sí estaba convencido de
que tenía que irme de ahí, antes de que los demás se hicieran presentes, y mi
despedida sea aún más dolorosa de lo que ya lo era para mí.
Tomé
la perilla de la puerta entre mis dedos e hice esfuerzo en girarla para salir
de una vez.
—Espero que los chicos te hayan preparado
algo especial, Rach.
—Sí,
bueno…—asintió con sutileza— gracias por todo, Ross. Gracias por… gracias por
haber venido hasta aquí, por arreglar nuestro estéreo, y por entregarme esto…
Gracias.
Me
digné en darle la espalda y salir de ahí, pero al poner un pie fuera en el
pasillo me di cuenta de que aún había algo más por asegurarle. Mi deseo final.
—Quiero
que te diviertas, Rach—abracé su mirada—. Diviértete hoy, diviértete toda esta
semana. No te abstengas por ningún límite de nada. Sólo… diviértete. Te veré en
unos días.
****
“Te
veré en unos días…” Esas palabras no dejaron de retumbar en mi cabeza… Recordé
lo que me habían dicho en la cafetería, momentos atrás. ¿Qué iba a pasar en
unos días?
Katia! dios mio, cada vez me gusta mas esta novela.
ResponderEliminarEs una delicia.
Porfavor no tardes tanto en subir capitulo que muero de ansiedad D:, aunque claro vale la pena el esperar, ya que el capitulo quedo PERFECTO, como todos los anteriores.
No dejes de trabajar en este fan-fic
¿Y esperas que después de esto te deje un comentario? Es que... me he quedado sin palabras ¡DE VERDAD! No puedo creer lo mucho que ha evolucionado esta historia; ahora estás mostrando una nueva faceta de ti como escritora, y eso me alegra mucho.
ResponderEliminarDios, espero que las cosas se arreglen pronto pronto entre Michael y Rachel! Es increíble como a pesar de que me das pequeñas probaditas antes de publicar cada capítulo me sigo emocionando cuando los leo. Eres increíble.
De verdad, me encanta esto, y amo poder ayudarte -aunque sea un poquito- a crearlo. Gracias por permitirme ser una parte pequeñita de esto.
Un besote!
Decir que me encanto el capitulo seria una total mentira, ya que no existe palabra para describir lo mucho que me gusto, te entiendo yo también acabo de terminar mi siclo escolar y si, entre trabajos finales, exámenes no te queda tiempo para nada, espero que te vaya muy bien en tus exámenes y todo lo que tengas que hacer, espero que la sigas pronto un beso y cuídate mucho.
ResponderEliminar+T.K.M.+
HOLA QUE CREES!!!!! ACABO DE ENPEZAR A LEER TU HISTORIA Y ESTA BUENA SOY NUEVE ME LLAMO DIANA Y ESPERO PUBLIQUES MAS PRONTO MI GRAN DEFECTO ES SER MUY. IMPACIENTE PPPLLLIISSS. HAZLO PRONTO Y OJALA LLEGEMOS A SER AMIGAS PORFA SI LEES ESTO ESPERO ME RESPONDAS. OK CUIDATE MUCHO Y REGRESA PRONTO BAY!!! ATTE DIANA...
ResponderEliminarDIANA!! Claro que me gustaría que fuéramos amigas! Y me da muchísimo gusto que te agradara la historia ♥ Déjame algún dato! ¿Cómo te llamas en Facebook? ¿Twitter? ¿Hotmail? Lo que sea. Espero que pronto podamos platicar. y MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TU COMENTARIO!
ResponderEliminarHHHHAAAA. MUCHAS GRACIAS! !!!!!QUe bueno que respondiste y por ahora no tengo computadora todo lo veo con un celular wi -fi y es un poco lento sabes te dejo mi correo de Yahoo a ver si te sirve es diana.martinez _mjj@yahoo.es. por ahora tal vez no te pueda contestar muy rápido pero en cuanto regrese mi lap. Nos ponemos en contacto ok gracias y publica pronto yo te aviso cuando ya la tenga.ADIOS FRIEND CUIDATE MUCHO BESOS atte. DIANA...
Eliminarawwwwwwwwwwwwwwwwwww hermozooooooooooooooooo tu capitulo awwww ^w^ namas taba asi o_o jejeje *-* hermozisisisisimooooooooo amigaa muchas gracias por avisarme y por aver leeido se te quiere eres muy buena escribiendo lindisimo!!! :D
ResponderEliminar¡wow wow wow wow!
ResponderEliminar¡Simplemente increíble! :D
Pobre Ross, pero por una parte se lo tiene bien merecido ¬¬¬¬
Espero & Monica no se meta en un gran lío DDDDD:
DIOS Ya me imagino si lo logra a saber Rach DDDDDD:
¡¡Ya quiero el siguiente capitulo!! :3
Me encanta como la escribes Katia tan profesionalona e.e *--*
Te quiero mucho<3
Está increible el cap me gusto mucho :DD
ResponderEliminarDios miooo... Este capitulo me encanto aaaww, Rachel esta enamorada y alfin lo acepto, ojala siga asi... Pobresita todo lo que ah pasado con Ross la ah afectado. :/
ResponderEliminarEste capitulo fue genial en muchos aspectos que bueno que Chandler ya este en sus audiciones y ojala todo le salga bien :/ Lo amo ahahaha....
Ojala Michael vuelva a encontrarse con Rachel gritare cuando eso pase :B
Katy me encanto tu capitulo! Esta genial...Gracias por siempre comentar en mi blog, Tu novela es grandiosa!!
Espero con ansias la proxima publicacion, No tardes mucho por favor.
Dios te bendiga, nena.
Besos.
Para empezar me gusto mucho el cap, lo que no me gusto fue que Rachel ya no tuviera esperanzas y que por culpa de Ross no pudiera llegar a tiempo D: Por favor siguela pronto!
ResponderEliminarBye tkm ♥
Hola!!
ResponderEliminarRecién terminé de leer el capítulo y está simplemente increíble, bueno como nos tienes acostumbrados.
Es increíble la novela y cada capítulo supera al anterior cosa que no es sencilla.
Un fuerte abarzo y continua así.
Katia siento la tardanza D:! he estado muy ocupada, por los examenes, las notas, ahora estoy con el oratorio (campamento de verano para los niños y yo soy monitora) y no tengo tiempo de lo tarde que llego a casa y de lo cansada que acabo .____. Pero por fin ya pude leer y comentar :D
ResponderEliminarRoss es malo ¬¬ pero le deja el camino libre a Michael xD Que mona Karen, sigue insistiendo hasta que Mike publique esa canción D: jjajaja xD
Katia sigue pronto plis, me encanto el cap y siento la tardanza.
Cuidate mucho, besos ^^
OMG!
ResponderEliminarES INCREIBLE TU NOVE PORFA
SEGUILA :) ES MUY INTERESANTE :)
YA QUIERO LEER EL PROXIMO CAPITULO :) :)
PORFA NO T DEMORES EN SUBIR EL SIGUIENTE CAPITULO :D
!!!!!!!!!!!!!!!estoy ancionsa por leer el prox cap!!!!!!!!!!!!!!!!
AQUÍ llegó su manis para comentar :BB siento no haberlo hecho antes, no había tenido el suficiente tiempo para comentar ni para terminar de leerlo, pero ya, tarde pero seguro!!!
ResponderEliminarAWWWW no!! Monica fue muy franca :'3 entiende perfectamente a Rachel!!! qué bien que Rachel
cuenta con un amiga como ella (Y Phoebe obvio :BB jaja) que sea sincera y se preocupe por ella :3
Pero por lo de franca quiero decir que le dice a Rachel tal y como son las cosas, y a pesar de que Ross es su hermano también ve los sentimientos de su amiga :)
espero que ya todo esté bien, sin problemas, ni malentendidos con Michael y Rachel <3
bueno manis, aquí te dejo mi coment :B espero que estés muy bien, días atrás me conectaba en las mañanas pero no te veía DDD: pero empezaré a conectarme en las tardes para ver si estás :)
ADIOSÍNNN! :BB<3
ME ENCANTA!!!!
ResponderEliminarque puedo decir sobre esta novela?
es perfecta!
WUAUU!!!!!!!!! te juro es la mejor novela k he visto en mi vida por lo k mas kieras no la dejes porfavor,no la dejes te lo suplico,no la dejes,esto es mi vida kreeme,no puedo vivir sin ella,en la noche no puedo dormir pensando k ocurrira,morriria si la dejas,mi face es este:
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/normajema.mtzmata,y mi twitter:https://twitter.com/Ngeminis,porfa siguela,espero seamos amigas,recomiendo tu novela a todas mis amigas,es lo mejor!!!!!!!!!!!!!!!! y si es necesari tener 10 comentarios para k publikes otro capitulo estoy dispuesta a escribir 20 comentarios,espero me respondas y creeme eres la mejor,esta es la mejor novela k he leido,porfa responde y por lo k mas quieras siguela no la dejes :)