domingo, 16 de octubre de 2011

Capítulo 10: "Emily" (Parte 1)

Punto de Vista Múltiple.
El sonido de la puerta azotando tras Ross retumbó fuertemente en el apartamento – o quizá eran sólo  mis nervios-. Me pareció que aquel momento duraba eternamente… Después, hubo sólo silencio.

Y en aquel silencio me detuve a pensar. Durante un segundo, sentí cómo mi corazón latía acelerado y unas irrefrenables ganas de salir corriendo tras él… Y al segundo siguiente, una profunda certeza de que había hecho lo correcto.

Michael… Pensé en él. En la forma en que sonreía. En la forma en que yo sonreía cuando estaba con él… Justo como no sonreía cuando estaba con Ross.

Aunque, quizá…

¡Y la forma en que me miraba! Me hacía sentir justo como… Ross. Pero eso fue tiempo atrás. Él podía hacer que me olvidara de todo, incluso de mí. Sí. Había hecho lo correcto, lo sabía ahora.

Sin embargo, nunca antes “lo correcto” me había dado tanto miedo. Pero, si pensaba en lo escabroso del pasado inmediato y en lo solitario de aquel presente, el futuro no me parecía tan malo, en especial si “Michael, el chico de lindos ojos y bonita sonrisa radicaba en él”.

—Rachel, estoy a nada de mandarte al diablo y volver a...—enmudeció, y supe que su mirada se había topado conmigo—. ¿Qué pasa?

Se aproximó para tomar asiento en el sofá a mi costado. Era continuar cabizbaja o mirarle de una, desatarme, salir de una vez de la presión que brota de mi garganta anudada o seguir callándolo y probar hasta dónde puedo llegar. Tratándose de ella, estaba más claro que nada, pero decir lo que acaba de suceder simplemente no me pareció la mejor opción.

            —¿Ha llamado alguien?—luché, traté de que mi voz apareciera firme.

Se quejó por lo bajo. Sabía que traté de evadirla.

            —No, nadie—murmuró tranquila—. ¿Esperas una llamada? ¿De... Michael?

Suspiré, intentando aligerar el momento. Pretendiendo que en el preciso momento, la mera mención de ese nombre no me ocasionaba dificultad al respirar.

           —No, no. Es que…
           —¿Ajá…?—sonrió intrigada.
           —No sé si aún así debería ir, Phoebe.
—¿Qué? ¿Por qué?—su bonita sonrisa se esfumó. Estaba segura de que esa no era la respuesta que ella estaba esperando—. ¿¡Qué pasó!?

Al final, quise decirle.

—Ross y yo… él y yo…—mascullé, ya con ambas manos cubriendo mis labios—. Creo que... vamos a terminar.
           —¿¡Qué!?—bramó, con ese timbre de voz imposible.
—Lo que acabas de escuchar, Pheebs. He tratado de llamarlo cientos de veces a su casa pero no me contesta…—me sorprendió la carencia de pesadez con la que le explicaba todo. Me sentí plagada de naturalidad.
—Sí—asintió pensativa—, Ross ahora está en Central Perk. No dudo que no me he enterado porque tan pronto como entró, yo salí de ahí. Pero, Rachel, ¿Cómo pasó?

Y hubo ahí, al final, algo el tono que utilizó en su última pregunta algo que por fin logró incomodarme. Aún no lo había comprendido del todo, ¿y quién lo hubiera hecho, sinceramente? Si tratándose de Ross, de nosotros, todo ya era complicado sin mencionar lo demás, y ahora que también se trataba de Michael, todo fue miles de veces peor. Pero no me importó, y su sonrisa solidaria me lo estaba comprobando; Quería, y se lo iba a tener que explicar.
********

—Vaya...—Siedah formuló unos ojos impregnados de sorpresa. Me sacaba de estribos que no dejara de observar la hoja de papel que sostenía entre sus manos—. Creo que has cambiado la canción en su totalidad.

Mis mejillas punzaron. Estaba sonrojado.

—¿De verdad te parece? ¿Es cursi?—me acerqué para tomar la hoja de papel de sus manos. No quería que siguiera mirando—. Podemos dejarla como estaba al principio, sólo que…
           —¿Bromeas, Jackson? Esta canción es… perfecta. Ahora lo es.
—Gracias—sonreí, siendo eso todo lo que quería saber—. Tan sólo... no me parecía creíble lo que decía al principio, me parecía falso, ¿Sabes?
—¿En serio? No creí que cambiabas de opinión sobre lo que escribías—se cruzó de brazos sin dejar de mirarme un tanto confundida.
—No, no. Yo no la escribí, creo que la escribió John junto con otros productores.

Se burló, como si yo hubiera terminado de recalcar lo obvio.

            —Okay, eso sí te lo creo, Mike.
—Sí, creo que si…—murmuré, aún analizando lo que había dicho—. Es increíble como una persona me hace cambiar una canción entera a últimos minutos de grabarla ¿No?

Ella se contrajo ruborizada. Entonces sus ojos centellaron y se precipitó hacia mí ansiosa.

—Hablando de eso…—susurró, y yo sonreí con ella. Pude haberla detenido ahí; cambiar el tema, silenciar, o simplemente salir de ahí. Pero la verdad es que me encantaba cuando alguien tomaba el tema conmigo. Para ese momento ya me era trascendental hablar de Rachel, pensarla, o incluso pensar en que ella me tenía en su mente. Me encantaba simplemente, era otra cosa. Era... más—. ¿Y entonces en qué quedaste con ella?

Suspiré, siendo mi último recurso.

            —La veré hoy. En unas horas, más o menos.
—¿Le vas a decir la verdad?—musitó, anudando sus dedos con timidez. Y, maldición, a veces, me intimidaba cómo podía perder el tacto con tanta rapidez.
            —¿Qué verdad?—traté de lucir indiferente.

No pudo tardar menos en reírse frente a mí.

—¿Que… le quieres?, ¿que estás enamorado de ella?—soltó sin más. Penetrándome con los ojos—, ¿que no dejas de pensarla? Y que "Nunca había sentido lo mismo por ninguna otra persona" no salió de tus labios por días enteros, ¿No?

Unos segundos en un crudo silencio prosiguieron así, con ella aún aniquilando mis defensas, obligándome a sólo pensar y admitir que, todas y cada una de las cosas que acabó de decir eran verdad.

Y que estaba, por demás, acabado. Drogado hasta la médula.

—Entiéndeme, Siedah…—sentí cómo se me borraba la sonrisa—. Aunque quisiera, mejor aún, por más que quiero hacerlo, decírselo, todo; no puedo. No puedo interponerme en su relación con Ross así como así, no podría permitírmelo...
            —Pero, Michael…

No terminó. John había aparecido así como así en la habitación.

—...Demonios—ella susurró por lo bajo, ocasionando que un par de risas se me salieran antes de siquiera intentar reprenderle por ello.
—Hola, chicos—nos saludó a ambos. Obsequiando una sonrisa que dejó mucho qué desear al tiempo en que tomaba la hoja de papel que llevaba entre mis manos.

Resoplé con desgane aún mirando a Siedah. Nuestra plática tuvo que terminar.

           —John… sí, hola—quise corresponder el gesto.
—Oh, veo que has cambiado algo de la canción, Michael—al observar, se le tuerce el gesto. No podía esperar menos de él—. Cambiaste toda la canción. ¡Incluso el título! Genial.
            —Sí, lo siento… en cierto modo… he tenido que hacerlo.
            —Pero, ¿Por qué lo…?—inquirió en tono chillón.

Siedah se interpuso entre ambos, y me entregó la hoja de vuelta y sin titubeos.

           —Sí, relájate John... De todas formas, la canción ahora sí es buena.
—Sí, Siedah… ya lo creo—él asintió sarcástico—. Ahora, ¿Podríamos ir ya a comenzar a grabar? Stevie espera allá afuera.
—Bien—acordé de una, ya encaminándome junto con ella hacia la dirección por la que él había aparecido.

Y me detuve de pronto bajo el umbral de salida. Si él buscaba una respuesta, ¿Por qué diablos no dársela? 

—Ah, John, por cierto…—viré de nuevo para reencontrarnos. La mirada que Siedah era terriblemente incomprensible—. Querías saber por qué cambié la canción…
            —¿Ajá…?

Toda esa arrogancia, ese orgullo creciendo dentro.

            —Yo… no canto nada que yo no sienta.
******

No terminó de parecerme increíble la forma tan esencial en la que comprobaba que Phoebe lo comprendía. No habló, no interrumpió, no protestó por nada más. Simplemente me escuchó, y agradecí cada segundo que me obsequió de su compañía.

—…Y, no sé… si quiero tomarme ese descanso—terminé mi confesión con mi vista adherida al suelo, pensando en que, no mirarla me traería el valor de continuar, la fuerza que le convencería de que había hecho lo correcto.

Ella asintió comprensiva.

           —¿Y esto porqué fue? … ¿Fue por…?
—No, no, no. Claro que no…—negué con brusquedad. ¿De esto iba a tratarse? ¿Todos lo iban a pensar así?—. Esto no tiene nada que ver con Michael. Pudo haber sido otra cosa y aún así íbamos a terminar o no lo sé… No sé si pensar que estoy mejor así o… Dios, tengo que aclarar mi mente.

Mi mente, mi cabeza, todo cuanto Michael había volteado de cabeza.

—Sinceramente—continué, con la tranquilidad ya tomando presencia—, aún no puedo imaginarme sin Ross… Ha sido un año entero con él y ahora…
—Escucha, sé cómo has de estar sintiéndote en estos momentos… Digo, ¡ustedes son Ross y Rachel!
            —Sí, gracias Phoebe…—resoplé y agradecí el comentario.
—No, es sólo que…—trató de reponer—. Quiero decir que… esto es tan extraordinario. Jamás creí que pasaría, es tan raro, irónico… No sé cómo llamarlo.
            —Sí, bueno…

No me importó que mi inminente desilusión añadiera cierta tensión a nuestra atmósfera. Pareció que había transcurrido un siglo desde que comencé a decírselo, y hasta ahora no había tenido cuidado en ello. ¿Qué más daba ahora? Si quizá lo peor ya estaba dicho y hecho por mí.

—Entonces, ¿Aún quieres ir al estudio?—preguntó inclinando su rostro un poco a la izquierda, con cuidado, como si pudiera pensar que la pregunta podría afectarme de alguna forma. 

Y claro que lo hizo.

—Al principio lo dudé...—respondí inmediatamente—. Pero ahora estoy segura de que sí… Tengo que ir a poner todo en claro con Michael. ¿Sabes? Tal vez, hablando con él me dé cuenta de todo… 
—Sí, creo que sería lo mejor, Rach…—pude sentir cómo su mano se paseaba dulce por la superficie de mi espalda—. Pero, ¿Qué le dirás a Michael?
            —“¿Qué le diré…?”—negué, incrédula.
            —Sí, me refiero a… ¿Le dirás lo que sientes por él?

El corazón me martilleó feroz. Era algo que aún no podía evitarlo.

—No sé, Phoebe… no lo sé—confesé, siendo que aquello era lo único que podría hacer.

Aún me sentía expuesta de sólo recordar que para estas alturas el resto de mis amigos ya conocía mis sentimientos, incluso mejor que yo misma.

—Bien, entonces, en ese caso… Creo que  deberíamos irnos ya, Rach. Le he dicho a Frank que estaríamos ahí a cierta hora.
—Sí, tienes… creo que tienes razón—admití al mismo tiempo que ya me ocupaba de incorporarme de pie y buscar el bolso que ocuparía para salir. Ella me imitó y pareció que sólo le tomó mesarse los cabellos con desdén para sentirse completamente lista, mientras yo agradecía que cada paso que diera no me hiciera caer sobre la moqueta. Era un manojo de nervios andando—. ¿Ya tienes todo?
—Sí—avanzó y señaló más allá la puerta de la alcoba de Monica—. Aguarda e iré a hablar con Frank para avisar que ya vamos en camino.
            —Claro.

Pero entonces él apareció. En medio de mi umbral, y de mis intenciones de abrir la puerta de mi departamento.

           —…¿Ross?—mascullé como me fue posible.
—Rachel, escúchame…—su voz, su rostro estaba irreconocible. Le sentí tan noble, tan cuidadoso con el tacto con el que habló. Sus movimientos, su respiración agitada que me comprueba que ha subido a zancadas gigantes. Todo él es increíble.

Una punzada de culpa recorrió cada parte de mi cuerpo.

            —Ross, yo…
            —Por favor—me cortó. Su dedo índice casi se estampa con mis labios.

Decidí dejarle continuar.

—He pensado que todo esto es una tontería, ¿No crees que podríamos solucionarlo? ¿Para nada?
           —Ross, lo siento.. pero…
—Espera—su mirada no dejó de perforarme, de mutilar con esos ojos cansados el bolso que usaría para salir—, ¿Ibas… a algún lado?

Resopló riendo con dificultad. Para ese segundo pude escuchar los pasos de Phoebe apareciendo de la habitación.

—Listo, Rach—ni enterada estuvo, pues lo dijo como si nada pudiera ocurrir—. Frank ya nos está esperando, tenemos que… ¿¡Ross!?
—¿Frank las está esperando?—pestañeó aturdido, como si estuviere harto—. Iban, ¿Iban al estudio?
            —No—Phoebe trató. Pero ya era demasiado tarde.

Ross suspiró fastidiado, riendo arrogante.

            —¿Rachel?
            —…Sí, Ross—susurré—. Yo, am, tengo que hablar… con…
            —Sí, bien, Rachel. Muy bien.

Y lo vi salir. Entonces el aliento me abandonó. La humedad en mi boca se había esfumado.

            —Phoebe, vámonos de una vez. Por favor.
            —¿Qué? ¿Después de lo que acaba de pasar?
            —Precisamente…

Un segundo más en que volví a sentirme hundida.

            —...Tengo que decirle a Michael que no puedo más con esto.
******

"Soy un tonto", no paraba de pensar. ¡Y vaya que lo era!

¿En qué estaba pensando? En nada, en realidad. Pero… ¿”Un descanso”? Aquello definitivamente no había sonado como un simple “descanso”. A menos que fuera un “descanso” permanente —cosa que me aterraba–, pues muy pocas personas (generalmente personas sin sentido común) salían  sólo 30 minutos después a reunirse con “Michael Jackson, el ‘amigo’ astro del pop increíblemente guapo” después de un simple “descanso”…

Aquello era una clase de burla. Sí, una broma de mal gusto… ¡Y alguien tenía que encargarse de mantener limpia la entrada del edificio!... Y ahora Rachel se iba.

Sí. Rachel siempre ganaba. Rachel tenía a Michael, y aquello de ninguna manera podía ser malo. ¡Vamos, el tipo era increíble! Rachel tenía a Michael. Y yo no tenía a…

Ella. La había visto antes. Era justo la clase de rostros que no se olvidan.

Emily.

—…¿Ross?—la oí tan claro como mi subconsciente me lo permitió—. Eres... ¿Eres tú?

Frunció el ceño. Pestañeaba como si mi presencia no fuera más que una maldita broma.

—¿Emily? Dios, apenas te reconozco—y era verdad. No la recordaba así de atractiva—. ¿Cuándo llegaste a la ciudad?
—Oh, acabo de llegar ayer. He venido a visitar a mi tío, y...—ambos detuvimos nuestros pasos al quedar bastante cerca uno del otro, y pude mirar su gesto con más claridad. Pero algo cambió. De un segundo a otro me di cuenta de que su expresión oscurecía al encontrar mis ojos—. Espera, ¿Ocurre algo?

Resoplé. Odiaba ser tan transparente.

—No, no, para nada—repliqué indiferente. No iba a dejar que nada aguara el momento—. Escucha, am… ¿Ibas para algún lado?
—Pues, sí—asintió más relajada, aunque percibí que no se había tragado mi mentira—. Justo iba a casa de Monica, quería visitarlos a todos.
—Oh, bueno, vengo de ahí. No hay nadie ahora… Em, ¿Quieres ir a algún lado? ¿Dar un paseo?
—Ah… claro—me miró con extrañes. Seguro preguntándose cuántas mentiras más iba a poder sacarme de la manga.
            —Vamos.

Me aparté para cederle el paso, y así, seguirla por la dirección que ya venía tomando antes de encontrarse conmigo.

—…Ross, ¿Estás seguro de que no ocurre nada?—estudiaba mi rostro sin dejar de caminar—. Desde que te dije que iría al departamento de Monica, ha cambiado totalmente tu semblante.
           —No, en verdad… no ocurre nada.
—Sí, claro…—me fulminó con la mirada. Con esos bonitos ojos color aceituna que tanto había recordado hasta ahora.

Sentí mi pulso acelerándose dentro de mi pecho.

—De acuerdo, sí—admití—. Sí ocurre algo… Tú recuerdas… a Rachel, ¿Cierto?
—¿Rachel?...—pereció cavilar en su mente por unos segundos—. Espera, ¿No es ella de la que estabas enamorado desde que teníamos dieciséis años?

Al final me dedicó una sonrisa tímida. Y yo me sentí más avergonzado que nunca, al tiempo que intenté sacar de inmediato las últimas palabras que ella había pronunciado de mi cabeza.

            —Sí, si, es ella… Pues, Rachel es mi... era mi novia.
            —…¿Era?

Sonreí, actuando como si ello hubiera dejado de dolerme lo suficiente.

            —Creo que ya sé a dónde podría llevarte.
******

            —Correcto, llegamos.

Phoebe me lanzó una sonrisa despampanante que no ayudó. No me tranquilizaba para nada.

—Gracias por traerme, Pheebs...—musité con miedo, sujetando la correa de mi bolso con miedo, enredando mis dedos entre ella para lastimarlos y que mi mente se llenara de pensamientos e ideas distintos.

Ella se bufó, y en un movimiento me obligó a dejar la correa en paz.

—¿Qué?—bramó, casi me espanta la fuerza con la que lo hace—. No, no, no. Espera… No me iré de aquí si es lo que esperas.
            —¿Segura que no te quieres ir?
            —¿Y perderme lo que está a punto de pasar? ¡No!

Un suspiro traicionero se me escapó. Y delató mi plan de permanecer sóla en este sitio, sin nadie más que presenciara cómo ni orgullo estaba listo para hacerse añicos en el suelo miles de veces.

            —Muy bien, vamos…—respondí vencida.
 —Bien—me dijo, y agradecí sentir su mano apoyada en mi hombro—, es por ahí.

Aquel pasillo me parecía más largo que nunca antes. Aunque, quizá, Michael no estuviese ahí. Sería mejor que diera la vuelta ahora. No. Tenía que hablar con él. Pero, quizá, él no quería hablar conmigo; sí, quizá estaba muy ocupado.

Phoebe me dirigió una mirada asesina. Debía hablar con él. Pues después de todo, aún sentía miedo de no haber hecho lo correcto.

Entonces, en un intento estúpido de tele-transportarme al desierto del Sahara, giré hacia la derecha… y le encontré.

Estaba ahí, separado del mundo, totalmente ausente; estaba grabando en el estudio. Junto a él estaba un tipo increíblemente parecido a Stevie Wonder. Pero aquello era totalmente irrelevante.

Sólo importaba una cosa. Perfección. Estaba ahí. Y respondía al nombre de Michael Jackson. Y eso es algo que ni yo misma podía manejar.

            —¡Oh, ahí está! ¡Lo veo!

Phoebe dio varios saltitos de alegría por detrás de mí, que se juntaban en unísono con sus suspiros ensoñadores y sus risas resonantes, ocasionando que más de una mirada virara para encontrarse con nosotras. Algunos sonreían con nosotras por percatarse de la felicidad que derrochaba, otros torcían el gesto, unos más reían y el resto simplemente nos miró. Entre ellos, la persona que causaba todo ese alboroto.

Entre cada uno de ellos, Michael. Y no tomó un momento más, antes de continuar perdiéndome en sus ojos cansados, para percatarme de que él ya se dirigía veloz en nuestra dirección.

            —Dios mío...—dije, en un susurro que sólo yo pretendía escuchar. 

Y cada maldita vez que lo miraba, obtenía la misma reacción. 

Luciendo perfecto, simplemente. Con su esencia robando hasta el último resquicio de aliento que poseía. Calmado, mostrando una sonrisa ligera pero embriagante que me daba dificultad para pensar que él había sido la misma persona que cuidó de mí la noche anterior. Que estuvo ahí, en persona, y luego durante todo el día dentro de mis pensamientos. Magnífico, irreal. Y conforme le sentí de nuevo tremendamente cerca, comprobé que también se veía agotado, por mi culpa, probablemente.

—¡Phoebe!—desvió mi mirada al haber estado con nosotras. Me distrajo la acción, pero inmediatamente pude concentrarme en sus mejillas enrojecidas—. Me da gusto verte de nuevo.
—¡Michael, hola!—ella sonrió, y se acercó a él para corresponder el saludo con un abrazo pequeño.

Recuperé el aire cuando volvió a encontrar mi mirada.

           —Rachel, hola…
—Hola…—musité débil, completamente embelesada con el brillo de sus ojos oscuros—. ¿Cómo estás?
—Estoy bien…—rió con dulzura, antes de sobresaltarse un poco—. Pero, ¡Tú!, ¿Cómo estás? ¿Estás mejor? Escúchame, no quería dejarte así pero…
—¿Qué? ¡No, Michael!—le corté apenas tuve la oportunidad—. Está bien, de verdad… Además de que tú no tenías que…

No me permití continuar. La presencia de Phoebe, con el tema a flote ya me estaba pesando más a cada segundo.

Su sonrisa fue mi salvación.

—Iré a saludar a Frank—musitó para ambos, y en el mismo instante comenzó a apartarse.

Él no paró de mirarme.

—Michael, en verdad, descuida…—comencé con mi voz temblando—. Tú no tenías que quedarte ahí, no era tu obligación hacerlo. Era la de… alguien más.
—Escucha, de cualquier manera, quería quedarme ahí—espetó seguro, traté de descifrar el tono de su voz—. No porque hubiera sido mi obligación, sino porque me importas. Simplemente no podía dejarte ahí, aunque eventualmente haya tenido que irme. Frank fue por mí y dijo que tenía que descansar para poder trabajar bien hoy, y…

Una sonrisa apareció en medio de todo ese silencio que nos invadió a ambos.

—Lamento haberte mantenido despierto—susurré, con mi mirada adherida a mis brazos cruzados.
            —No lo menciones. No ha sido nada.

Dios mío. Este hombre... A veces no podía con él, y con la perfecta forma en que podía manejarme, incluso si estaba por desatarse lo peor.

            —Michael…
            —¿Sí?
            —He venido aquí a hablarte de otra cosa… Es importante.

El nuevo gesto triste que tomó me desconcertó de inmediato.

            —Bien, ven conmigo—susurró serio, y se acercó incluso más a mí.

Tuve un pequeño respingo al sentir su calor chocar con mi cuerpo, algo por lo que debía sentirme alerta, o indefensa de acatar. Y él solamente se había acercado a tomar mi mano para poder conducirme a una nueva dirección. 

Esa fue la primera vez que su mano habría tocado la mía. Y me aterró el vago pensamiento de que podría ser la última también.

—¿Qué? Espera… ¿A dónde?—pronuncié cuidando mis pasos, procurando no tropezar.
—Vamos a una de la oficinas—replicó, avanzando incluso con más rapidez—. Hay mucho ruido aquí.
            —…Bien.

Michael eligió una de las oficinas principales. La única de la que pudo asegurarse que no estaba concurrida en ese preciso instante, en realidad. Me cedió el paso para ingresar y cerró la puerta detrás de sí. Me sentí sofocada en cuanto comenzó a mirarme de nuevo, como si el hecho de encontrarnos completamente solos en la misma habitación no fuera ya más de lo que pudiera soportar.

            —Ahora sí, te escucho.

Se recargó al pie de uno de los escritorios, yo en cambio, me quedé ahí pasmada, aún dándole vueltas al mismo asunto y es que aún así me alarmaba la idea de sólo creer que él ya conocía la razón de mi visita, y sabiéndolo, podía actuar como si estuviese completamente relajado.

—Muy bien—suspiré para tranquilizarme. Quizá debería comenzar a actuar más como él—. Tú has visto que algo sucedió ayer, y no puedo pasarlo por alto… No puedo, no.

Palideció, y me maldije a mí misma por haber destrozado la seguridad que poseía. Pero, yo ya no podía más.

—Bien… Escucha, Rachel—susurró con cuidado—. Antes de que digas algo, primero tengo que decirte que…

La boca se me secó.

            —…Terminé con Ross, Michael.

12 comentarios:

  1. Buenisimo el capiiiiiiiiiiiiiii :DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD siguelooo prontoooo!!! amo tu nove enserio!! *ww*

    ResponderEliminar
  2. Dios!

    "A break from us" )':

    Ross, tan lindo... pero a veces tan exasperante. Un amor :B

    Y Michael! La ama, la ama! <3

    Kati! Me sorprende que aún tenga que decirte esto ¬¬ ... pero ME ENCANTO! ¿Sabes? Sigo teniendo esa sensación de que, con cada capítulo, escribes mejor! En serio! Muy en serio! Totalmente en serio!

    Ahora hasta yo quiero leer más! D: De verdad, el capítulo me ha encantado, tiene de todo... Y para no darme cuerda anotando cada parte que me gustó, sólo diré que fue... P-E-R-F-E-C-T-O (:

    (Chawnsy) Morí con eso! (:

    Adiosito! Un beso!

    Y... trust me! Fue perfecto! (:

    ResponderEliminar
  3. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
    Que pasará mientras se 'descansan' esta Rach & Joey D:
    Ya quiero saberlo!! D: muero de la intriga D: D: QUE VILLANA SERÁ? D:
    Que maaal D: Pero bueeeeno!

    No te preocupes Katia! te entiendo, la escuela nos tiene super ocupadas D: Ya vez que yo ya casi no estoy :( pero bueno espero que sea pronto ese capitulo :B
    Te quiero Mucho Katia ^^ Cuidate :DD

    PD. Joey no es malo, solo es natural que tenga celos e_e Dejen a a Joey!!

    ResponderEliminar
  4. Despues de un tiempo...
    GABY.COLOMBIA!! Presenta...
    SU COMENT! :D :
    Me encanta tu novela!!
    Amo como es la personalidad de Mike, tu la representas tan bien :')
    La historia es genial y nunca pierdo interes
    por el contrario , gano :D
    Eres estupenda, continua!!
    Muchisisisisimas gracias!!
    Por toda la magia que nos da tu historia :D
    Cuidate y espero el proximo cap!!
    *EMOCIONADA,EMOCIONADA,EMOCIONADA*
    (o.o)
    "

    ResponderEliminar
  5. ¡Rossi no es malo! Es sólo que su actitud sobre protectora y posesiva respecto a Rachel puede resultar en la mayoría de las ocasiones un tantito exasperante. De todos modos, el verdadero "hombre exasperante" es John, ¿que no tiene familia o aunque sea vida social? Yo que Frank voy a su casa y le doy un puñetazo en la boca, ¡a ver si quiere seguir molestando! (?)
    El capítulo estuvo sensacional. La ruptura fue lo que más me encantó; recuerdo que en la serie las escenas de sus múltiples rupturas siempre se me hacían muy tristes, sobre todo cuando acaban con el "we will take a break" (no sé si está bien escrito. Lo único que oí fue "wiwiteikabrik" (?)). Las caritas que ambos colocaban :'(

    Aw, ¡me halagas, Kati, en serio! Y no te preocupes, yo he tenido mi blog bastante descuidado, aunque la mayor razón es la escuela. Me encuentro llena de exámenes y trabajos. Los días de libertad son increíblemente lejanos.

    En fin, intento alejarme lo más posible de los juicios. No quiero saber nada sobre ningún proceso, ni leer testimonios, ni ver a la familia Jackson derrumbarse en lágrimas. Prefiero confiar en que Michael está mucho mejor allá arriba, cuidando de sus fans y sus retoños, jugando con los niños libremente sin temor a ser juzgado de manera tan horrorosa e injusta, siendo simplemente él otra vez. Que el destino decida lo que sea correcto y lo que deba ser.

    ¡Que estés bien, Kati! ¡Bendiciones!

    ResponderEliminar
  6. ¡Hi, hi!

    OMG! Me encanto el cap, fue...fue...fue ay Dios no se como decirlo, pero ya que le video dio mucho mas realismo no lo se creo que me emocione o algo extraño, pero ¡aaaah me encanto como le dijo Rachel a Ross que "se tomaran un tiempo"! Pero bueno Ross si expasperaba un poco...algo a veces mucho jejeje

    Siguelo muy proooooonto, porfavor, este...y muchisimas gracias por pasar y comentar mi nove, se te agradece ¡uf! no sabes cuanto =D

    Bye
    Cuidate, nos leemos pronto xD

    ResponderEliminar
  7. Ahahahahhahaha!!!!! Ame este Capi! Es, Esque Es Wow! DD: Y Es Cierto Rachel le a Aguantado Mucho a Ross.... Y Aunque lo Nieguen Michael y Rach, Esta Enamorados :B
    Ojala se Besen Ya! *0* Ok No ._. Creo que Fui Muy Rapido Jejeje xD
    Te Entiendo con eso de la Ecuela es Agotador .-. Pero, Esperare con anisas el Proximo Capitulo x3
    Me Encanta! Sigue asi.... Besos..

    ResponderEliminar
  8. Ross y Rachel ha cortado!!! D: ke mal... pero ahora Mike endra el camino libre xD ke mala soy :P awwwww... que tierno mike... se quedo con ella todo lo ke pudo :3 ke caballeroso. ¿Quien es la mala? D: tengo que saberlo D:
    Siguan pronto plis o ire a buscaros xD es broma, esperare lo que haga falta ;)
    Cuidense, besos ^^

    ResponderEliminar
  9. Rachel: Monica… también vivo aquí…

    Monica: …Ese chico realmente daña mi sistema nervioso… ._.

    Rachel: …

    Y la Rachel sinpalabraas ahhh :B jajajajaj

    Rachel: Oh, ¿Te preocupo? ¿Yo? ¿De verdad te importo siquiera? –Se gira hacia Phoebe y Monica- ¿Oyeron eso? ¡Le importo!

    Phoebe: Monica, ¿Se supone que debemos contestar eso?

    Monica: ¡¡SSHHHH!!

    Phoebe: ¬¬

    jajajaja ayyy siempre anda callando a Phoebee pobresitaa DDD: :BB
    y creo que Rachel hizo una pregunta retórica :B LOL

    Michael se ve súper lindo en el balcón :3 <3

    Y que buena onda Frank ;)

    y era Phoebe y NO JOHN! xD jajajajajajajajaj ya me imagino la expresión de Phoebe! :'BB pobresita again DDD: jajajajajaj
    y luegoo no mancheee!!! el video!!! estaba yo así de DDDD': awww!!
    me dio sentimiento con Ross :/ pero es que Rachel tiene que estar con Michael :EE jajajajajaj :B
    pero en serio si hubiera visto mi cara manis!! D':
    soy muy sentimental, supongo :BB jajajaj
    espero el sig cap con ansias maniis! por que me dejó re picada DDDDD: jajaj
    la quieroo muchoteeeee <3 :BB eeea
    adiooos :DDD

    ResponderEliminar
  10. P.D.: Sé que Ross no es malo, por eso me dio sentimiento con él :c
    y ya aparecerá la villana DDDD: o.o OMG

    ResponderEliminar

Just Good Friends (Novela inspirada en Michael Jackson) © , All Rights Reserved. BLOG DESIGN BY Sadaf F K.