—¿Qué
se supone que es eso del “sueño con Michael”?
Me
juré, si Chandler no hubiera salido de aquí con su comentario inteligente a
tiempo, no sé cómo rayos hubiera reaccionado.
—¿Un... sueño solamente?—me excusé. Por
donde lo viera, no había forma de culparme.
—¿Me reclamas que no confié en ti
cuando no me confías ‘solamente un sueño’?
—Es porque sólo es eso, Ross…—entorné
los ojos—. Estaba dormida ¿Sabes?
Resopló
llevando ambas manos a su cabeza.
—¿Se te ocurre hablar de eso?—me
desafió—. ¿La señorita quiere hacerlo?
—Como
quieras, Ross. Y odio que hables así y lo sabes... De todas formas no creo que
sirva de nada ya que no ha sido mi culpa.
—¿Ah, no?
—¿Qué
se supone que quieres decir con “¿Ah, no?”? ¡Ross! Fue solamente un sueño… ¿De
acuerdo? ¡Un sueño!—alcé la voz, sin importarme mucho cómo ello podía agravar
la situación.
—Bien,
si solamente ha sido un sueño, no tendrás ningún inconveniente en contarme qué
fue lo que sucedía en tu “sueño”.
Se
me entrecortó la respiración.
—De acuerdo—vacilé con un tono de
seguridad—. ¿Quieres que te confíe lo que sucede en el sueño? ¡Bien!
—Bien.
—En el sueño, Michael... Michael
intentaba... besarme. ¿Contento?
—¿Qué?—advertí impaciencia en su
voz.
—¿Querías saber lo que pasaba en él?
Ahí lo tienes.
—...No puedo creerlo.
—¿No
puedes creerlo? ¡No te engañé con Michael, si así lo crees! Es increíble que
pienses de esa manera.
—Lo que no puedo creer… es cómo
llegaste a soñar eso Rachel.
Lucía
indignado, bastante para mi gusto. Hizo una pequeña pausa, y opté por
continuar.
—¿Y
qué querías que te dijera? ¿Qué en el sueño tú llegabas a besarme? ¿Que te
mintiera?
—Rachel…
—¿Luego
de cómo me dejaste esa noche? No tienes idea de lo humillada que me sentí en
frente de Monica y Phoebe cuando me dejaste aquí, tratándome como si hubiera
hecho algo… malo.
—Rachel, por favor…
—Por favor ¿Qué, Ross?
Suspiré
exasperada.
—Sabías
que pudimos evitar todo esto si me hubieses hablado de los malditos mensajes de
Michael desde un principio—admití—. Se supone que ya habíamos arreglado las
cosas, ¿No? Creí que... ya nos tendríamos confianza.
—Rachel, lo sé. Yo te tengo
confianza, ¡Confío en ti!, ¡Eres mi novia!
—¡Se
supone, Ross! Escucha, tú me conoces, y sabes que yo estoy segura de que en una
relación lo más importante siempre es la confianza mutua. ¿Puedes entender que
esta relación necesita confianza?
—Claro que sí.
—¿Puedes hacerlo por mí?
Descendió
su mirada, y por primera vez, tuve miedo de la respuesta que pudiera aparecer.
—No puedo creer que preguntes eso,
Rachel.
Su
voz sonó a presagio. A un regaño que reclamaba por algún insulto que le había
cometido. Aunque quizá, tenía razón.
—Sabes
que siempre haré cualquier cosa por hacerte feliz...—prosiguió—. Lo que a mí me
importa es que tú seas feliz. Y sí, siento muchísimo por no haberte hablado
antes de las llamadas. ¿De acuerdo? Lo que ocurre es que eres demasiado
importante para mí y… la idea de que alguien se interese por ti de esa manera
me pone…
—Ross, espera…—le corté. Tenía que
estar de broma. En una muy mala—. ¿De
dónde sacaste que Michael está interesado por mi?
Me
estudió en silencio. ¿Era verdad? ¡No era en serio!
—¿Puedes
ponerte a pensar sólo por un momento lo ridículo que suena eso cuando lo dices?—me
bufé, más alto de lo que hubiera querido.
—¿Ridículo?—inquirió.
—¡Ross!
¡Michael es una persona famosa! Lo que más le sobra son las chicas detrás de él…
¿Es que te olvidas de tu hermana?
—Buen punto.
Ambos
reímos por lo bajo, cavilando por la idea que se me había ocurrido presentar. Y
luego, evoqué la imagen de Monica efusiva, contenta, y casi llorando, a cada
uno de los principios que Michael presentaba con cada canción durante el
concierto.
—¿Lo
ves?—musité, justo cuando tuve el valor de acercarme a él con un mayor atisbo
de tranquilidad—. Tenemos que estar bien entre nosotros... No te voy a decir
que no me ha molestado el que no me hubieras dado los mensajes de Michael,
pero... quiero hacerlo, quiero arreglar las cosas, Ross.
Sonrió.
Finalmente, lo hizo. Y sentí un enorme peso evaporarse en el aire.
—Rachel,
es lo que más quiero—su mirada se tornó amable—. Y te prometo por sobre todo, que
de ahora en adelante confiaré en ti. Pero ahora va en serio, lo que sea que tú
me llegues a decir… por más loco que sea, yo confiaré en que es verdad. Porque
me importas… y te quiero.
Me
entumecí. Siendo que no había sido la clase de palabras que estaba esperando.
No lo podía creer.
—Gracias...—susurré con cuidado—. Muchísimas
gracias, Ross. Yo… también te quiero… muchísimo.
—Entonces… nada de secretos desde
ahora ¿Cierto?
Oh,
Maldición. Sí, sí había algo más.
—E-en... verdad...—titubeé.
—Ah...—su mirada se oscureció—. No es
la respuesta que esperaba.
—De acuerdo, escucha—le solté con
determinación. Porque sabía que tenía que decírselo. Tarde o temprano, lo iba a
tener que hacer—. Cuando me encontré con Michael en el estudio…
—¿Sí?
—Él me ha dicho... me preguntó si
podríamos vernos... algún día.
—Está bien—asintió con tranquilidad.
Sorprendentemente—. Imagino que tu respuesta ha sido...
—Ross, le dije que sí.
—¿Qué?
—Le dije que sí. ¿Qué tiene de malo
eso?
Aguardé
por mi regañiza. Sí, sonaba malo, bastante malo luego de todo.
—¿Que
qué tiene de malo? ¿Saldrás con Michael Jackson? ¿Cómo en… una cita?
Oh,
¡Por Dios!
—Bien,
primero... no es una cita—me excusé con urgencia—. ¿De acuerdo? Sólo es para
poder platicar un momento con él. No es gran cosa… ¡No es importante! Será un
asunto de amigos y... nada más.
“Amigos”
Pensé. Vaya, el término era nuevo, e increíblemente desgarrador.
—Oh... ¿De verdad?—se burló.
—¿Vas a empezar de nuevo con todo el
sarcasmo?
—No—espetó
firme—. Escucha, si tu quieres salir con él… sólo a platicar… como dos amigos
sin interés alguno de otro tipo, puedes hacerlo… ¿Tú dices que no es
importante? Confío en ti.
—Bueno, quizá deba retirar que no es
algo importante… después de todo…
—¡Shh!—me acalló posando su índice
contra mis labios entreabiertos—. ¿Sabes
qué? Olvidemos esto y… claro que puedes salir con Michael.
La
frase sonó junto con risas dentro de mi cabeza.
—Gracias...—repliqué con desgane—. Pero,
ahora parece como si estuviera pidiéndote permiso y eso no...
Tuve
que detenerme sin ser capaz de terminar. De pronto escuchamos murmullos
provenientes desde afuera. No se detenían, y mientras más resonaban, más
conocidas me parecía el par de voces.
—...Aguarda.
—Bien—asintió.
Me
alejé para dirigirme hacia el umbral de la puerta, me asomé por la mirilla y,
en efecto, se trataban de Monica y Chandler farfullando por lo bajo. Entorné
los ojos, y me ocupé de abrir.
Ambos
entraron sin decir una sola palabra más, junto con sus miradas enteramente
intimidadas por nosotros. Pero claro, habían estado escuchando.
—¿Listo, Ross?—Chandler reaccionó. O
al menos mi mirada amenazante le obligó a hacerlo.
Una
pequeña risa brotó de los labios de Monica.
—Sí...—Ross caminó hacia el pequeño
perchero y tomó su abrigo—. Un momento.
¿Ross
se iba? ¿Cómo...?
—¿A dónde irán?—inferí, con la
confusión en la boca.
—Me tomaré un par de cervezas con
los chicos—Ross sonrió a la par de Chandler—. Le desearemos buena suerte a Joey
en su nueva audición.
—Oh...
De acuerdo—intenté sonreír con ellos—. Diviértanse.
No
estaba preparada o no lo advertí con antelación. Pero juré sentir el
entumecimiento de mis músculos cuando Ross se aproximó y depositó un beso fugaz
sobre mis labios. Ambos hicieron una seña con sus manos, y desaparecieron sin
más del lugar.
—Adiós—musité. Aunque la puerta ya
se hubiera cerrado tras el paso de ambos.
Vaya,
hasta pareció que habíamos aprendido a terminar las discusiones —o como a Ross
le gustaba llamarlas—, de forma que pareciese que nada había sucedido. Un par
de ojos marrón no estaban incrustados en mis pensamientos, Ross confiaba
plenamente en mí. Y yo... estaba completamente segura de mis sentimientos.
Como
si nada, y nada más.
—¿Qué ocurre, Rachel?
Me
giré luego de escuchar la pregunta. El bonito rostro de Monica relucía en una
perfecta mueca de preocupación.
—Otra pelea, Monica—admití con voz
queda. Dolía el cómo ‘pelea’ se volvía en algo cotidiano, tratándose de Ross.
—¿Y... ahora por qué?
—¿Por
qué?—me crucé de brazos—. Por la misma razón por la que Ross ha cambiado su
actitud los últimos días.
—¿Por...?
Asentí
frente a ella. Antes incluso de que pudiese terminar de hablar.
Monica
suspiró con exasperación.
—¿No crees que Ross ya se está
sobrepasando con este asunto de Michael?
—¡Gracias!—bramé—. Sabía que no era
la única que pensaba de esa manera.
—¡Pero
claro que pienso igual que tú! Me refiero a... Probablemente lo de hoy ha sido
un encuentro sólo casual, pero…
¿Qué?
—Espera—le corté—. ¿Cómo lo supiste?
Sus
risas salieron disparadas con toda naturalidad hacia mi rostro inexpresivo. De
pronto, no seguirle el chiste a ella o a Phoebe había comenzado a molestarme
más de lo que hubiera creído. Monica se calló hasta que resoplé de mala gana.
—¿Piensas que la tarea de ir a
recuperar el número telefónico ha nacido de Phoebe?—alardeó, alzando sus cejas—.
Me he preocupado por ti, tonta. Por ambos.
—Gracias...—me
sentí intimidada por algunos segundos luego de su determinante confesión. Así
era. Tenía que agradecerle, pero igual, tenía que asegurarme—. ¿Alguien más lo
sabe?
—¿Además
de Phoebe, Chandler, Joey y yo?—se burló.
Oh,
maldición. No todo podía ir perfecto. ¿No?
—Olvídalo...—renegué—. ¿Algo más?
—Sí... Te decía que Ross está
exagerando con todo esto—añadió vacilando, haciéndome sentir un tanto alarmada
la seriedad que de pronto tomó su bonito rostro—. Además, creo que tienes razón
cuando dices que es muy probable que nunca más veamos a Michael.
—Monica... Primero, tranquila. ¿De
acuerdo?—murmuré, ansiosa. Esto le va a encantar—. Y segundo... S-sí lo veré...
de nuevo.
Una
punzada de adrenalina me golpeó, inevitablemente. Desde que había dejado el
estudio, la simple idea no había dejado de plantearme emoción, el simple atisbo
de una razón por sonreír miles de veces.
Sus
ojos azules casi salen de su órbita.
—¿¡Qué!?—gritó llevando ambas manos
a cubrir sus labios, pero sin la enorme sonrisa que estaba esperando—. ¿Estás
hablando de Ross verdad? Dime que estás hablando de Ross.
—¡Tranquila,
Monica! No, estoy hablando de... Michael. Y escucha esto: Sólo es algo de
amigos... ¿Bien? Todo sencillo.
Aquél
nuevo gesto más calmado logró tranquilizarme a mí también. Aunque fuera pésima
mintiendo. Aunque hubiese decidido oprimir la parte de que no conocía del todo
la naturaleza de mis intenciones.
—Pero...—negó,
más ofuscada que antes—. ¿Qué? ¿Cómo pasó? ¿Cuándo lo planearon? ¿Dónde se
verán?
Anudé
mis dedos con fuerza a la altura de mi cintura. Cada bendita pregunta me hacía
replantearme si estaba haciendo lo correcto, más de una vez.
—Bien,
bien—tendí mis manos hacia ella—. Esta tarde, que encontré a Michael. Lo ha
propuesto y... le he dicho que sí. Él sólo quiere platicar. Puede ser que lo
planeamos hace...—perdí mi vista a las alturas realizando los cálculos—. ¿Una
hora...? Y aún no sé dónde será, él quedó en llamarme. ¿Alguna pregunta más?
—¿Puedo
ir?—sus ojos brillaron ridículamente.
—Monica...
—De
acuerdo. Pero...
—¿Ahora
qué?—me encogí de hombros.
—Dices
que sólo es algo sencillo, cosas de amigos...
Asentí,
con miedo. Y cruzándome de brazos con cierto desdén de inseguridad.
—¿Qué
con eso?—siseé.
—¿Qué
tal si no es sólo eso?
—¿Cómo...?—me
hice la tonta. Oh, no, no, por favor—. ¿Qué quieres decir?
—Y
si...—se acercó hacia mí, cabizbaja, con las mejillas coloradas y jugueteando
con algunos cabellos que se iban de su sitio, pero con toda seguridad en el
tono de su voz—. ¿Y si... Michael te está...?
Me
lancé hacia ella y le sellé la boca con la palma de mi mano.
—Hazme un favor...—murmuré,
manteniendo la misma posición—. Y no termines esa oración, ¿Sí?
Ella
quitó mi mano de sus labios, y sus ojos ardieron, me fulminaron como nunca.
Estaba segura de que veía a través de mí. Si Monica lo sabía... si la simple
idea se le implantaba en la cabeza, todo estaría perdido. Ross, Michael, los
chicos, todo sería caos.
—De
acuerdo—espetó. Y sin aguardar por algo más me abrí paso rodeándola y
dirigiéndome a mi habitación—. Rachel... pero... ¿Por qué el nerviosismo?
—Porque
estás alucinando—me excusé, aún sin detenerme—. Lo siento pero, ahora debo
dormir... ¿Está bien?
Y
desaparecí detrás de la puerta.
Supe
que le había dejado con la palabra en la boca. Confundida, enojada, sintiendo
quizá la carencia de confianza que podía depositar en ella en este preciso
momento. ¿Pero, cómo podría decir algo más? ¿Cómo podría explicarme o siquiera
intentarlo si se trata de alguien como Michael? ¡Si su hermano es Ross!
La
luz filtrándose por debajo de mi puerta desapareció, y tras varios segundos de
silencio, supe que ella ya se había marchado a dormir.
Me
digné en acurrucarme debajo de mi edredón. Sin interesarme más si debía lavar
mi rostro, si debía alistarme o si tenía que cambiarme y usar el pijama. Tan
sólo me acosté, y avovillé como una pelota, doblando mis rodillas tanto como me
era posible, abrazándome a mí misma, protegiéndome, aunque no pudiese dejar de
temblar.
Como
esperaba, la cabeza continuó dándome vueltas, y me impregné no por voluntad de
imágenes que no estaba dispuesta aún a comprender, o algunas otras que prefería
simplemente haber ignorado. Estaba cansada como los mil demonios, pero mi
cerebro parecía no dar cabida a cada una de mis suposiciones, no todavía. Y
sabía que no me dejaría dormir. Aunque, conforme el cansancio se acentuaba, y
mis párpados pesaron cada vez más, fue entonces que las dudas comenzaron a
hacerse más pequeñas.
Estaba
segura de que no podía esperar por atender la llamada de Michael, por oír su
voz de nuevo, así sea sólo por teléfono.
Estaba
segura de que, tan sólo el pensar en su bendita mirada puesta sobre la mía, me
hacía sonreír como una idiota.
Estaba
segura también, de que las letras que veía en su nombre, sus rasgos, cada parte
que hasta ahora he podido ver, y toda esa ternura disfrazada de timidez, tenían
un nuevo efecto en mí.
Se
me hizo un nudo en la garganta.
Me
estaba sintiendo atraída hacia él.
****
El
día siguiente, durante la jornada en Central Perk, no fue para nada mejor. Y no
porque me pasara cada segundo del día cumpliendo órdenes, limpiando, o
preparando café que no era siquiera para mí. Sino porque a Joey, al parecer, le
había ido pésimo durante su nueva audición... y no paraba de mencionarlo.
—Váyanse al diablo, ustedes y sus
trabajos.
Escuché
la voz de Joey quejarse detrás de mí mientras me paseaba por el lugar. Cuando
me giré me lo encontré con un gesto de enfado, hombros encogidos y brazos
cruzados, como si fuese un niño pequeño al que justo han regañado.
—¿Quieres
ya parar?—Chandler inquirió antes de dar otro sorbo a su taza de té—. ¡Te lo
dije! ¡Eras demasiado bueno para el papel de la obra!
—Pero... ¿Seguro que te dijeron que
ese era el problema?—Joey murmuró esperanzado.
—Sí…
Dejé
la jarra cafetera sobre la barra de servicio luego de haber echado un último
vistazo al lugar y haberme asegurado de que todos los clientes estaban
satisfechos con sus pedidos. Ajusté mi delantal, y finalmente me acerqué al
sillón en el que mis amigos continuaban charlando entre ellos.
—Aún así—Joey continuó—. No puedo
evitar estar triste.
—Joey,
creo que por aquí en Central Perk hay una vacante…—me digné en murmurar con una
sonrisa—. ¿Quieres que hable con mi jefe para recomendarte?
—¿Enserio?
—¡Claro! ¿Por qué no?
El
resto me lanzó un puñado de miradas cómplices. Las hubiera correspondido, de no
ser porque tuerce el gesto y de un segundo a otro me fulmina mirándome con
desagrado.
—¿¡Cómo
se te ocurre, Rachel!?—se incorpora para mirarme mejor—. ¿De actor a mesero de
una cafetería?
Resoplé,
sintiéndome vencida en el argumento.
—Sólo quería ayudar.
Me
giré y caminé hacia la barra de nuevo para tomar mi jarra, aún aturdida por el
desenfreno que había tenido la respuesta de Joey.
Quizá
debería entenderlo... Tal vez, en realidad él se sentía mal, quizá la obra para
la que había adicionado era realmente importante y por eso el mal humor. Aunque,
por la situación, por el trabajo, y por el hecho de que ya quería largarme a mi
departamento a esperar la llamada de Michael es que me pesaron diez veces más
sus palabras negativas. Yo también estaba agotada.
Miré
el reloj de mi muñeca un segundo, y otra vez, y otra. Luego, al que tendía de
la puerta, para corroborar que, en efecto, faltaba aún una hora entera para
poder salir de aquí.
—¿Por qué tan nerviosa?—Monica me
llamó, tendiéndome su taza de café vacía. Acerqué la jarra para servirle un
poco más—. Creí que no sería algún asunto importante.
—Y
no lo es, Monica…—suspiré. Tenía que decirle algo para amortiguar mi ansiedad y
deseo de recibir esa llamada—. Sólo que… Me preocupa que Ross esté por aquí y
me mire... desesperada. Aguardando porque Michael llame. ¿Sabes?
—Sí, tienes razón.
Ella
asintió pensativa en frente de mí. Y mientras festejaba la victoria de mi
pequeña mentira, Ross venía entrando por la puerta. La oración se había hecho
verdad.
—Hola, chicos.
Se
acercó al mostrador para ordenar con su rostro extrañamente relajado. Todos le
sonrieron y saludaron a la par.
—Creí que hoy trabajaría hasta tarde—me
acerqué sigilosamente a Monica.
—Pues no... creo que no—susurró,
mirando a su hermano desde el asiento con la misma extrañez que yo le había
lanzado antes—. Probablemente sólo viene de pasada… tranquila.
—De acuerdo—suspiré.
En
ese mismo segundo, Ross ya caminaba hacia mí con una humeante taza de café. ¿Me
irá mal luego de que yo no me he interesado por atenderlo?
—Hola, Rachel.
—...Hola, Ross—me aproximé lo
suficiente para besar su mejilla.
Se
mantuvo frente a mí, callado y con su mirada adherida a su taza de café por
varios segundos.
—Él...—musitó luego de mirarme—. ¿Ha
llamado?
—¿Michael?—me hice la tonta. Me
sorprendió lo rápido que había ido al grano—. No, no ha llamado.
—Oh,
bien... Hay ocasiones en las que no suele hacerse nada si algo no funciona, o
no sale bien. ¿No es así?
Treinta
segundos. Mi alegría de verle de nuevo había durado sólo eso, hasta que se le
ha tenido que ocurrir atacarme con ese comentario. Pude sentir los ojos del
resto de los chicos sobre mí mientras me ocupaba de soportar mi nuevo y
destruido semblante.
—¿”Si algo no funciona”?—repetí con
sequedad.
—Dices que Michael no ha llamado
¿No?
—Sí, lo dije…—afirmé—. Pero, eso no
significa que se haya cancelado todo, Ross.
—¿Enserio?
—Ross... —le reprendí.
—D-de acuerdo, lo siento.
Aquello
pareció haber dado final a la pequeña charla. Me rodeó, cabizbajo de nuevo, y
no se detuvo hasta tomar asiento con los demás.
—Okay...
seguiré trabajando—miré si cada una de sus bebidas estaban rellenas aún.
—¿Podrían dejar de hablar de
trabajo?—Joey gruñó—. ¿¡Les hice algo acaso!?
—Tranquilízate Joey—Chandler suspiró
agotado—. Ya encontrarás algún trabajo.
—Sí, Joey—Monica intervino—. Estoy
segura de que algo vendrá. Tan sólo aguarda. Recuerda que sólo lo mejor se toma
su tiempo en aparecer.
—Así
es...—Phoebe acordó con ella y todas las miradas le siguieron—. Tan sólo que no
lo espere demasiado y, estoy segura de que algo vendrá más rápido de lo que
podría creer.
Iba
a intervenir igual, pero una mano apoyándose detrás de mi hombro llamó mi
atención antes de intentarlo. Me giré, y me encontré con uno de mis compañeros
que atendía también. Por un momento su expresión me figuró la idea de que
alguien iba a reprenderme por algo. ¿Hace cuánto que no atendía a alguien?
—¿Sí...?—traté de sonar tranquila.
El
me sonrió, sorpresivamente.
—No pasa nada malo, no te angusties—se
burló—. Quería decirte que ya falta nada para que te puedas retirar. ¿Me ayudas
a limpiar el par de mesas del fondo antes de irte?
—Oh,
¡Claro que sí!
Y
salí disparada a cumplir con su tarea sin esperar un segundo más. No podía
creerlo, por fin. Por fin podía largarme de aquí. ¡Al fin!
Pasé
el trapo por la superficie del par de mesas de forma diligente, corriendo
contra el tiempo. Entregué la jarra cafetera, doblé y entregué mi delantal y al
terminar, tan sólo he sido capaz de lanzar un puñado de despedidas silenciosas
y a base de señas a mis amigos. Que aún se encontraban charlando amenos, riendo
y jugándose bromas unos a otras. Sonreí, al asegurarme de que la última imagen
que tuve del lugar antes de esfumarme, era la de un Ross sonriente, y más
relajado que desde el segundo en que dejamos esa charla en el aire.
Y
mientras andaba a zancadas inmensas hacia mi departamento, me resultaba un
tanto extraño pensar en que lo que semanas atrás me parecía perfecto, ahora se
tambaleaba gracias a… una llamada telefónica.
Pero
no era cualquier llamada. Era su
llamada. Y eso la volvía automáticamente en algo más importante. En realidad,
aquella futura llamada se convertía algo más importante que cualquier cosa que
Ross dijera durante nuestras discusiones.
Entré
azotando la puerta, dejando caer mi abrigo sin darme cuenta y lanzando mi bolso
al aire. Y, para ser franca, cuando me percaté de que dos segundos después el
teléfono ya se encontraba sonando, mi corazón comenzó a latir frenéticamente, y
entonces, me sorprendía a mí misma cruzando los dedos, esperando
inconscientemente que aquella fuera LA llamada.
—¿Hola...?—siseé contra el aparato.
No me podía mover.
Un
suspiro ligero sonó del otro lado.
—Hola, ¿Rachel?
Era él.
Su
voz, era su voz la que estaba sonando desde la bocina. Propagándose y chocando
contra mi oído, contra mis terminaciones nerviosas, y sólo entonces sentí mi
corazón palpitando con desenfreno.
Y
en ese mísero instante, en el que creí que nada podía satisfacerme más, el
sonido de la puerta abriéndose me tomó desprevenida. Viré, aún sosteniendo el
teléfono, y sin más, los ojos esperanzados de Monica, y el gesto inescrutable
de Ross estrujaron mi mirada.
Estaba
segura de que mi sonrisa me había delatado por sí misma.
—¡Sí...! Hola, Michael—me giré para
darles la espalda. De pronto me pareció incómodo sentir a Ross en la misma
habitación en la que yo me encontraba charlando con Michael.
—Me alegra que esta vez tú hayas
contestado.
Restregué
el auricular a mí tanto como me fue posible. Quería adentrarme más a su voz,
quería escucharle con más claridad.
—¿Cómo están todos?—musitó—. ¿Cómo
está todo ahí?
—Todos... todos estamos muy bien.
Gracias por preguntar—mi voz no podía dejar de temblar—. Ya sabes, y Monica...
que no puede parar de hablar de ti.
Viré
para mirarla en un segundo, pero tratando de ignorar el semblante de Ross. Una
sonrisa estaba a punto de desbordársele de pronto.
Michael
lanzó unas risitas despistadas y volví a retomar mi posición. No pude evitar
sentirme un poco egoísta al haber deseado ser la única testigo del maravilloso
sonido que me embistió de repente.
—Me alegra saber de ella—musitó
luego de recuperar el aliento—. Así que... ¿Has hablado con Ross?
Me
estremecí, y cuando me giré para animarme a estudiar la mirada de Ross en una
última oportunidad, me encontré con lo que debilitaría todos mis sentidos; con
la manera en que negaba con brazos y rostro frente a Monica, desanimado y
abatido, con nada que reproches en su tono de voz.
No
alcanzaba a advertir lo que le estaba diciendo a ella, pero estaba segura de
que no era nada bueno. Y no podía ser de otra forma, si lo último de lo que me
doy cuenta antes de decidir que lo mejor era encerrarme en mi habitación, fue
mirarle, tomando la perilla de nuestra puerta, abrirla, y salir del lugar.
Me
encerré entonces en mi habitación con torpeza en mis movimientos, dejando a
Monica con toda esa horrorosa incertidumbre supurando en el exterior.
Tendría
tanto qué explicarle luego de esto.
—Ah, s-sí...—siseé, mientras me
sentaba al pie de mi cama—. Lo he hecho y... no hay nada de qué preocuparnos.
Todo está bien. Al parecer, lo de los mensajes ha sido un malentendido y ya lo hemos
aclarado todo.
—Oh...
no sabes el alivio que me provoca saberlo.
Aguardé
en silencio por unos instantes. Alivio era lo que menos poseía en ese instante,
pero saber que Michael se sentí así lo que al menos lo convertía en soportable.
—...A mí también—susurré.
—Perfecto. Porque me fascina saberte
bien. Que ustedes lo estén.
Mis
dedos comenzaron a doler por la forma en que los anudaba sobre mi regazo sin
siquiera darme cuenta.
—Y bueno—él continuó con voz
entusiasta—, volviendo al asunto, Rach. ¿Qué te parece si...?
—...Espera, ¿me acabas de llamar Rach?
—Sí…—escuché cómo se le entrecortaba
la respiración—. ¿Es... malo?
‘Malo’
repliqué para mí, antes de echarme a reír. ¿Es que nunca dejaba de ser
encantador?
—No...—contesté sin esperar—. Es
raro, pero cuando lo dices... cómo lo has dicho... suena bien.
Sonaba
perfecto.
—Qué alivio, creí que lo
encontrarías inapropiado.
—Para nada—reí.
—Fantástico. Quería decirte; he
estado checando mis itinerarios y creo que mañana podría tomarme un tiempo para
poder verte. ¿Te parece bien?
—Mañana
suena bastante bien—admití en una voz casi imperceptible. Sinceramente ya no
podía esperar.
—Entonces,
¡Genial! Mañana será...—se detuvo por un segundo en el que escuché ruido más
allá de su voz—. Pasaré por tu edificio cuando termines de trabajar, ¿De
acuerdo?
—Me parece muy bien, Michael.
—¿Segura que no tienes problema?
Suspiré,
llevando una mano a mi frente. Me pregunto cómo sería si no me hicieran esa
pregunta ni de nuevo.
—Segura—espeté—.
Ross es un… buen chico, y creo que ahora sí hemos hablado bastante claro sobre
la... confianza.
—Está
bien, no se diga nada más... Ahora debo cortar, aún debo trabajar un par de
horas más si quiero tener libertad mañana. Así que… ¿te veré mañana?
—Me verás mañana—le solté tan rápido
como pude.
Maldición,
no podía parar de sonreír. No incluso luego de ver la hora en el reloj de mi
mesita de noche. Ya era algo tarde.
—...Adiós, Rach.
—Adiós—susurré con suavidad.
No
despegué al auricular de mi oído hasta haber escuchado que él había terminado
la llamada primero, y que el tono largo me aturdiera luego de ello.
Después
de colgar, aún me sentía inundada por la fina tonalidad de su voz. Intenté
concentrarme en ponerme el pijama, soltar mi cabello y en acomodar mi cama para
irme a dormir, así cada tarea me pesara de más porque la cabeza aún seguía
dándome vueltas de tanto analizar cada una de las palabras que había escuchado
a través de ese auricular.
Las
preguntas sobre si Ross y yo estábamos bien.
La
forma en que me había llamado ‘Rach’ sin más.
Recostada
en mi colchón, y dándole la espalda a mi puerta, escuché a alguien entrar. La
sombra que se reflejó contra mi pared me hizo darme cuenta de que Monica había
aparecido, pero no me importó. Quería sentirle cerca, quería que dejara de
importar que ella conociera lo que pasaba dentro de mí. Aquella fue la primera
vez que sentí la urgente necesidad de que el mundo se detuviera hasta que yo
pudiera comprender lo que estaba sucediendo.
Traté
de evitarlo, pero no funcionó.
—...Dime la verdad—ella espetó de
entre nuestro silencio. Me giré sobre mí misma para observar cómo ya se
encontraba bajo el umbral, estudiándome con sus brazos cruzados—. ¿Lo estás
empezando a querer?
No
me importó nada más. Si era cierto, si cuando sé que todos los días, cuando
estoy a punto de despertar trato de soñar con él, si me imagino teniendo una
charla con él, si lo tengo en la mente a cualquier momento y ya no me
preocupaba descifrarlo.
—Creo que sí lo estoy empezando a
querer.
Uuuh... prontito se aparecerá la mala malosa, jojojojo, me encanta. ¡Sí! La mayoría de las veces los antagonistas terminan siendo mis personajes preferidos, es algo "extraño". A ver quién resulta ser en esta ocasión.
ResponderEliminarAdoré este capítulo, aunque todos me parecen estupendos. Phoebe es, de algún modo, el cupido de este par de tórtolos. Un cupido un taaaanto desquiciado. Chandler, ay, siempre listo para arruinar todo xD.
Respecto al comentario, ¿en serio te gusta Harry Potter? :D Aaaaaaw *gritito de emoción* La saga fue uno de los primeros libros que me leí.
¡Muchas gracias por todo! ^^ Que estés muy bien. Bendiciones.
AAAAAHHH!!! ya era hora de que Rachel y Michael se encontraran de nuevo ^^ Phoebe cree en superticiones y esas cosa a que? 0.0 porque eso de las mala vibraciones... XD Y el Chanderl va y suelta lo del sueño delante de Ross 0.0 que oportuno es este chico la verdad -.- Estuvo guay este cap ;) como Rachel no coga el teléfono yo hablaré en persona con ella XD
ResponderEliminarAdios chicas cuidense, besos ^^ (L)
OMG! e.e Jajajajaja ese Chandler xD
ResponderEliminarque gracioso xD
QUE PASARÁ CON EL SUEÑO QUE TUVO RACHEL?! D: SE LO DIRÁ? :S
Si que no sea malo Ross u.u
MALA? D: quién será? :3
Gracias por seguirme avisando de la nove por que es enserio P E R F E C T A x3
Good Blees U! n__n
Wow!!! Está cada vez mejor esta nove. Lástima que haya que esperar hasta el jueves para ver como continúa.
ResponderEliminarGracias por mantenerme al día con esta historia increíble.
Sigan adelante!!!!!
Saludos!!!
Joey esta despedidopero si es un actorde primera actua COMO COMO ._. el peor actor del mundo ._. y el directo bien feo xD!jajajajajajja Osea para que es drector D:! ensima Chandler xDJAJAJAJAJAJA me encanta ._. Pinta de gay xDJJAJAJJA! pero si monada es re guapo e.e!.
ResponderEliminarUUHHH MALA LECHE D: ROSS! eso te pasa por mentirozo , oso , oso mentirozo u.u! . La mala Vibra phoebe xD! ._.! Aguante las malas vibras D:! es como cuando llego tarde a casa despues de la escuela y mi madre toda deD:! ROJA Y YO D:! aaaammla mala vibra meda ganas de dormir ...Beunas noches ._.! pero me putea por atras D:!XD .___.! el amor que nos damos estan ..bello(? , ok ya salte con lo mio -.-'!.
D:!!!AAAAAHHH si que salgan michael y rechel :33! todo lindo y todo cool y que phoebe los espie oohh yeaah e.e! ._.!! Sarpado que los dos hablan de confiansa y el ross peropobre osea u.u! meda lastima en totalD:!.
Chandeler -.-'! perfecto aaam cagas todoD:! xDJAJAJAJAJAJ pero que gracioso xD fuelo que dijo enel final xDMEMEOOXDJAJAJJAJA.
Chicas sigan :DD! son increibles :3
^^ Seria un honor sileyeran mi humildilla novelita :33!
Humanos vS perros y gatos -"Nosotros tambien pode caminar en domas patas"
http://mjfindinglove.blogspot.com/
SAYOONARRAAA ♥^^
Jajaja este capitulo me recordo mucho a la serie xD y más lo de Joey que esta despedido y tiene que decirselo Chandler ._. (situacion incomoda) Y mas situacion incomoda cuando le dijo a Ross sobre el sueño!!! -.- bonito momento se le ocurre decirlo ¬¬
ResponderEliminarAwwww como quisiera estar en el lugar de Rachel *--* Que Michael me llamará x___x me moriría Jajaja
Buen capitulo!!! :DDD Me encanto!! (Y) es bueno saber que subiras el Jueves!! *---*
ADIOS!! :DDD
jajajaja genial lo que dijo Chandler al final:._. Iré con Joey a decirle que está despedido…
ResponderEliminarjajajajajaja!!!! ^^
O.O Pero que boca floja que es, ahora que le dirá del sueño Rachel a Ross???! D:
Ame esta parte: jajajaja, me reí como 5 minutos XD jajaja:
Director: Ese hombre de ahí… ¿es tu amigo?
Joey: ¿Chandler? Sí, mire… sé que parece que es gay pero, no lo es... (:
jajajajaja XD...
Vivan los Good Friends!! =D ... Me encanta, suerte, y felicitaciones por el capi :)
Aww!! Que lindo cap, Que lindo que se encontraran Mike y Rach ya era hora, me encato mucho todo el cap pero fue demasiado Gracioso la metida de pata de Chandler hahaha y tambien cuando:Phoebe: Pues… si tengo algo que decir en mi defensa… Ross es un desconfiado…
ResponderEliminarRachel: ¿Eso cómo rayos puede ayudarte?
Phoebe: ¡Mira, un taxi! Vayámonos :D
Rachel: ¬¬
Hahaha morí de risa!
Mira mi facebook es Gabriela Seppanen Castro y mi correo : seppanengaby@hotmail.com
Seria muuy bueno si me pudieras estar avisando de los caps! Gracias
Gaby.Colombia!! fuera! haha ...
Waaaaaaa! pobre Joey!!! D:
ResponderEliminar& luego Rach con MJ!
hahahahaahah Ross... tu tienes la culpa... okay no u.u ...
leere el sig capi! (:
Yo, personalmente, creo que la MALA de la historia es Lisa Marie Presley, no se solo es que le tengo algo de bronca y envidia al mismo tiempo, porque estuvo con Michael y lo dejo como si nada, osea esta loca, y en todas las historiad de MIchael Jackson y tu o la chica que se enamora la MALA es Lisa Marie.
ResponderEliminarLa historia esta re re buenisima y ensima que F.R.I.E.N.D.S. es mi serie favorita de Warner Bros y esta convinacion esta re buena, y Rachel, amo a Rachel es la mejor amo a Jennifer Aniston en si.
Bueno les mando un beso y la historia esta re buena sigan asi. Sofi
ya sabes que me encanta amiga!!!!!!!!
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