martes, 31 de enero de 2012

Capítulo 12: "Herida"

Punto de vista múltiple.

            —Aún no puedo creerlo, Ross.

Negué un montón de veces, sin dejar de mirarle. Sin siquiera dejar de decirle con sólo la mirada que ahora sí había cometido el peor de los errores.

¿Y quién, si no Joey y yo para fastidiarlo al respecto?

—Sí, al no verte en el bar, creímos que habías vuelto con Rachel...—Joey añadió a mis espaldas, y justo al voltearle a ver me doy cuenta de que le habla a Ross igual de serio que yo, aunque parezca preocuparse más por estar hurgando nuestro refrigerador que por mirarle de frente—. Que creo que es lo que debiste de haber hecho.
—¿¡Eso crees!?—Ross inquirió, azotando una mano en el aire—. Dios, mi vida es un infierno. En fin, ¿Qué hago? Rachel está en plan de arreglar todo conmigo y yo no puedo dejar de pensar en '¿Cómo va a reaccionar?, ¿Qué va a pasar?' cuando le diga lo que hice...

¡Oh, por Dios! ¡Que esté bromeando!

—Bueno, antes de contestar eso, debemos enfocarnos en una pregunta más importante...—me aproximé entonces hacia él aguardando a concentrarme en hablar, en no decir una maldita broma coloquial antes de reprimir la menuda tontería que acaba de decir. Es imposible—. ¿Qué tan imbécil eres?
—¿¡Qué!?—lució enfadado. En lugar de continuar miró a Joey como buscar una razón para no romperme la boca.

Yo sólo asentí, en paz. Sosteniendo lo dicho.

—...Oye, trato de reconstruir mi relación—continuó—. ¿Cómo demonios lo hago si no comienzo siendo sincero con ella?
—Ross, Ross... escucha—Joey se interpuso entre nosotros de pronto—, estoy de acuerdo con todo el asunto de la sinceridad. En serio, pero no con cosas que podrían meterte en un lío.

Vaya, Joey lo había comprendido igual que yo.

Ross le miró, aún más confundido.

—Tiene razón—le aseguré, sintiendo como Joey ya asentía ansioso a mi lado—. Si se lo dices, ella saldrá lastimada.
           —Sí, y entonces no tendrás ni una maldita relación para reconstruir.
—S-sí, pero no creen que...—Ross resopló sin terminar de hablar, al tiempo en que se dejaba caer en el sofá que nos encaraba mejor.

Verle así me lastimó, pero estaba seguro me dolería más dejarle echar a perder su relación.

—Mira, Ross—murmuré, teniendo que controlar el nivel de arrogancia en mi voz—, si quieres contárselo, sólo espera el momento indicado... ¿Qué tal tu lecho de muerte?

Una sólo vistazo al vacío me aseguró de que ahora iríamos en sintonía. Había comprendido por fin.

           —E-entiendo...—titubeó, aún sin mirar a ninguno.
—Así me gusta...—Joey terminó de aproximarse y comenzó a darle una serie de golpeteos leves detrás de su hombro—. Ahora, tenemos que asegurarnos de que no se entere por otra persona. ¿Ya pensaste en el rastro?
            —¿Rastro...?—Ross dudó de nuevo.

Aquí vamos, de nuevo.

—¡Así es!—Joey meció ambas manos frente a él, enfatizando cada palabra que estaba por salir—. El rastro desde la mujer con la que hiciste cosas indebidas hacia la mujer que no quieres que sepa nada de lo que sucedió. ¡Siempre tienes que pensar en el rastro!
—No, no...—Ross negó torpe, balbuceando por lo bajo—. No creo que haya ningún rastro.
—Bien, bien...—sentí que había sido mi momento de intervenir—. Emily tiene muchos amigos, dos de ellos son tú y Monica. Ella viene desde lejos a visitarlos, y creo que no tardará nada en contárselo a Monica y... Oh, espera...—y aquí va, ¡No puedo controlar el sarcasmo en mi voz!—. ¡Monica es la mejor amiga de Rachel!

Él enmudeció. Con los brazos ya puestos encima de su cabeza, Ross inspiró con desenfreno justo antes de ponerse de pie frente a nosotros.

Oh, no.

—Dios mío... tienen razón—apenas y le oí. Conforme quise aproximarme él ya estaba a nada de salir de mi departamento—, tengo que parar esto, hablar con Emily, no sé... 
            —¡Espera, Ross...!—bramé en el último segundo. O al menos traté—. ¡No...!

Lo único que siguió fue un portazo, y un chiflido desahogado que Joey lanzó.

Estaba más tranquilo luego de eso. ¿Perturbado? Claro que sí. Aún, y dudaba estar de otra forma por el momento. Al menos hasta saber que Ross de alguna forma ha logrado solucionar el tema. Esta vez sí que había cometido un terrible error, y él, Joey y yo estábamos convencidos de ello. Es verdad que me parecía una lástima el hecho de que sólo seríamos capaz de ayudarle charlando con él al respecto. Todo esto era un asco.

Al final, el rugido que brotó del estómago de Joey me desconcentró, y casi me llevo una tremenda carcajada al toparme con su rostro atolondrado.

            —Quieres ir a hurtar la comida de Monica, ¿No es así?

Sus ojos brillaron, y ya se ocupaba de abrir la puerta.

            —Creí que nunca lo preguntarías. 

De no más de cinco pasos necesitamos para cruzar el pasillo y entrar al departamento de Monica. Quise hacerme de la vista gorda al principio antes de dejarme ir junto con Joey hacia su refrigerador. Pero, un revoloteo en el estómago me lo impidió apenas entrar y darme cuenta de la situación. Y no era que las miradas fulminantes de Monica y Phoebe tuvieran que ver.

No lo podía creer; Frank estaba ahí.

           —¿¡Frank!?—lo señalé, y Joey se detuvo al mismo momento.
—Am, chicos, estamos en algo serio...—Monica me lanzó una mirada despreciable, pero en medio de todo ello parecía que Frank se había ocupado de sonreírnos a ambos—. ¿Les importa si...?
—No, no... está bien—Frank le interrumpió con amabilidad. Me le quedé mirando, de verdad no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo—, de hecho, queda poco tiempo antes de que tenga que irme. Y, justo estaba por despedirme, en verdad. 

A Joey se le salió un quejido involuntario, e igual hubiese sido igual conmigo. Tan sólo porque para mí había sido más fácil afrontar la idea de que quizá Frank había tenido que despedirse tan rápido porque habíamos irrumpido de pronto. Me sentí un poco incómodo.

—...Oh, no, no, no—negó con cabeza y brazos, inquieto y andando hacia Joey y hacia mí—. De verdad que no es porque ustedes hayan aparecido. Es sólo que le he dicho a Michael que me ausentaría poco tiempo, y ya me he sobrepasado. Él ni siquiera imagina que estoy aquí.
            —Oh...—Joey asintió más aliviado, me volteó a ver y le seguí la corriente.

¿Habíamos sido tan obvios? Dios.

—Frank—Monica balbuceó, estaba cabizbaja y vi como sus manos se anudaban con fuerza mientras se le acercaba—, ¿Tan pronto?
—Linda, es también que aún quedan varias cosas por preparar antes de irnos y bueno.

¿¡Qué!? ¿Irse?

Advertí que mi rostro de asombro se había vuelto terriblemente obvio de nuevo, al notar como Frank asentía lastimosamente hacia mí. Sin decir nada más, él anduvo hacia el perchero que tiende al pie de la puerta para ya tomar su abrigo y con movimientos delicados tomó de uno de los bolsillos un pequeño trozo de papel que estaba doblado de forma cuidadosa, se lo tendió a Monica en las manos y ella aún no parecía capaz comprender.

Ni ninguno de nosotros. Como si fuese un reflejo, Phoebe, Joey y yo nos aproximamos a observar.

—Quiero que tengan esto—Frank espetó, como si la pregunta que todos teníamos en mente fuera bastante evidente.

Monica frunció el ceño aún mirando aquél papel. Al desdoblarlo, me di cuenta de que en él había escrito un número telefónico.

 —¿Qué es esto?—Monica murmuró débil, sus mejillas se comenzaron a encender.

Él negó, sonriendo como si no pudiera soportarlo.

            —No has creído que nos marcharíamos de aquí sin dejarles un contacto, ¿no?

Estábamos mudos. De hecho al girarme hacia los demás me di cuenta de que habían palidecido. Y Frank no paró de disfrutarlo.

            —Este, chicos, es el número de Neverland.

Monica fulminó nuestros oídos con un rotundo grito que lanzó.

—¿Neverland...?—Joey inquirió con fuerza. La suficiente para hacer que ella dejara de gritar.
—Dios mío ¡Claro que sí! ¡Neverland!—noté como Monica se tensaba al hablar. Balbuceaba pero no formulaba alguna oración. Estaba perdiendo la cuenta del número de veces que yo había puesto loa ojos de blanco para ese momento—. No sé cómo agradecértelo, Frank. De verdad no lo sé... Esto es... me refiero a que...

Oh, no he podido soportarlo más.

—...Lo que ella quiere decir es, "Muchas gracias"—al menos había hecho que se tranquilizara.
—No te imaginas lo que esto significa para mí—continuó, esta vez más calmada. Pero sus ojos parecieron brillar más y más—. Y creo que ustedes ya tienen el número de aquí también... ¿Es cierto?
—Claro que sí—Frank admitió. Pero en menos de un momento su sonrisa comenzó a borrarse de nuevo. Al mirar por enésima vez el reloj que usaba en su muñeca lanzó una mueca de desagrado y tendió una mano hacia Joey—. Bien, ahora sí que tengo que irme...
—Frank, no tenía ni idea—le sonreí, al tiempo que él me tendía su mano—, de verdad lo lamento.

Él me obsequió un gesto fraternal.

            —Créanme, chicos, que yo también lo siento. 

Agitó la mano de Phoebe y Monica con el mismo o incluso mayor cuidado. Sin titubeos, él por fin volvió a aproximarse a la salida de nuevo. Era como si yo no pudiese reaccionar, y no sabría cómo en realidad, ya que no conocía el tema a fondo. ¿Michael marchándose? ¿Cómo así? Si lo último que había oído era que las cosas con él y Rachel iban de maravilla. ¿No era así? Que él, y el asunto de Ross había... Oh, no; Ross.

La lista de preguntas que le haría a Monica comenzó a fluir.

—...Espera, Frank—la voz de Phoebe me sacó de mis pensamientos. Anduvo veloz hasta detener a Frank ya debajo del umbral de la puerta y él no dudó en ponerle atención.
           —Sí.
—Realmente pienso que esa canción debería ser escuchada—Phoebe murmuró—. Ojalá puedas llegar a algo con Michael.
            —Créeme, Phoebe, haré lo que pueda.

Se sonrieron al mismo tiempo.

—Cuídate...—Monica espetó al final, y observé cómo aún sostenía con sumo cuidado el pequeño trozo de papel—. Cuídalo a él, Frank.
            —Claro que sí. Oh, y Monica...
            —¿Sí...?
—Sobre el favor del que les hablaba...—musitó ya con un pie de fuera. No pude evitar andar un poco hacia él para escuchar—. Nuestro avión sale a las diez y veinte de la noche... Aeropuerto John F. Kennedy—hablaba con la mirada más insinuante que le había conocido—, estaremos en la puerta 3-D. No lo sé, creí que tal vez deberían saberlo, ya sabes, tal vez alguien pueda pasar a despedirse o...

A Monica casi se le desborda la sonrisa.

—Sólo, haz todo el tiempo que puedas...—ella no se tardó ni medio segundo en contestar—. Prometo hacer lo posible, Frank. 
—Bien—Frank asintió, cómplice, y luego de un tremendo guiño nos vislumbró al resto—, cuídense niños.
           —Adiós, Frank—dijimos en unísono.
           —...Adiós.

Cerró la puerta y un retortijón me vino de golpe al último instante. Comenzaba ya todo a caer en su lugar, y yo mismo me sentí implicado.

Si ellos tramaban lo que yo sospecho, el plan de Ross de solucionar las cosas se iría directo al demonio.
******

Las calles de Nueva York nunca me parecieron tan frías antes... ni yo me sentí tan perdido nunca. Caminaba sin rumbo, esperando quizá que las respuestas me llegaran por arte de magia. "No digas nada", y parecía realmente fácil. Así, recorrí la ciudad en mi desesperado intento por enterrar mis errores, por ocultárselos para siempre a Rachel. Pero, en realidad, no era fácil.

Nunca antes había tocado tantas puertas, ni murmurado tantos "Por favor". Nunca antes me había sentido más culpable, o más consciente de lo estúpido que era.

Pero, al parecer, no era yo la única persona consciente de ello. Emily también lo era. Por lo menos tanto como para no estar en casa, ocupada esparciendo un rumor que, estaba seguro, me avergonzaría el resto de mi vida.

Antes de ser verdaderamente consciente de ello, mis pasos me habían llevado a Central Perk. Y, como si fuese totalmente imprescindible que me enfrentara a las consecuencias de mis actos, ahí estaría Rachel. Bajé la vista, incapaz de hacer cualquier otra cosa. Pensando quizá que podía escapar una vez más, di media vuelta... sólo para encontrarme cara a cara con ella.

Jamás olvidaré su mirada, pues fue la más fría que alguien me dirigirá jamás.
Y sin siquiera decir nada, ella salió de ahí, y siguiendo sus pasos ella me había llevado al departamento de mi hermana.

La seguí hasta poder entrar con ella al departamento, pero en el momento en que quise cruzar la puerta, ella la empujaba contra mí, impidiéndome entrar.

           —¡Rachel, háblame, por favor!
—¿¡Que te hable!?—exclamó apuntándome desafiante con sus dedos esbeltos. Había soltado la puerta y yo había entrado, pero eso no le quitó la idea de continuar dándome la espalda—. ¡Ni siquiera puedo mirarte ahora!
            —Rachel...

Intenté llamar su atención, tomando su brazo y halando, pero ella continuaba evitándome. 

Estaba perdido. Todo se estaba yendo al demonio.

           —¡Sólo aléjate de mí, maldita sea!
—¡Ha sido un error!—reiteré llevando ambas manos a mi pecho—. ¡Cometí un error! ¿Está bien?
—¿¡Un error!?—estaba incrédula. Sonreía pero no de felicidad—. ¿Dónde tratabas meterlo?, ¿¡En su bolso!?... 

Mierda, no podía culparla.

            —Ross, te acostaste con otra mujer.

No supe qué contestar.

Ella me cruzó sin siquiera mirarme entonces, acercándose al umbral de la puerta una vez más.

—Quiero que te vayas. Ahora—espetó cabreada y sosteniendo la puerta ampliamente abierta para mí. ¿Cómo podría?
           —...No.
           —¡Por favor, vete! 
—Quiero quedarme, maldita sea—me lancé en torno a ella para zafar la manija de su mano y lograr cerrar de nuevo. Ella me respondió con una terrible mirada de resignación—, quiero hablar de lo que pasó.
            —Muy bien, está bien...

Cerró la puerta de un portazo y se acercó rápidamente hacia mí, completamente enfurecida. Ella estando tan voluble y yo sintiéndome como un idiota.

            —¿Cómo ha estado ella?—se cruzó de brazos y me aniquiló con la mirada.
            —¿Qué? 

Rogué que no hablara en serio.

—¿Qué tal lo hace ella?... ¡Vamos, Ross, has dicho que querías hablar! ¡Hay que hablar! ¿¡Cómo ha estado ella!?
           —Ella... ha sido... diferente—estaba completamente derrotado.

Ella se bufó con ansias.

           —¿"Buena" diferente?
—¡Lo siento! ¿Está bien? Yo, estaba asqueado conmigo mismo. Y esta mañana estaba muy triste. Pero en el momento en el que recibí tu mensaje, lo único que quería era sacarla a ella de mi departamento lo más rápido que...
—¡No, no, espera!...—me atajó el habla en menos de un suspiro. Su mirara ardió. En mi cabeza reproduje una y otra vez mis últimas palabras para que me fuese posible comprender—. ¿A qué hora se fue tu amiguita?

Sentí un retortijón en el estómago cuando comprendí qué estaba sucediendo. No respondí. No supe hacerlo.

Al final, ella reaccionó por sí sola.

           —Oh, mi Dios... Ella estaba ahí... ¿¡Ella seguía ahí mientras yo estaba ahí!?
           —¡Pero, Rachel! ¡El punto es que ella no se ha significado nada para mí!
—Así es...—sonrió completamente turbada—. ¡Pero aún valió la pena para arriesgar nuestra relación!
—Yo no sabía que aún había una relación para arruinar, ¡Creí que ya habíamos terminado, Rachel!
            —Maldita sea, Ross. ¡Estábamos en un descanso!

"Un descanso" me repetí por milésima vez dentro de mi mente. Ese maldito descanso es lo que ha desatado todo esto.

—Ese descanso pudo haber durado por siempre—musité con la mirada completamente perdida en el vacío. Sonó acorde, tenía sentido para mí—. Eso para mí es una ruptura.
            —¿Piensas que te zafarás de esto con tu tecnicismo?

No, y la verdad es que ni tengo las fuerzas para hacerlo.

Suspiré.

           —No intento zafarme de nada... Creí que nuestra relación estaba muerta.
—Pues—se bufó un momento y rodeó el departamento para alejarse más. Ni siquiera me había dado cuenta de que me había acercado a ella—, has tenido un rato grandioso en el velorio...
           —Rach, yo...
—¡Y encima me tuve que enterar en el trabajo!—cubrió su rostro entero al gritar.
—Como si hubiera querido que eso pasara, ¡He ido a todos los alrededores para evitar que tú supieras!

Sus ojos me aniquilaron en el mismo momento. 

Mierda, no.

—Oh, eso es tan dulce, Ross...—fingió una vocecilla dulce y desenfadada—. ¡Creo que me estoy enamorando de ti, de nuevo!

Negó con las mejillas encendidas, con ese mismo gesto que yo ya conocía al momento en que ella solía discutir conmigo. No podía ser posible que las cosas hayan llegado a ser lo que son. No puedo permitir que su enojo continúe consumiendo y asfixiando el cariño que sé que me tiene. No la puedo dejar ir.

—Linda—susurré. Aguardé por si ella quería intervenir pero esta vez me permitió seguir hablando—, yo quería decírtelo, te lo juro, creí que era lo mejor, ¡Pero Joey y Chandler me convencieron de no hacerlo!
            —No puedo creer esto...

Entonces llegó a mi cabeza. La posibilidad.

—¿Te das cuenta de que nada de esto hubiera ocurrido si no creyera que en el momento tuviste algo con Michael?

Rachel permaneció de brazos cruzados y ya recargada sobre la mesa del comedor. Estaba ya anocheciendo, la tarde estaba terminando y el cansancio ya se acentuaba en sus ojos grisáceos.

Pero qué bella es.

—Muy bien...—asintió de forma vaga—. Digamos que he tenido algo con Michael. ¿Estarías dispuesto a perdonarme?
            —Por-por su puesto... 

La mirada que ella me dió me decía que no creía mis palabras. Y bien, no había nada para creer.

—¿Estarías en verdad tranquilo si supieras que cada vez que he salido con Michael, él me ha besado?—añadió. Yo sentí el mismísimo deseo de encajar una estaca en mis oídos—. Si cuando entraste al departamento la otra noche, ¿nos hubieras encontrado besándonos?
            —S-sí... 

No. No, no y no.

           —Ahora, si tú supieras que él y yo hemos tenido...
—¡Muy bien, muy bien!—no pude evitar el deseo de hacerla callar. La simple idea me aniquilaba por dentro, me asesinaba—. ¡No, no! ¡Está bien...! Hubiera... estado destruido, pero... Aún querría estar contigo porque... porque eres tú...

Ella me dió la espalda, y tomó asiento en un sofá de la sala de estar, evadiendo mi mirada completamente, con un silencio que duraría más de lo que me hubiera gustado. 

Por supuesto me obligué a seguirla.

—¿Qué?—le insistí inclinándome frente a ella para alcanzar a percibir su mirar—. ¿Ahora ni siquiera me vas a hablar?

Ella no contestó.

Me dirigí hacia donde ella se encontraba y me senté en la mesa cafetera justo en frente de ella. Busqué su mirada de nuevo. Nada.

—Escúchame, lo siento. Lo siento, en verdad, he perdido la cabeza—al escucharme ella pintó una mueca despreciable. Incluso así me envalentoné acercándome—. ¡Creí que ya te había perdido, no sabía que hacer! ¿Comprendes lo desesperado que me encontraba? ¡Sabes que no soy así, yo no engaño!

Ella continuó sin pronunciar una sóla palabra.

—¿Sabes qué? Para empezar, yo no fui el que quería ese descanso—para variar mis palabras la hicieron alzar su rostro—. ¡Fuiste tú la que quiso abandonar cuando las cosas se complicaron un poco!
           —Ross, eso... —dijo enfurecida.
           —¿¡Eso qué!?
           —Eso... ahora no tiene nada que ver.
—Entonces, dime, ¿Cómo quieres solucionar esto? ¿Quieres luchar por nosotros, o quieres abandonar?

Un vértigo asesino recorrió todo mi cuerpo. Su silencio fue más de lo que soporté.

—Mira, yo...—un nudo dentro de mi garganta comenzó a arder. Me asesinó el habla—. He cometido un estúpido, estúpido error. Y desearía nunca haberlo hecho, pero no puedo... Es sólo que... no nos veo destruyendo algo que sabemos que es tan maravilloso.

Una lágrima brotó de su mejilla.

            —Rachel, te amo tanto que...

Llegué a un punto en el que me desharía de todo mi orgullo con tal de que ella estuviera feliz. Me acerqué aún más a ella y eliminé la distancia que nos separaba. Besé su hombro, continué en su cuello y me atreví a rozar mis labios en su mejilla. 
Tomé el valor y quise acercarme a sus labios. Pero pudo haber sido demasiado.

—¡No, Ross!—ella me apartó y se puso de pie. Se limpiaba los labios frenética. Mis ojos le observaban pero no lo podía creer—. ¡No puedes besarme, y pretender que todo estará bien! ¡No funciona así, no hace nada mejor!
            —Está bien...—balbuceé entre llantos.

Tambaleante, alzó su mirada hacia mí. Estaba llorando, completamente destruída.

            —Creo que... deberías irte...—susurró.
            —¿Qué? 

Me acerqué con cuidado y anhelante porque ella no hablara en serio. Con cuidado quise intentar tocarla pero el pensamiento de que nada que hiciera a partir de ese punto curaría lo cometido comenzó a supurarme por dentro.

No, no la podía perder.

           —Debes irte, ahora...
—No, no, espera—y sin más la tomé de ambos brazos. No me importó nada más—. Esta mañana has dicho que no hay nada que no podamos solucionar juntos...
            —No. ¿¡Qué diablos iba a saber yo!?
            —Es que debe haber una manera... una manera que...

Estaba llorando frente a ella, pero sentía que no podía llegar ya a ella por más que lo deseaba. Que sus sentimientos por mí ya no me respondían, que todo se trataba de alguien más.

...No.

—No puedo... No...—sollozó—. Solía pensar en ti como alguien que jamás me lastimaría. Jamás...

Más y más lágrimas corrían por nuestros rostros. Cada gota, cada suspiro doloroso que ella dejaba ir me dolía más y más.

—...Y ahora—continuó—. No puedo dejar de imaginarte con ella. No importa lo que hagas o lo que digas, Ross, has cambiado todo... Para siempre.

El aliento se me iba. Apreté mis puños ardiendo por contener su mirada tan fuerte que las uñas se me encajaban en la piel.

            —Es que... Dios mío... Este-este no puede ser el final...

Luego de tanto, me miró.

            —¿Entonces por qué lo es...?
******

Gente circulando, el cansancio, el tiempo perdido, y esta sala de espera que no hace más que ponerme los pelos de punta. Quería irme ya.

—Creo que será mejor que abordemos ya—musité. Bill entonces asintió conmigo e hizo el intento de ponerse de pie.

Frank por otro lado, negó como un loco.

—¿Qué?—inquirió. De verdad lucía indignado—. ¿Para qué quieres subir ya?
           —Quiero tranquilizarme, y hay mucho ruido en este lugar.
—Sí, Frank—Bill intervino, supuse que lo pensó al haberme demorado en contestar—, Michael tiene razón, tal vez deberíamos abordar ya.
           —Gracias, Bill—le obsequié una sonrisa débil.
—Sólo aguarden, chicos—Frank insistió al tiempo en que me ocupaba de ponerme de pie. Sentía una pereza horrible recorriéndome por dentro. El fastidio era insoportable y no me apetecía darle más vueltas a la insistencia de Frank. O a caso creer saber qué es lo que trama.

Esperé equivocarme.

—¿Qué es lo que esperas, Frank?—Bill le preguntó. Ya había comenzado a tomar la única valija que llevaría consigo en el vuelo.

Frank pintó una expresión aterrorizada. Como si en verdad alguien estuviese a punto de descubrir sus planes. 

—Sí, ¿Qué es lo que estás esperando, Frank?—insistí. Con la seriedad plasmada en mi rostro aguardé a que me contestara.
           —Sólo quiero verificar que el equipo esté listo para viajar.
—¿Eso es todo?—me burlé—. ¡Nunca hemos tenido problemas con eso! ¿Y ahora te preocupas?
—Frank, te aseguro que todo el equipo está bien—Bill le dio una palmada en el hombro haciendo ademán para que Frank finalmente se incorporara. En vano.

En su lugar, se ciñó más al asiento.

—Siempre me he preocupado, Michael—contestó indiferente—. Sólo esperen, ¿Si? 

En un último momento Bill me miró como si estuviera consultando mi aprobación a la idea. Incluso antes de hacer cualquier gesto, él ya planeaba devolverse a su asiento, y yo acababa con el último atisbo de paciencia que me quedó. Frank no iba a verme la cara.

—¿Estás esperando a alguien, no?—espeté directo. Bill se detuvo en el acto y volvió a posicionarse a mi lado.
 —¿A alguien?—Frank pestañeó aturdido—. ¿A quién estaría esperando, Michael?
            —No lo sé, Frank. Dímelo tú. Has sido tú quien se ausentó todo el día.

Palideció. Funcionó como magia.

—¡Ya te lo dije, Mike!—se excusó. Realmente me impresionó el valor—. A la disquera no le pareció que cancelaras el lanzamiento de esa canción, y alguien tenía que decírselo a Stevie y a Quincy también, ¿Sabes?
—¿Qué?—Bill vociferó a mi lado—. ¿Cancelaste el lanzamiento de una canción, Michael?

Genial, lo que faltaba.

            —Sí, Bill—admití en voz baja. Frank me lanzó una mirada burlona.
            —¿Desde cuándo haces eso?—Bill siguió.
 —Desde que ya no le encuentro sentido alguno para publicarla. ¿Podemos irnos?

Bill se me quedó mirando atónito. A cada segundo, mayor la intensidad. Pero no serviría de nada, pues no pensé en decir nada más. Él luego optó por devolverse hacia Frank y suplicar por una respuesta mejor.

Frente a nosotros, abrió los labios para hablar. Me prometí; si Frank abría la boca para hablar del tema ahora, no iba a responder.

Sin más se burló. Odiaba serle tan transparente.

            —Aún no es buena idea que nos vayamos, créeme...
******

            —¿De verdad vas a despertarla?

La voz de Chandler se escuchó solemne y lejana. Como un susurro casi imperceptible que ni siquiera estaba dirigido hacia mí. Me retorcí un poco sobre el sillón y aguardé inmóvil. Él no estaba sólo, seguro, y un puñado de susurros le siguieron detrás.

Conforme me sentía más despierta mi mente se agotaba, mi pecho se estrechaba y todo parecía empeorar. Lo sucedido no dejaba de reproducirse miles de veces en mis pensamientos.

—...¿Monica?—susurré sin saber de dónde he obtenido las fuerzas para hacerlo, completamente segura de que ella se encontraba ahí.
            —¡Rachel, despertaste!—escuché vociferar a Joey.

Sentí entonces el peso de alguien hundiendo el sofá a un costado de donde yacía mi cuerpo.

            —Hola, Rach—Monica gesticuló. 

Yo no podía creer la comodidad que me causó tenerle cerca de nuevo. Aunque la expresión que me obsequió no fuera más que pura tristeza, asfixiante preocupación. Ella, y el resto sabía lo sucedido.

Abarqué mi vista más allá de su rostro pegado al mío, y vislumbré al resto ahí, compartiendo el mismo tipo de miradas.

—Oh, Dios... chicos—musité enteramente avergonzada. Lo único que se me pudo ocurrir fue refugiar mi rostro detrás de ambas manos.
—Tranquila—Monica dijo, tomando mis manos con suavidad—, sabemos lo que pasó.
—Sí, Rach, descuida—añadió Phoebe. Al fijarme me di cuenta de cómo se sentaba en la mesita de centro para mirarme de frente.

Finalmente decidí incorporarme en el sofá, así me sintiese incluso más débil que antes. 

—Monica, lo siento tanto... Yo no quería que...—susurré cabizbaja. Entonces, caí en la terrible cuenta; el terrible error que quizá había terminado de cometer—. ¿Qué hora es?
            —Son las nueve y cincuenta—miró Chandler hacia el reloj—, ¿Por qué?

Dios mío, no.

—Aún no es tan tarde—espeté a medias, ya andando a trastabillas frenéticas hacia la puerta. Sentí un mareo leve luego de ponerme de pie pero estaba segura de que no me importaría, nada a partir de aquí.

Escuché al resto incorporarse para seguirme.

—Espera—Joey zanjó. Me lo encontré torciendo el gesto cuando me decidí a mirarle—. ¿A dónde vas?
           —Voy al Carlyle—sentencié en seco—, he cometido un error.

Tomar mi abrigo, mi bolso, mesar mis cabellos para volverlos a su sitio y dejar mi dignidad completamente desplomada por los suelos. Me tenía que ir.

—¡Rachel, espera!—era Phoebe gritando. Ella junto con los demás lucieron completamente dispuestos a interrogarme. El problema era que no había tiempo ya.
—Lo siento, Phoebe—me excusé en mi intento por tomar la perilla de la puerta y abrir—, no puedo hablar ahora.

Monica se precipitó veloz hacia mí.

            —¡No vas a encontrar a Michael ahí, Rachel!
 —¿Qué?—me giré súbita. En el mismo momento mi corazón comenzó a martillear—. ¿Por qué?
            —Lamento decirte esto... Pero, él... regresa hoy a Los Angeles.

Un retortijón me perforaba el pecho, de él naciendo unas terribles ganas de echarme a llorar.

           —¿Q-qué...?
—Lo sentimos, Rachel—Phoebe balbuceó andando con ambas manos tendidas frente a ella—. Queríamos avisarte antes. De verdad.
 —¿Quién se los dijo?—le corté. Tenía que asegurarme de que aquello no fuera cierto. 
 —Frank vino en la tarde... él nos lo dijo—Joey gesticuló simpatía en el rostro.
            —Lo siento, Rach—Chandler añadió.

Era como si el oxígeno se me fuera a acabar. Mi equilibrio, todo ese despertar que había encontrado hasta ahora en el café de sus ojos esfumándose para siempre, y yo sumergida en el abismo del "Qué pudo suceder"

Si Michael se iba era mi culpa, directa y simplemente. Y sí, tal vez dejando de percibirle y sabiéndole lejano, podría ponerle final a esta fantasía que me he fabricado de una maldita vez. Sacarla de mi vida. Olvidarle. La abominable realidad. Pero no quería eso.

Las rodillas me tambalearon.

—No puedo-no puedo creerlo. Esto no puede estar ocurriéndome, simplemente no puede estar pasando—mi voz se rompió. 

Y esa posibilidad, que ardía. Que de no ser cierta me dolería como los mil demonios.

—No quiero... olvidarme de él—sentí el ardor ascendiendo a mis mejillas—.  No quiero, no... Quiero verlo, necesito hacerlo.

Silencio.

—¿Sabes?—sentí las manos de Monica tomar las mías en ese instante. No me había ni percatado de cuándo se había acercado a mí—. No creo que debas dejar que se vaya.
            —¿Pero, qué...?—el aire por fin pareció volver.

Los demás sonreían. Pareció magia.

—Tienes que alcanzarlo...—la sonrisa congelada de Phoebe me dio alas—. El aeropuerto.

Pero claro. Por Dios.

           —Es cierto—Joey espetó uniéndosele.
           —Sí—balbuceé—, iré al aeropuerto.
—¡Rachel, Dios mío!—Monica gritó y pegó saltitos en medio de todos nosotros. Yo estaba petrificada, completamente insegura de cómo diablos articular—. De acuerdo, Rachel. Es en el Aeropuerto John F. Kennedy, compuerta 3-D

"John F. Kennedy. Compuerta 3-D" me repetí a mi misma.

—Muy bien, gracias—quise alcanzar a decir aunque el frenesí invadiéndome me impedía hablar.
—No sé qué acaba de ocurrir—Chandler nos aplaudió—. ¡Pero estoy muy emocionado!

Me sacó una risa débil al tiempo en que me volví hacia la puerta de nuevo. Monica me siguió.

           —Pero, hey, Rachel, ¿Qué crees que te dirá?
—No lo sé, pero, aunque decida irse de cualquier forma, al menos no pasaré toda mi vida preguntándome qué hubiera pasado.

Y me marché sin más.

Alguna vez escuché decir a alguien que no puede ganarse una carrera contra el tiempo, pero, por primera vez en la vida me sentí con ánimos de desafiar esa ley. Había tomado una decisión, y era irrevocable.

En realidad, pensé, no había sido cuestión de decidir. En aquel momento, era cuestión de vida o muerte. Intenté imaginarme sin volver a encontrarme reflejada en sus grandes ojos oscuros, y la fuerza de ese pensamiento casi logró que saliera corriendo. Me imaginé intentando encontrarle sentido a todo aquello, y comprendí que era inútil si jamás volvía a verlo. Me imaginé cometiendo la misma estupidez una y mil veces, sin Michael a un lado, sin saber qué era lo correcto.

Pero, justo entonces, no pensaba en eso. No pensaba en nada más que en la profunda necesidad de llegar a donde estaba en él. Pensaba en eso... y en cómo nunca antes el reloj había corrido tan rápido.

—Ah, lo siento—la encargada del andén me detuvo justo antes de ingresar a la terminal. Justo de pie ante un "3-D" bien anunciado frente mío—. ¿Tiene su tarjeta de embarque?

Mierda.

—Oh, no, no, no—trastabillé al hablar—. No tengo tarjeta, escuche, sólo quiero hablar con un amigo, realmente debo decirle algo.
—Bueno—me sonrió. La sangre me hirvió al notar que se posicionaba de tal forma que no quedara ni una posibilidad para dejarme ingresar—, lo lamento, de verdad, pero no puedo permitirle pasar si no tiene una tarjeta de embarque.
—Sí, sí, ya lo sé. Escuche, sé que él acaba de pasar por aquí, yo...—en ascuas traté de escabullirme de nuevo.
—¡No, no!—me tomó firme de los brazos. Por primera vez se me pasó en la cabeza qué tan mala idea sería meterme en problemas mayores por lograr entrar—. Son reglamentos federales, lo siento. Dígame quién es su amigo y yo le daré el mensaje. Si acaba de pasar por aquí como usted dice, seguro se lo diré antes de que despegue su avión.

Me reí, inmensamente derrotada. La pregunta del millón. La respuesta más ridícula que ella escucharía.

           —Es que... No puedo decir quién es—musité.
           —Entonces, me temo que no podré ayudarla.
—Bien, muy bien, sé a dónde va esto—jadeé en mi lucha por recuperar el aliento. Sabía que estaba en mi última posibilidad. La encaré y aparenté pintarle el rostro más serio posible—, ¿Quiere saber a quién debo hablarle? Es Michael Jackson, busco a Michael Jackson.

La expresión que me esperaba apareció en sus ojos.

—¿Michael Jackson?—bufó como si le hubiese contado el peor de los chistes—.  Ah, no, debe ser una broma.
—Sí, sí, sé cómo suena. Suena ridículo pero tiene que creerme, ¡Tiene que hacerlo! Es muy importante que lo vea, por favor.
—Escuche, usted debe estar en un error, o confundida, no lo sé, es imposible que Michael Jackson haya pasado por esta sala.

El aire y el tiempo estaban limitados. Cerré los ojos y estrujé el puente de mi nariz con ambas manos, sintiendo ya las lágrimas escocer.

—Escúcheme usted—sentencié en su rostro—, sé que está aquí. La entrada del edificio está llena de camarógrafos, paparazzis, una cantidad de personas aguardando en la calle fuera de lo inusual. ¡¿Cree que si no fuese importante le estaría rogando que me deje mirarle!?

Negó al fin. Pasando una mano por su frente, reflexiva. No podía creer que había funcionado.

           —Ah, yo... lo siento, no puedo hacer nada.
           —¿Qué?—el nudo en mi garganta creció.
—Me exigieron que mantuviera todo en confidencialidad. No se supone que nadie sepa que él estuvo aquí. Lo siento, no podrá verlo. Como le dije, la única manera, es si sólo yo entro y trato de contactarlo por usted.
            —Por favor.
            —De acuerdo, ¿Cuál es el mensaje?

Me miró expectante y las palabras no de dignaban en ceder. Debí comprender el cómo ardería esa pregunta antes, como volvería mi mundo al revés.

Por el simple hecho de tratarse de Michael.

El tiempo pasando con el silencio sellando mis labios ardió, como si me estuviese quemando.

            —Es que... no lo sé.

13 comentarios:

  1. Oficialmente, esto me encanta!

    Estoy muerta! Primero Phoebe! Después Michael y el épico: "¿Qué te hace pensar que lo hacía por tí? Estaba ayudando a Joey solamente" LO AME!

    Luego los comerciales! "I'm... not doing this!" Pero el segundo comercial se lleva la estrella dorada! *-* Si pasaran esa clase de comercales más a menudo sería una total adicta a la tele!

    Eres increíble, Kati. Sigo amando la idea de los videos.... Y AMO la canción que bailaban Ross y Emily, WITH OR WITHOUT YOUUUU!

    Y bueno, después de esa pequeña muestra de mi hiperactividad nocturna, debo decir que este capítulo ha sido lo mejor de lo mejor. Me encantó, de principio a fin. (Y que conste que esto es la cosa más honesta que haya dicho en mi deshonesta vida) (:

    Eres increíble! Un placer ser amiga tuya! :')

    ResponderEliminar
  2. Katiiiiiiiiiiii! Al fin llegue! xD
    Te lo prometí, y aquí, desvelada, pero estoy! :D
    Otro capi genial!
    Mori de risa con la emoción de Phoebe a conocer a Stevie! Meh, yo hubiera estado peor xD

    Oh si! Michael todo rebelde :333 meh, Rachel se lo mereció x confundírmelo tanto ¬¬ (?
    "¿Qué te hace pensar que lo hacía por tí? “ :B eso! Yo también lo ame!!! *.*

    Q onda con lo de continuara? Ya estaba planeando mi queja x el capitulo tan corto (?) ¬¬ , okno .___.
    Nunca había visto el 1er comercial :S, q risa con Monica xD
    Y el de Michael *.*, ese me encantaaaa! ♥

    “Joey: Entonces… ¿Estás viendo a alguien o…?
    Emily: ¬¬
    Joey: Bien. ._.”
    Oh, pobre Joey, pero si el es tan tierno!!! :3 jajajja

    Si estúpida Emily, el nuevo amiguito de Rachel es Michael, el bombón, Jackson ¬¬
    Ella buena, ahora? Se mete con cosas ajenas, eso no es ser buena .__. :s
    Y q onda con Ross? Huy si, muy “triste” y va y se enreda con la tipa esa ¬¬

    Me has dejado emocionada con el próximo capitulo :3
    Espero verlo muy pronto :P, lo sé, soy una atrevida exigente…pero esq la historia se está volviendo cada vez más interesante!

    Estaré al pendiente del próximo
    Saludos :)

    ResponderEliminar
  3. ¿La "buena" Emily?, ¿ésta Emily era la "buena"? Quieres decir, ¿se viene una peor? ¡Pero si esta ya me cayó como el or... orno. Horno! Entonces, próximamente, voy a querer matarla. Tendré que hablar con ciertos contactos (?)
    ¡La actitud de Michael estuvo perfecta! Como se dice por estos lados, no se echó a morir, y eso es lo que me gustó. Y hablando de nuevo de Emily, yo ya estaba pensando que odiaría a Michael, aún sabiendo de su "condición" de celebridad. Bléh, realmente hubiese preferido eso. Rachel deberá entrar en acción. Esa bruja lo toca y no me haré cargo de mis actos.
    Ñaaa, que es tierno Joey xD ¡Y Phoebe! Sigue siendo mi preferida. Me encantó la parte de "¿Te gusta? Deberías oír mi número telefónico" Lo guardaré, a ver si me sirve algún día :b Aahaaa, ¡todos odian a John! Hasta el gusano le vomita (?)

    Ahora, pasando a hablar respecto a tu comentario, ¡naah, no problem! A mí no me molestó en lo absoluto. Bueno, en cierta parte, me incomodó un poco, pero debido a mis antiguas experiencias. No es porque no quiera decir mis cosas, siento que aún no debo. Aprendí a esperar al momento exacto para decir todo. Yo, que suelo ser bocazas, me he ahorrado bastantes líos con esa solución. En fin, ¡no pidas disculpas! No es necesario, no. En verdad me caíste muy bien. Fue un errorcillo y los errores los cometen todo el mundo. Además, fue nuestra primera charla. Son normales las incomodidades.

    ¡Que estés muy bien! Bendiciones :)

    ResponderEliminar
  4. Está muy bueno el capítulo, me encanta como combinan la novela con videos, y me fascinaron los comerciales, es muy original.

    Estaré pendiente del próximo capítulo.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  5. Lo ameeeee! aajajajajsjasjajsjajsjsjajs !!! XD Ame la parte cuando Emily dice ¿¡Michael Jackson!? y Joey ¿Y el Alcohol? D: ajajajsjajsjajsaaajaja xDD Me ENcanto!!! :B
    T_____T No puede ser que Rachel y Mike haigan hecho estooo! Ellos, sencillamente no pueden dejar de versee no ahora!! D:
    Esto me tiene frustradaa! D: Ambos estan Enamorados que lo Acepten ¡MALDITA SEA! D:
    ok me calmo xD
    Espero que no tardes tanto en publicar porque si no Morire u_u! te lo dire calmadamente.... ¡¡¡NO TARDES TANTO!! D:
    Gracias por el capi ESTUVO GENIAL! Cuidate :B

    ResponderEliminar
  6. esta increible me encanto :B

    ResponderEliminar
  7. ESPERO QUE EMILY calme su maldad -___- MALDITA ZORRA DDD:
    jajajaj el vídeo me encanto :B

    no dejaré de decirlo MALDITA EMIRRA XD no soy buena para hacer apodos .__. lo sé :B pero aun asi espero que prooooonto salga nuevo capitulo! Te quieeeeeero Kaaaatiaaa :3

    ResponderEliminar
  8. Hola!!
    Perdón, Perdón, Perdón por no haber podido comentar antes
    tareas a montón ¬¬ e internet fallando no son buena pareja :P
    Pero bueno... ya llegeu para decir :...
    AME EL CAPI!!
    Que bueno que llegaste , extrañaba la nove :'c
    pero volviste con TODO!
    Estoy muriendo por ver el proximo cap!! x.x
    Que bueno que hayas vuelto katia!
    Te extrañabamos mucho♥
    Esperaré el proximo cap. Sigues así!
    Tu imaginación es genial ;)
    Gaby.Colombia!!

    ResponderEliminar
  9. Y Emily hace su aparición ¬¬ Se que no es buena...es el mal reencarnado D: metiendo cizaña a Ross

    Que le pasa a Michael?!!!! Porque le respondió así?!! D:
    "Rachel: Oh, no Michael… no tienes que hacer eso por mí… yo le puedo explicar a Joey que…
    Michael: -Ríe- ¿Qué te hace pensar que lo hacía por ti? Estaba ayudando a Joey, solamente." Esa fue una respuesta machista D: aunque Rachel también tiene la culpa .-. complica mucho las cosas y probresito de Michael se confunde...

    Listo! aquí esta mi comentario xD Tarde pero seguro ;D avísame para el siguiente capitulo si? :3 Cuídate

    ResponderEliminar
  10. ¡Hola!

    Ooooh al fin estoy aqui, me requete gusto el capitulo ame los comerciales hahaha y tambien como le contesto Michael a Rachel, a la vez me gusto y a lavez no, soy algo complicada pero bueo ya que.

    Me encanto la idea de que hablemos :D

    Mi msn es: maferpalacios-11@hotmail.com
    y mi facebook (ya sabes para estar mas en contacto xD) es: Marifer Jackson Scruse

    Bueno, adios
    Cuidate

    ResponderEliminar
  11. Awww por fin termine de leerlo e.e me encato la novela, espero que la sigas pronto, aqui ya tienes a una lectora fiel que comentara en cada capitulo, me encanto ecerio y siguela proto plis.

    cuidate beso.

    +T.K.M.+

    ResponderEliminar
  12. Perdón por comentar hasta ahorita Katia! los examenes me comían viva .__. literal...


    como sea, déjame decir Katia Godínez que este capítulo estuvo demasiado demasiado triste e_e
    y y no puede ser que se hayan dicho eso! JUAY DE RITO! D:

    Michael: No Rachel, olvídalo… ¿Sabes? Olvida todo lo que acabo de decir… olvida que te dije que estoy enamorado de ti, lo que siento… olvídalo todo ¿bien? Tienes razón… es lo mejor.

    WHAT THE F*CK DDDDDDDDDDD:

    joj esa Emily si que no se la creía lo de Mike ehhh :B

    Michael un poquiis Bad, sí sí e.e


    me alegro de que Rachel y Ross estén contentitos y toodoo peroo
    OIGAMEE NOO D: amo la parejita Rachel + Michael= Richael <3 sisisisi :B

    y amé el diseño de tu blog, luego me cuentas cómo le hiciste para que luciera tan bello :33 *-* <3

    creo que eso es todo, nos vemos luego y espero hablar pronto contigo!!! Te quierooo!!! <3 chau c:

    Por cierto soy Jackie :D

    ResponderEliminar
  13. a lo mejoor y yo subo cap en estos días, peroo no estoy segura, yo le avisaré saz??? :D

    y de nuevo, me encantó el diseño del blog!!! good job :E



    :BBbrazo2 <3!

    ResponderEliminar

Just Good Friends (Novela inspirada en Michael Jackson) © , All Rights Reserved. BLOG DESIGN BY Sadaf F K.