Punto de vista múltiple.
—Aún no puedo creerlo, Ross.
Negué
un montón de veces, sin dejar de mirarle. Sin siquiera dejar de decirle con
sólo la mirada que ahora sí había cometido el peor de los errores.
¿Y
quién, si no Joey y yo para fastidiarlo al respecto?
—Sí,
al no verte en el bar, creímos que habías vuelto con Rachel...—Joey añadió a
mis espaldas, y justo al voltearle a ver me doy cuenta de que le habla a Ross
igual de serio que yo, aunque parezca preocuparse más por estar hurgando
nuestro refrigerador que por mirarle de frente—. Que creo que es lo que debiste
de haber hecho.
—¿¡Eso
crees!?—Ross inquirió, azotando una mano en el aire—. Dios, mi vida es un infierno.
En fin, ¿Qué hago? Rachel está en plan de arreglar todo conmigo y yo no puedo
dejar de pensar en '¿Cómo va a reaccionar?, ¿Qué va a pasar?' cuando le diga lo
que hice...
¡Oh,
por Dios! ¡Que esté bromeando!
—Bueno,
antes de contestar eso, debemos enfocarnos en una pregunta más importante...—me
aproximé entonces hacia él aguardando a concentrarme en hablar, en no decir una
maldita broma coloquial antes de reprimir la menuda tontería que acaba de
decir. Es imposible—. ¿Qué tan imbécil eres?
—¿¡Qué!?—lució
enfadado. En lugar de continuar miró a Joey como buscar una razón para no
romperme la boca.
Yo
sólo asentí, en paz. Sosteniendo lo dicho.
—...Oye,
trato de reconstruir mi relación—continuó—. ¿Cómo demonios lo hago si no
comienzo siendo sincero con ella?
—Ross,
Ross... escucha—Joey se interpuso entre nosotros de pronto—, estoy de acuerdo
con todo el asunto de la sinceridad. En serio, pero no con cosas que podrían
meterte en un lío.
Vaya,
Joey lo había comprendido igual que yo.
Ross
le miró, aún más confundido.
—Tiene
razón—le aseguré, sintiendo como Joey ya asentía ansioso a mi lado—. Si se lo
dices, ella saldrá lastimada.
—Sí, y entonces no tendrás ni una
maldita relación para reconstruir.
—S-sí,
pero no creen que...—Ross resopló sin terminar de hablar, al tiempo en que se
dejaba caer en el sofá que nos encaraba mejor.
Verle
así me lastimó, pero estaba seguro me dolería más dejarle echar a perder su
relación.
—Mira,
Ross—murmuré, teniendo que controlar el nivel de arrogancia en mi voz—, si
quieres contárselo, sólo espera el momento indicado... ¿Qué tal tu lecho de
muerte?
Una
sólo vistazo al vacío me aseguró de que ahora iríamos en sintonía. Había
comprendido por fin.
—E-entiendo...—titubeó, aún sin
mirar a ninguno.
—Así
me gusta...—Joey terminó de aproximarse y comenzó a darle una serie de
golpeteos leves detrás de su hombro—. Ahora, tenemos que asegurarnos de que no
se entere por otra persona. ¿Ya pensaste en el rastro?
—¿Rastro...?—Ross dudó de nuevo.
Aquí
vamos, de nuevo.
—¡Así
es!—Joey meció ambas manos frente a él, enfatizando cada palabra que estaba por
salir—. El rastro desde la mujer con la que hiciste cosas indebidas hacia la
mujer que no quieres que sepa nada de lo que sucedió. ¡Siempre tienes que
pensar en el rastro!
—No,
no...—Ross negó torpe, balbuceando por lo bajo—. No creo que haya ningún
rastro.
—Bien,
bien...—sentí que había sido mi momento de intervenir—. Emily tiene muchos
amigos, dos de ellos son tú y Monica. Ella viene desde lejos a visitarlos, y
creo que no tardará nada en contárselo a Monica y... Oh, espera...—y aquí va,
¡No puedo controlar el sarcasmo en mi voz!—. ¡Monica es la mejor amiga de
Rachel!
Él
enmudeció. Con los brazos ya puestos encima de su cabeza, Ross inspiró con
desenfreno justo antes de ponerse de pie frente a nosotros.
Oh,
no.
—Dios
mío... tienen razón—apenas y le oí. Conforme quise aproximarme él ya estaba a
nada de salir de mi departamento—, tengo que parar esto, hablar con Emily, no
sé...
—¡Espera, Ross...!—bramé en el
último segundo. O al menos traté—. ¡No...!
Lo
único que siguió fue un portazo, y un chiflido desahogado que Joey lanzó.
Estaba
más tranquilo luego de eso. ¿Perturbado? Claro que sí. Aún, y dudaba estar de
otra forma por el momento. Al menos hasta saber que Ross de alguna forma ha logrado
solucionar el tema. Esta vez sí que había cometido un terrible error, y él,
Joey y yo estábamos convencidos de ello. Es verdad que me parecía una lástima
el hecho de que sólo seríamos capaz de ayudarle charlando con él al respecto.
Todo esto era un asco.
Al
final, el rugido que brotó del estómago de Joey me desconcentró, y casi me
llevo una tremenda carcajada al toparme con su rostro atolondrado.
—Quieres ir a hurtar la comida de
Monica, ¿No es así?
Sus
ojos brillaron, y ya se ocupaba de abrir la puerta.
—Creí que nunca lo
preguntarías.
De
no más de cinco pasos necesitamos para cruzar el pasillo y entrar al
departamento de Monica. Quise hacerme de la vista gorda al principio antes de
dejarme ir junto con Joey hacia su refrigerador. Pero, un revoloteo en el
estómago me lo impidió apenas entrar y darme cuenta de la situación. Y no era
que las miradas fulminantes de Monica y Phoebe tuvieran que ver.
No
lo podía creer; Frank estaba ahí.
—¿¡Frank!?—lo señalé, y Joey se
detuvo al mismo momento.
—Am,
chicos, estamos en algo serio...—Monica me lanzó una mirada despreciable, pero
en medio de todo ello parecía que Frank se había ocupado de sonreírnos a
ambos—. ¿Les importa si...?
—No,
no... está bien—Frank le interrumpió con amabilidad. Me le quedé mirando, de
verdad no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo—, de hecho, queda poco
tiempo antes de que tenga que irme. Y, justo estaba por despedirme, en
verdad.
A
Joey se le salió un quejido involuntario, e igual hubiese sido igual conmigo.
Tan sólo porque para mí había sido más fácil afrontar la idea de que quizá
Frank había tenido que despedirse tan rápido porque habíamos irrumpido de
pronto. Me sentí un poco incómodo.
—...Oh,
no, no, no—negó con cabeza y brazos, inquieto y andando hacia Joey y hacia mí—.
De verdad que no es porque ustedes hayan aparecido. Es sólo que le he dicho a
Michael que me ausentaría poco tiempo, y ya me he sobrepasado. Él ni siquiera
imagina que estoy aquí.
—Oh...—Joey asintió más aliviado, me
volteó a ver y le seguí la corriente.
¿Habíamos
sido tan obvios? Dios.
—Frank—Monica
balbuceó, estaba cabizbaja y vi como sus manos se anudaban con fuerza mientras
se le acercaba—, ¿Tan pronto?
—Linda,
es también que aún quedan varias cosas por preparar antes de irnos y bueno.
¿¡Qué!?
¿Irse?
Advertí
que mi rostro de asombro se había vuelto terriblemente obvio de nuevo, al notar
como Frank asentía lastimosamente hacia mí. Sin decir nada más, él anduvo hacia
el perchero que tiende al pie de la puerta para ya tomar su abrigo y con
movimientos delicados tomó de uno de los bolsillos un pequeño trozo de papel
que estaba doblado de forma cuidadosa, se lo tendió a Monica en las manos y
ella aún no parecía capaz comprender.
Ni
ninguno de nosotros. Como si fuese un reflejo, Phoebe, Joey y yo nos
aproximamos a observar.
—Quiero
que tengan esto—Frank espetó, como si la pregunta que todos teníamos en mente
fuera bastante evidente.
Monica
frunció el ceño aún mirando aquél papel. Al desdoblarlo, me di cuenta de que en
él había escrito un número telefónico.
—¿Qué es esto?—Monica murmuró débil,
sus mejillas se comenzaron a encender.
Él
negó, sonriendo como si no pudiera soportarlo.
—No has creído que nos marcharíamos
de aquí sin dejarles un contacto, ¿no?
Estábamos
mudos. De hecho al girarme hacia los demás me di cuenta de que habían
palidecido. Y Frank no paró de disfrutarlo.
—Este, chicos, es el número de
Neverland.
Monica
fulminó nuestros oídos con un rotundo grito que lanzó.
—¿Neverland...?—Joey
inquirió con fuerza. La suficiente para hacer que ella dejara de gritar.
—Dios
mío ¡Claro que sí! ¡Neverland!—noté como Monica se tensaba al hablar.
Balbuceaba pero no formulaba alguna oración. Estaba perdiendo la cuenta del
número de veces que yo había puesto loa ojos de blanco para ese momento—. No sé
cómo agradecértelo, Frank. De verdad no lo sé... Esto es... me refiero a que...
Oh,
no he podido soportarlo más.
—...Lo
que ella quiere decir es, "Muchas gracias"—al menos había hecho que
se tranquilizara.
—No
te imaginas lo que esto significa para mí—continuó, esta vez más calmada. Pero
sus ojos parecieron brillar más y más—. Y creo que ustedes ya tienen el número
de aquí también... ¿Es cierto?
—Claro
que sí—Frank admitió. Pero en menos de un momento su sonrisa comenzó a borrarse
de nuevo. Al mirar por enésima vez el reloj que usaba en su muñeca lanzó una
mueca de desagrado y tendió una mano hacia Joey—. Bien, ahora sí que tengo que
irme...
—Frank,
no tenía ni idea—le sonreí, al tiempo que él me tendía su mano—, de verdad lo
lamento.
Él
me obsequió un gesto fraternal.
—Créanme, chicos, que yo también lo
siento.
Agitó
la mano de Phoebe y Monica con el mismo o incluso mayor cuidado. Sin titubeos,
él por fin volvió a aproximarse a la salida de nuevo. Era como si yo no pudiese
reaccionar, y no sabría cómo en realidad, ya que no conocía el tema a fondo.
¿Michael marchándose? ¿Cómo así? Si lo último que había oído era que las cosas
con él y Rachel iban de maravilla. ¿No era así? Que él, y el asunto de Ross
había... Oh, no; Ross.
La
lista de preguntas que le haría a Monica comenzó a fluir.
—...Espera,
Frank—la voz de Phoebe me sacó de mis pensamientos. Anduvo veloz hasta detener
a Frank ya debajo del umbral de la puerta y él no dudó en ponerle atención.
—Sí.
—Realmente
pienso que esa canción debería ser escuchada—Phoebe murmuró—. Ojalá puedas
llegar a algo con Michael.
—Créeme, Phoebe, haré lo que pueda.
Se
sonrieron al mismo tiempo.
—Cuídate...—Monica
espetó al final, y observé cómo aún sostenía con sumo cuidado el pequeño trozo
de papel—. Cuídalo a él, Frank.
—Claro que sí. Oh, y Monica...
—¿Sí...?
—Sobre
el favor del que les hablaba...—musitó ya con un pie de fuera. No pude evitar
andar un poco hacia él para escuchar—. Nuestro avión sale a las diez y
veinte de la noche... Aeropuerto John F. Kennedy—hablaba con la mirada más
insinuante que le había conocido—, estaremos en la puerta 3-D. No lo sé, creí
que tal vez deberían saberlo, ya sabes, tal vez alguien pueda pasar a
despedirse o...
A
Monica casi se le desborda la sonrisa.
—Sólo,
haz todo el tiempo que puedas...—ella no se tardó ni medio segundo en
contestar—. Prometo hacer lo posible, Frank.
—Bien—Frank
asintió, cómplice, y luego de un tremendo guiño nos vislumbró al resto—,
cuídense niños.
—Adiós, Frank—dijimos en unísono.
—...Adiós.
Cerró
la puerta y un retortijón me vino de golpe al último instante. Comenzaba ya
todo a caer en su lugar, y yo mismo me sentí implicado.
Si
ellos tramaban lo que yo sospecho, el plan de Ross de solucionar las cosas se
iría directo al demonio.
******
Las
calles de Nueva York nunca me parecieron tan frías antes... ni yo me sentí tan
perdido nunca. Caminaba sin rumbo, esperando quizá que las respuestas me
llegaran por arte de magia. "No digas nada", y parecía realmente
fácil. Así, recorrí la ciudad en mi desesperado intento por enterrar mis
errores, por ocultárselos para siempre a Rachel. Pero, en realidad, no era
fácil.
Nunca
antes había tocado tantas puertas, ni murmurado tantos "Por favor".
Nunca antes me había sentido más culpable, o más consciente de lo estúpido que
era.
Pero,
al parecer, no era yo la única persona consciente de ello. Emily también lo
era. Por lo menos tanto como para no estar en casa, ocupada esparciendo un
rumor que, estaba seguro, me avergonzaría el resto de mi vida.
Antes
de ser verdaderamente consciente de ello, mis pasos me habían llevado a Central
Perk. Y, como si fuese totalmente imprescindible que me enfrentara a las
consecuencias de mis actos, ahí estaría Rachel. Bajé la vista, incapaz de hacer
cualquier otra cosa. Pensando quizá que podía escapar una vez más, di media
vuelta... sólo para encontrarme cara a cara con ella.
Jamás
olvidaré su mirada, pues fue la más fría que alguien me dirigirá jamás.
Y
sin siquiera decir nada, ella salió de ahí, y siguiendo sus pasos ella me había
llevado al departamento de mi hermana.
La
seguí hasta poder entrar con ella al departamento, pero en el momento en que
quise cruzar la puerta, ella la empujaba contra mí, impidiéndome entrar.
—¡Rachel, háblame, por favor!
—¿¡Que
te hable!?—exclamó apuntándome desafiante con sus dedos esbeltos. Había soltado
la puerta y yo había entrado, pero eso no le quitó la idea de continuar dándome
la espalda—. ¡Ni siquiera puedo mirarte ahora!
—Rachel...
Intenté
llamar su atención, tomando su brazo y halando, pero ella continuaba
evitándome.
Estaba
perdido. Todo se estaba yendo al demonio.
—¡Sólo aléjate de mí, maldita sea!
—¡Ha
sido un error!—reiteré llevando ambas manos a mi pecho—. ¡Cometí un error!
¿Está bien?
—¿¡Un
error!?—estaba incrédula. Sonreía pero no de felicidad—. ¿Dónde tratabas
meterlo?, ¿¡En su bolso!?...
Mierda,
no podía culparla.
—Ross, te acostaste con otra mujer.
No
supe qué contestar.
Ella
me cruzó sin siquiera mirarme entonces, acercándose al umbral de la puerta una
vez más.
—Quiero
que te vayas. Ahora—espetó cabreada y sosteniendo la puerta ampliamente abierta
para mí. ¿Cómo podría?
—...No.
—¡Por favor, vete!
—Quiero
quedarme, maldita sea—me lancé en torno a ella para zafar la manija de su mano
y lograr cerrar de nuevo. Ella me respondió con una terrible mirada de
resignación—, quiero hablar de lo que pasó.
—Muy bien, está bien...
Cerró
la puerta de un portazo y se acercó rápidamente hacia mí, completamente
enfurecida. Ella estando tan voluble y yo sintiéndome como un idiota.
—¿Cómo ha estado ella?—se cruzó de
brazos y me aniquiló con la mirada.
—¿Qué?
Rogué
que no hablara en serio.
—¿Qué
tal lo hace ella?... ¡Vamos, Ross, has dicho que querías hablar! ¡Hay que
hablar! ¿¡Cómo ha estado ella!?
—Ella... ha sido... diferente—estaba
completamente derrotado.
Ella
se bufó con ansias.
—¿"Buena" diferente?
—¡Lo
siento! ¿Está bien? Yo, estaba asqueado conmigo mismo. Y esta mañana estaba muy
triste. Pero en el momento en el que recibí tu mensaje, lo único que quería era
sacarla a ella de mi departamento lo más rápido que...
—¡No,
no, espera!...—me atajó el habla en menos de un suspiro. Su mirara ardió. En mi
cabeza reproduje una y otra vez mis últimas palabras para que me fuese posible
comprender—. ¿A qué hora se fue tu amiguita?
Sentí
un retortijón en el estómago cuando comprendí qué estaba sucediendo. No
respondí. No supe hacerlo.
Al
final, ella reaccionó por sí sola.
—Oh, mi Dios... Ella estaba ahí...
¿¡Ella seguía ahí mientras yo estaba ahí!?
—¡Pero, Rachel! ¡El punto es que
ella no se ha significado nada para mí!
—Así
es...—sonrió completamente turbada—. ¡Pero aún valió la pena para arriesgar
nuestra relación!
—Yo
no sabía que aún había una relación para arruinar, ¡Creí que ya habíamos
terminado, Rachel!
—Maldita sea, Ross. ¡Estábamos en un
descanso!
"Un
descanso" me repetí por milésima vez dentro de mi mente. Ese maldito
descanso es lo que ha desatado todo esto.
—Ese
descanso pudo haber durado por siempre—musité con la mirada completamente
perdida en el vacío. Sonó acorde, tenía sentido para mí—. Eso para mí es una
ruptura.
—¿Piensas que te zafarás de esto con
tu tecnicismo?
No,
y la verdad es que ni tengo las fuerzas para hacerlo.
Suspiré.
—No intento zafarme de nada... Creí
que nuestra relación estaba muerta.
—Pues—se
bufó un momento y rodeó el departamento para alejarse más. Ni siquiera me había
dado cuenta de que me había acercado a ella—, has tenido un rato grandioso en
el velorio...
—Rach, yo...
—¡Y encima me tuve que enterar en el
trabajo!—cubrió su rostro entero al gritar.
—Como
si hubiera querido que eso pasara, ¡He ido a todos los alrededores para evitar
que tú supieras!
Sus
ojos me aniquilaron en el mismo momento.
Mierda,
no.
—Oh,
eso es tan dulce, Ross...—fingió una vocecilla dulce y desenfadada—. ¡Creo que
me estoy enamorando de ti, de nuevo!
Negó
con las mejillas encendidas, con ese mismo gesto que yo ya conocía al momento
en que ella solía discutir conmigo. No podía ser posible que las cosas hayan
llegado a ser lo que son. No puedo permitir que su enojo continúe consumiendo y
asfixiando el cariño que sé que me tiene. No la puedo dejar ir.
—Linda—susurré.
Aguardé por si ella quería intervenir pero esta vez me permitió seguir
hablando—, yo quería decírtelo, te lo juro, creí que era lo mejor, ¡Pero Joey y
Chandler me convencieron de no hacerlo!
—No puedo creer esto...
Entonces
llegó a mi cabeza. La posibilidad.
—¿Te
das cuenta de que nada de esto hubiera ocurrido si no creyera que en el momento
tuviste algo con Michael?
Rachel
permaneció de brazos cruzados y ya recargada sobre la mesa del comedor. Estaba
ya anocheciendo, la tarde estaba terminando y el cansancio ya se acentuaba en
sus ojos grisáceos.
Pero
qué bella es.
—Muy
bien...—asintió de forma vaga—. Digamos que he tenido algo con Michael.
¿Estarías dispuesto a perdonarme?
—Por-por su puesto...
La
mirada que ella me dió me decía que no creía mis palabras. Y bien, no había
nada para creer.
—¿Estarías
en verdad tranquilo si supieras que cada vez que he salido con Michael, él me
ha besado?—añadió. Yo sentí el mismísimo deseo de encajar una estaca en mis
oídos—. Si cuando entraste al departamento la otra noche, ¿nos hubieras
encontrado besándonos?
—S-sí...
No.
No, no y no.
—Ahora, si tú supieras que él y yo
hemos tenido...
—¡Muy
bien, muy bien!—no pude evitar el deseo de hacerla callar. La simple idea me
aniquilaba por dentro, me asesinaba—. ¡No, no! ¡Está bien...! Hubiera... estado
destruido, pero... Aún querría estar contigo porque... porque eres tú...
Ella
me dió la espalda, y tomó asiento en un sofá de la sala de estar, evadiendo mi
mirada completamente, con un silencio que duraría más de lo que me hubiera
gustado.
Por
supuesto me obligué a seguirla.
—¿Qué?—le
insistí inclinándome frente a ella para alcanzar a percibir su mirar—. ¿Ahora
ni siquiera me vas a hablar?
Ella
no contestó.
Me
dirigí hacia donde ella se encontraba y me senté en la mesa cafetera justo en
frente de ella. Busqué su mirada de nuevo. Nada.
—Escúchame,
lo siento. Lo siento, en verdad, he perdido la cabeza—al escucharme ella pintó
una mueca despreciable. Incluso así me envalentoné acercándome—. ¡Creí que ya
te había perdido, no sabía que hacer! ¿Comprendes lo desesperado que me
encontraba? ¡Sabes que no soy así, yo no engaño!
Ella
continuó sin pronunciar una sóla palabra.
—¿Sabes
qué? Para empezar, yo no fui el que quería ese descanso—para variar mis
palabras la hicieron alzar su rostro—. ¡Fuiste tú la que quiso abandonar cuando
las cosas se complicaron un poco!
—Ross, eso... —dijo enfurecida.
—¿¡Eso qué!?
—Eso... ahora no tiene nada que ver.
—Entonces,
dime, ¿Cómo quieres solucionar esto? ¿Quieres luchar por nosotros, o quieres
abandonar?
Un
vértigo asesino recorrió todo mi cuerpo. Su silencio fue más de lo que soporté.
—Mira,
yo...—un nudo dentro de mi garganta comenzó a arder. Me asesinó el habla—. He
cometido un estúpido, estúpido error. Y desearía nunca haberlo hecho, pero no
puedo... Es sólo que... no nos veo destruyendo algo que sabemos que es tan
maravilloso.
Una
lágrima brotó de su mejilla.
—Rachel, te amo tanto que...
Llegué
a un punto en el que me desharía de todo mi orgullo con tal de que ella
estuviera feliz. Me acerqué aún más a ella y eliminé la distancia que nos
separaba. Besé su hombro, continué en su cuello y me atreví a rozar mis labios
en su mejilla.
Tomé
el valor y quise acercarme a sus labios. Pero pudo haber sido demasiado.
—¡No,
Ross!—ella me apartó y se puso de pie. Se limpiaba los labios frenética. Mis
ojos le observaban pero no lo podía creer—. ¡No puedes besarme, y pretender que
todo estará bien! ¡No funciona así, no hace nada mejor!
—Está bien...—balbuceé entre
llantos.
Tambaleante,
alzó su mirada hacia mí. Estaba llorando, completamente destruída.
—Creo que... deberías
irte...—susurró.
—¿Qué?
Me
acerqué con cuidado y anhelante porque ella no hablara en serio. Con cuidado
quise intentar tocarla pero el pensamiento de que nada que hiciera a partir de
ese punto curaría lo cometido comenzó a supurarme por dentro.
No,
no la podía perder.
—Debes irte, ahora...
—No,
no, espera—y sin más la tomé de ambos brazos. No me importó nada más—. Esta
mañana has dicho que no hay nada que no podamos solucionar juntos...
—No. ¿¡Qué diablos iba a saber yo!?
—Es que debe haber una manera... una
manera que...
Estaba
llorando frente a ella, pero sentía que no podía llegar ya a ella por más que
lo deseaba. Que sus sentimientos por mí ya no me respondían, que todo se
trataba de alguien más.
...No.
—No
puedo... No...—sollozó—. Solía pensar en ti como alguien que jamás me
lastimaría. Jamás...
Más
y más lágrimas corrían por nuestros rostros. Cada gota, cada suspiro doloroso
que ella dejaba ir me dolía más y más.
—...Y
ahora—continuó—. No puedo dejar de imaginarte con ella. No importa lo que hagas
o lo que digas, Ross, has cambiado todo... Para siempre.
El
aliento se me iba. Apreté mis puños ardiendo por contener su mirada tan fuerte
que las uñas se me encajaban en la piel.
—Es que... Dios mío... Este-este no
puede ser el final...
Luego
de tanto, me miró.
—¿Entonces por qué lo es...?
******
Gente
circulando, el cansancio, el tiempo perdido, y esta sala de espera que no hace
más que ponerme los pelos de punta. Quería irme ya.
—Creo
que será mejor que abordemos ya—musité. Bill entonces asintió conmigo e hizo el
intento de ponerse de pie.
Frank
por otro lado, negó como un loco.
—¿Qué?—inquirió. De verdad lucía
indignado—. ¿Para qué quieres subir ya?
—Quiero tranquilizarme, y hay mucho
ruido en este lugar.
—Sí,
Frank—Bill intervino, supuse que lo pensó al haberme demorado en contestar—,
Michael tiene razón, tal vez deberíamos abordar ya.
—Gracias, Bill—le obsequié una
sonrisa débil.
—Sólo
aguarden, chicos—Frank insistió al tiempo en que me ocupaba de ponerme de pie.
Sentía una pereza horrible recorriéndome por dentro. El fastidio era
insoportable y no me apetecía darle más vueltas a la insistencia de Frank. O a
caso creer saber qué es lo que trama.
Esperé
equivocarme.
—¿Qué
es lo que esperas, Frank?—Bill le preguntó. Ya había comenzado a tomar la única
valija que llevaría consigo en el vuelo.
Frank
pintó una expresión aterrorizada. Como si en verdad alguien estuviese a punto
de descubrir sus planes.
—Sí,
¿Qué es lo que estás esperando, Frank?—insistí. Con la seriedad plasmada en mi
rostro aguardé a que me contestara.
—Sólo quiero verificar que el equipo
esté listo para viajar.
—¿Eso
es todo?—me burlé—. ¡Nunca hemos tenido problemas con eso! ¿Y ahora te
preocupas?
—Frank,
te aseguro que todo el equipo está bien—Bill le dio una palmada en el hombro
haciendo ademán para que Frank finalmente se incorporara. En vano.
En
su lugar, se ciñó más al asiento.
—Siempre me he preocupado,
Michael—contestó indiferente—. Sólo esperen, ¿Si?
En
un último momento Bill me miró como si estuviera consultando mi aprobación a la
idea. Incluso antes de hacer cualquier gesto, él ya planeaba devolverse a su
asiento, y yo acababa con el último atisbo de paciencia que me quedó. Frank no
iba a verme la cara.
—¿Estás
esperando a alguien, no?—espeté directo. Bill se detuvo en el acto y volvió a
posicionarse a mi lado.
—¿A alguien?—Frank pestañeó
aturdido—. ¿A quién estaría esperando, Michael?
—No lo sé, Frank. Dímelo tú. Has
sido tú quien se ausentó todo el día.
Palideció.
Funcionó como magia.
—¡Ya
te lo dije, Mike!—se excusó. Realmente me impresionó el valor—. A la disquera
no le pareció que cancelaras el lanzamiento de esa canción, y alguien tenía que
decírselo a Stevie y a Quincy también, ¿Sabes?
—¿Qué?—Bill
vociferó a mi lado—. ¿Cancelaste el lanzamiento de una canción, Michael?
Genial,
lo que faltaba.
—Sí, Bill—admití en voz baja. Frank
me lanzó una mirada burlona.
—¿Desde cuándo haces eso?—Bill
siguió.
—Desde que ya no le encuentro
sentido alguno para publicarla. ¿Podemos irnos?
Bill
se me quedó mirando atónito. A cada segundo, mayor la intensidad. Pero no
serviría de nada, pues no pensé en decir nada más. Él luego optó por devolverse
hacia Frank y suplicar por una respuesta mejor.
Frente
a nosotros, abrió los labios para hablar. Me prometí; si Frank abría la boca
para hablar del tema ahora, no iba a responder.
Sin
más se burló. Odiaba serle tan transparente.
—Aún no es buena idea que nos
vayamos, créeme...
******
—¿De verdad vas a despertarla?
La
voz de Chandler se escuchó solemne y lejana. Como un susurro casi imperceptible
que ni siquiera estaba dirigido hacia mí. Me retorcí un poco sobre el sillón y
aguardé inmóvil. Él no estaba sólo, seguro, y un puñado de susurros le
siguieron detrás.
Conforme
me sentía más despierta mi mente se agotaba, mi pecho se estrechaba y todo
parecía empeorar. Lo sucedido no dejaba de reproducirse miles de veces en mis
pensamientos.
—...¿Monica?—susurré
sin saber de dónde he obtenido las fuerzas para hacerlo, completamente segura
de que ella se encontraba ahí.
—¡Rachel, despertaste!—escuché
vociferar a Joey.
Sentí
entonces el peso de alguien hundiendo el sofá a un costado de donde yacía mi
cuerpo.
—Hola, Rach—Monica gesticuló.
Yo
no podía creer la comodidad que me causó tenerle cerca de nuevo. Aunque la
expresión que me obsequió no fuera más que pura tristeza, asfixiante
preocupación. Ella, y el resto sabía lo sucedido.
Abarqué
mi vista más allá de su rostro pegado al mío, y vislumbré al resto ahí,
compartiendo el mismo tipo de miradas.
—Oh,
Dios... chicos—musité enteramente avergonzada. Lo único que se me pudo ocurrir
fue refugiar mi rostro detrás de ambas manos.
—Tranquila—Monica
dijo, tomando mis manos con suavidad—, sabemos lo que pasó.
—Sí,
Rach, descuida—añadió Phoebe. Al fijarme me di cuenta de cómo se sentaba en la
mesita de centro para mirarme de frente.
Finalmente
decidí incorporarme en el sofá, así me sintiese incluso más débil que
antes.
—Monica,
lo siento tanto... Yo no quería que...—susurré cabizbaja. Entonces, caí en la
terrible cuenta; el terrible error que quizá había terminado de cometer—. ¿Qué
hora es?
—Son las nueve y cincuenta—miró
Chandler hacia el reloj—, ¿Por qué?
Dios
mío, no.
—Aún
no es tan tarde—espeté a medias, ya andando a trastabillas frenéticas hacia la
puerta. Sentí un mareo leve luego de ponerme de pie pero estaba segura de que
no me importaría, nada a partir de aquí.
Escuché
al resto incorporarse para seguirme.
—Espera—Joey
zanjó. Me lo encontré torciendo el gesto cuando me decidí a mirarle—. ¿A dónde
vas?
—Voy al Carlyle—sentencié en seco—,
he cometido un error.
Tomar
mi abrigo, mi bolso, mesar mis cabellos para volverlos a su sitio y dejar mi
dignidad completamente desplomada por los suelos. Me tenía que ir.
—¡Rachel,
espera!—era Phoebe gritando. Ella junto con los demás lucieron completamente
dispuestos a interrogarme. El problema era que no había tiempo ya.
—Lo
siento, Phoebe—me excusé en mi intento por tomar la perilla de la puerta y
abrir—, no puedo hablar ahora.
Monica
se precipitó veloz hacia mí.
—¡No vas a encontrar a Michael ahí,
Rachel!
—¿Qué?—me
giré súbita. En el mismo momento mi corazón comenzó a martillear—. ¿Por qué?
—Lamento decirte esto... Pero, él...
regresa hoy a Los Angeles.
Un
retortijón me perforaba el pecho, de él naciendo unas terribles ganas de
echarme a llorar.
—¿Q-qué...?
—Lo
sentimos, Rachel—Phoebe balbuceó andando con ambas manos tendidas frente a
ella—. Queríamos avisarte antes. De verdad.
—¿Quién
se los dijo?—le corté. Tenía que asegurarme de que aquello no fuera
cierto.
—Frank vino en la tarde... él nos lo
dijo—Joey gesticuló simpatía en el rostro.
—Lo siento, Rach—Chandler añadió.
Era
como si el oxígeno se me fuera a acabar. Mi equilibrio, todo ese despertar que
había encontrado hasta ahora en el café de sus ojos esfumándose para siempre, y
yo sumergida en el abismo del "Qué pudo suceder"
Si
Michael se iba era mi culpa, directa y simplemente. Y sí, tal vez dejando de
percibirle y sabiéndole lejano, podría ponerle final a esta fantasía que me he
fabricado de una maldita vez. Sacarla de mi vida. Olvidarle. La abominable
realidad. Pero no quería eso.
Las
rodillas me tambalearon.
—No
puedo-no puedo creerlo. Esto no puede estar ocurriéndome, simplemente no puede
estar pasando—mi voz se rompió.
Y
esa posibilidad, que ardía. Que de no ser cierta me dolería como los mil
demonios.
—No
quiero... olvidarme de él—sentí el ardor ascendiendo a mis
mejillas—. No quiero, no... Quiero verlo, necesito hacerlo.
Silencio.
—¿Sabes?—sentí
las manos de Monica tomar las mías en ese instante. No me había ni percatado de
cuándo se había acercado a mí—. No creo que debas dejar que se vaya.
—¿Pero, qué...?—el aire por fin
pareció volver.
Los
demás sonreían. Pareció magia.
—Tienes
que alcanzarlo...—la sonrisa congelada de Phoebe me dio alas—. El aeropuerto.
Pero
claro. Por Dios.
—Es cierto—Joey espetó uniéndosele.
—Sí—balbuceé—, iré al aeropuerto.
—¡Rachel,
Dios mío!—Monica gritó y pegó saltitos en medio de todos nosotros. Yo estaba
petrificada, completamente insegura de cómo diablos articular—. De acuerdo,
Rachel. Es en el Aeropuerto John F. Kennedy, compuerta 3-D
"John
F. Kennedy. Compuerta 3-D" me repetí a mi misma.
—Muy
bien, gracias—quise alcanzar a decir aunque el frenesí invadiéndome me impedía
hablar.
—No
sé qué acaba de ocurrir—Chandler nos aplaudió—. ¡Pero estoy muy emocionado!
Me
sacó una risa débil al tiempo en que me volví hacia la puerta de nuevo. Monica
me siguió.
—Pero, hey, Rachel, ¿Qué crees que
te dirá?
—No
lo sé, pero, aunque decida irse de cualquier forma, al menos no pasaré toda mi
vida preguntándome qué hubiera pasado.
Y
me marché sin más.
Alguna
vez escuché decir a alguien que no puede ganarse una carrera contra el tiempo,
pero, por primera vez en la vida me sentí con ánimos de desafiar esa ley. Había
tomado una decisión, y era irrevocable.
En
realidad, pensé, no había sido cuestión de decidir. En aquel momento, era
cuestión de vida o muerte. Intenté imaginarme sin volver a encontrarme
reflejada en sus grandes ojos oscuros, y la fuerza de ese pensamiento casi
logró que saliera corriendo. Me imaginé intentando encontrarle sentido a todo
aquello, y comprendí que era inútil si jamás volvía a verlo. Me imaginé
cometiendo la misma estupidez una y mil veces, sin Michael a un lado, sin saber
qué era lo correcto.
Pero,
justo entonces, no pensaba en eso. No pensaba en nada más que en la profunda
necesidad de llegar a donde estaba en él. Pensaba en eso... y en cómo nunca
antes el reloj había corrido tan rápido.
—Ah,
lo siento—la encargada del andén me detuvo justo antes de ingresar a la
terminal. Justo de pie ante un "3-D" bien anunciado frente mío—.
¿Tiene su tarjeta de embarque?
Mierda.
—Oh,
no, no, no—trastabillé al hablar—. No tengo tarjeta, escuche, sólo quiero
hablar con un amigo, realmente debo decirle algo.
—Bueno—me
sonrió. La sangre me hirvió al notar que se posicionaba de tal forma que no
quedara ni una posibilidad para dejarme ingresar—, lo lamento, de verdad, pero
no puedo permitirle pasar si no tiene una tarjeta de embarque.
—Sí,
sí, ya lo sé. Escuche, sé que él acaba de pasar por aquí, yo...—en ascuas traté
de escabullirme de nuevo.
—¡No,
no!—me tomó firme de los brazos. Por primera vez se me pasó en la cabeza qué
tan mala idea sería meterme en problemas mayores por lograr entrar—. Son
reglamentos federales, lo siento. Dígame quién es su amigo y yo le daré el
mensaje. Si acaba de pasar por aquí como usted dice, seguro se lo diré antes de
que despegue su avión.
Me
reí, inmensamente derrotada. La pregunta del millón. La respuesta más ridícula
que ella escucharía.
—Es que... No puedo decir quién
es—musité.
—Entonces, me temo que no podré
ayudarla.
—Bien,
muy bien, sé a dónde va esto—jadeé en mi lucha por recuperar el aliento. Sabía
que estaba en mi última posibilidad. La encaré y aparenté pintarle el rostro
más serio posible—, ¿Quiere saber a quién debo hablarle? Es Michael Jackson,
busco a Michael Jackson.
La
expresión que me esperaba apareció en sus ojos.
—¿Michael
Jackson?—bufó como si le hubiese contado el peor de los chistes—. Ah,
no, debe ser una broma.
—Sí,
sí, sé cómo suena. Suena ridículo pero tiene que creerme, ¡Tiene que hacerlo!
Es muy importante que lo vea, por favor.
—Escuche,
usted debe estar en un error, o confundida, no lo sé, es imposible que Michael
Jackson haya pasado por esta sala.
El
aire y el tiempo estaban limitados. Cerré los ojos y estrujé el puente de mi
nariz con ambas manos, sintiendo ya las lágrimas escocer.
—Escúcheme
usted—sentencié en su rostro—, sé que está aquí. La entrada del edificio está
llena de camarógrafos, paparazzis, una cantidad de personas aguardando en la
calle fuera de lo inusual. ¡¿Cree que si no fuese importante le estaría rogando
que me deje mirarle!?
Negó
al fin. Pasando una mano por su frente, reflexiva. No podía creer que había funcionado.
—Ah, yo... lo siento, no puedo hacer
nada.
—¿Qué?—el nudo en mi garganta
creció.
—Me
exigieron que mantuviera todo en confidencialidad. No se supone que nadie sepa
que él estuvo aquí. Lo siento, no podrá verlo. Como le dije, la única manera,
es si sólo yo entro y trato de contactarlo por usted.
—Por favor.
—De acuerdo, ¿Cuál es el mensaje?
Me
miró expectante y las palabras no de dignaban en ceder. Debí comprender el cómo
ardería esa pregunta antes, como volvería mi mundo al revés.
Por
el simple hecho de tratarse de Michael.
El
tiempo pasando con el silencio sellando mis labios ardió, como si me estuviese
quemando.
—Es que... no lo sé.
Oficialmente, esto me encanta!
ResponderEliminarEstoy muerta! Primero Phoebe! Después Michael y el épico: "¿Qué te hace pensar que lo hacía por tí? Estaba ayudando a Joey solamente" LO AME!
Luego los comerciales! "I'm... not doing this!" Pero el segundo comercial se lleva la estrella dorada! *-* Si pasaran esa clase de comercales más a menudo sería una total adicta a la tele!
Eres increíble, Kati. Sigo amando la idea de los videos.... Y AMO la canción que bailaban Ross y Emily, WITH OR WITHOUT YOUUUU!
Y bueno, después de esa pequeña muestra de mi hiperactividad nocturna, debo decir que este capítulo ha sido lo mejor de lo mejor. Me encantó, de principio a fin. (Y que conste que esto es la cosa más honesta que haya dicho en mi deshonesta vida) (:
Eres increíble! Un placer ser amiga tuya! :')
Katiiiiiiiiiiii! Al fin llegue! xD
ResponderEliminarTe lo prometí, y aquí, desvelada, pero estoy! :D
Otro capi genial!
Mori de risa con la emoción de Phoebe a conocer a Stevie! Meh, yo hubiera estado peor xD
Oh si! Michael todo rebelde :333 meh, Rachel se lo mereció x confundírmelo tanto ¬¬ (?
"¿Qué te hace pensar que lo hacía por tí? “ :B eso! Yo también lo ame!!! *.*
Q onda con lo de continuara? Ya estaba planeando mi queja x el capitulo tan corto (?) ¬¬ , okno .___.
Nunca había visto el 1er comercial :S, q risa con Monica xD
Y el de Michael *.*, ese me encantaaaa! ♥
“Joey: Entonces… ¿Estás viendo a alguien o…?
Emily: ¬¬
Joey: Bien. ._.”
Oh, pobre Joey, pero si el es tan tierno!!! :3 jajajja
Si estúpida Emily, el nuevo amiguito de Rachel es Michael, el bombón, Jackson ¬¬
Ella buena, ahora? Se mete con cosas ajenas, eso no es ser buena .__. :s
Y q onda con Ross? Huy si, muy “triste” y va y se enreda con la tipa esa ¬¬
Me has dejado emocionada con el próximo capitulo :3
Espero verlo muy pronto :P, lo sé, soy una atrevida exigente…pero esq la historia se está volviendo cada vez más interesante!
Estaré al pendiente del próximo
Saludos :)
¿La "buena" Emily?, ¿ésta Emily era la "buena"? Quieres decir, ¿se viene una peor? ¡Pero si esta ya me cayó como el or... orno. Horno! Entonces, próximamente, voy a querer matarla. Tendré que hablar con ciertos contactos (?)
ResponderEliminar¡La actitud de Michael estuvo perfecta! Como se dice por estos lados, no se echó a morir, y eso es lo que me gustó. Y hablando de nuevo de Emily, yo ya estaba pensando que odiaría a Michael, aún sabiendo de su "condición" de celebridad. Bléh, realmente hubiese preferido eso. Rachel deberá entrar en acción. Esa bruja lo toca y no me haré cargo de mis actos.
Ñaaa, que es tierno Joey xD ¡Y Phoebe! Sigue siendo mi preferida. Me encantó la parte de "¿Te gusta? Deberías oír mi número telefónico" Lo guardaré, a ver si me sirve algún día :b Aahaaa, ¡todos odian a John! Hasta el gusano le vomita (?)
Ahora, pasando a hablar respecto a tu comentario, ¡naah, no problem! A mí no me molestó en lo absoluto. Bueno, en cierta parte, me incomodó un poco, pero debido a mis antiguas experiencias. No es porque no quiera decir mis cosas, siento que aún no debo. Aprendí a esperar al momento exacto para decir todo. Yo, que suelo ser bocazas, me he ahorrado bastantes líos con esa solución. En fin, ¡no pidas disculpas! No es necesario, no. En verdad me caíste muy bien. Fue un errorcillo y los errores los cometen todo el mundo. Además, fue nuestra primera charla. Son normales las incomodidades.
¡Que estés muy bien! Bendiciones :)
Está muy bueno el capítulo, me encanta como combinan la novela con videos, y me fascinaron los comerciales, es muy original.
ResponderEliminarEstaré pendiente del próximo capítulo.
Saludos!
Lo ameeeee! aajajajajsjasjajsjajsjsjajs !!! XD Ame la parte cuando Emily dice ¿¡Michael Jackson!? y Joey ¿Y el Alcohol? D: ajajajsjajsjajsaaajaja xDD Me ENcanto!!! :B
ResponderEliminarT_____T No puede ser que Rachel y Mike haigan hecho estooo! Ellos, sencillamente no pueden dejar de versee no ahora!! D:
Esto me tiene frustradaa! D: Ambos estan Enamorados que lo Acepten ¡MALDITA SEA! D:
ok me calmo xD
Espero que no tardes tanto en publicar porque si no Morire u_u! te lo dire calmadamente.... ¡¡¡NO TARDES TANTO!! D:
Gracias por el capi ESTUVO GENIAL! Cuidate :B
esta increible me encanto :B
ResponderEliminarESPERO QUE EMILY calme su maldad -___- MALDITA ZORRA DDD:
ResponderEliminarjajajaj el vídeo me encanto :B
no dejaré de decirlo MALDITA EMIRRA XD no soy buena para hacer apodos .__. lo sé :B pero aun asi espero que prooooonto salga nuevo capitulo! Te quieeeeeero Kaaaatiaaa :3
Hola!!
ResponderEliminarPerdón, Perdón, Perdón por no haber podido comentar antes
tareas a montón ¬¬ e internet fallando no son buena pareja :P
Pero bueno... ya llegeu para decir :...
AME EL CAPI!!
Que bueno que llegaste , extrañaba la nove :'c
pero volviste con TODO!
Estoy muriendo por ver el proximo cap!! x.x
Que bueno que hayas vuelto katia!
Te extrañabamos mucho♥
Esperaré el proximo cap. Sigues así!
Tu imaginación es genial ;)
Gaby.Colombia!!
Y Emily hace su aparición ¬¬ Se que no es buena...es el mal reencarnado D: metiendo cizaña a Ross
ResponderEliminarQue le pasa a Michael?!!!! Porque le respondió así?!! D:
"Rachel: Oh, no Michael… no tienes que hacer eso por mí… yo le puedo explicar a Joey que…
Michael: -Ríe- ¿Qué te hace pensar que lo hacía por ti? Estaba ayudando a Joey, solamente." Esa fue una respuesta machista D: aunque Rachel también tiene la culpa .-. complica mucho las cosas y probresito de Michael se confunde...
Listo! aquí esta mi comentario xD Tarde pero seguro ;D avísame para el siguiente capitulo si? :3 Cuídate
¡Hola!
ResponderEliminarOoooh al fin estoy aqui, me requete gusto el capitulo ame los comerciales hahaha y tambien como le contesto Michael a Rachel, a la vez me gusto y a lavez no, soy algo complicada pero bueo ya que.
Me encanto la idea de que hablemos :D
Mi msn es: maferpalacios-11@hotmail.com
y mi facebook (ya sabes para estar mas en contacto xD) es: Marifer Jackson Scruse
Bueno, adios
Cuidate
Awww por fin termine de leerlo e.e me encato la novela, espero que la sigas pronto, aqui ya tienes a una lectora fiel que comentara en cada capitulo, me encanto ecerio y siguela proto plis.
ResponderEliminarcuidate beso.
+T.K.M.+
Perdón por comentar hasta ahorita Katia! los examenes me comían viva .__. literal...
ResponderEliminarcomo sea, déjame decir Katia Godínez que este capítulo estuvo demasiado demasiado triste e_e
y y no puede ser que se hayan dicho eso! JUAY DE RITO! D:
Michael: No Rachel, olvídalo… ¿Sabes? Olvida todo lo que acabo de decir… olvida que te dije que estoy enamorado de ti, lo que siento… olvídalo todo ¿bien? Tienes razón… es lo mejor.
WHAT THE F*CK DDDDDDDDDDD:
joj esa Emily si que no se la creía lo de Mike ehhh :B
Michael un poquiis Bad, sí sí e.e
me alegro de que Rachel y Ross estén contentitos y toodoo peroo
OIGAMEE NOO D: amo la parejita Rachel + Michael= Richael <3 sisisisi :B
y amé el diseño de tu blog, luego me cuentas cómo le hiciste para que luciera tan bello :33 *-* <3
creo que eso es todo, nos vemos luego y espero hablar pronto contigo!!! Te quierooo!!! <3 chau c:
Por cierto soy Jackie :D
a lo mejoor y yo subo cap en estos días, peroo no estoy segura, yo le avisaré saz??? :D
ResponderEliminary de nuevo, me encantó el diseño del blog!!! good job :E
:BBbrazo2 <3!