Aquellos
diez minutos restantes de la jornada laboral jamás me habían parecido tan
odiosamente largos. Ya no veía el momento en el que podría salir de aquí.
—¿Podrías ya parar, Rachel?
Clavé
la vista en los ojos de Monica en el momento en el que me llamó. Me detuve de
golpe y su expresión de burla casi me hace embestir a un cliente que circulaba
por la cafetería.
—No,
Monica, ¡No!—repliqué con voz alta, incluso más desesperada porque estaba
batallando para acomodar mi delantal—. ¡No puedo hacerlo!
—Verás
a Michael Jackson... en una cita... Sabiendo que lo amo, y que tu novio es mi
hermano—me miró en una expresión de burla, dándole un pequeño sorbo a su taza
de té—. No veo presión alguna para que te sientas así.
No
pude evitar sentir odio hacia ella por una décima de segundo.
—Gracias—fingí
una sonrisa, y me giré para tomar asiento en el descansabrazo del sofá
habitual, y así observarle mejor—. Definitivamente eso me ha levantado el ánimo.
Qué bueno que eres mi mejor amiga, ¿No?
—De acuerdo, perdona… Es sólo que
estoy un poco… celosa.
—¿Celosa?
Oh,
no.
—Sí…—suspiró.
—¿Celosa de qué?
—¿De qué?—rió de forma exasperada—.
¿Te das cuenta de la magnitud de todo esto, Rachel?
—Am… no—dije, indiferente. ¿De qué
estaba hablando?
—¿¡No!?
—No, Monica…
—¿Por qué no? ¡No saldrás con
cualquier persona! ¡Es... Michael Jackson!
—¿Y?
Me
sentí incómoda con la dirección que de pronto estaba tomando nuestra pequeña
plática, y con el cómo mi respuesta le había dibujado un aterrador rostro de
sorpresa. ¿Me había perdido de algo?
—¿Deja de ser una persona normal?—repuse,
frunciendo el ceño.
—Pues, claro porque...—miró para
todos lados, como si estuviese aguardando a que las palabras correctas llegaran
a aparecer. Dio un suspiro, bajó la mirada y anudó sus dedos sobre su regazo.
Se había rendido—. No, no cambia nada.
—Me
alegra que lo entiendas—sonreí. No tenía que añadir nada más—. Además… quiero
que quede claro que sí… Lo admiro y mucho, pero no creo que le agrade o que sea
cómodo para él no ser capaz de dejar ese ‘pequeño’ tema de lado. ¿No crees?
—Tienes razón…—asintió conmigo—. Pero,
¿Sabes algo?
—¿Qué cosa?
—A
veces, recuerdo a esa chica; Tatiana—sus ojos temblaron ante los míos cuando
pronunció el nombre de la chica, como buscando una reacción de mi parte. Traté
de controlarme, en todo caso—. Cuando ella le besó la odié profundamente… Y
sólo por haber hecho eso… Pero, lo curioso es que, si tú llegaras besar a
Michael… no te odiaría.
Me
estremecí. De nuevo, me tomó con la guardia baja. Maldición, ¿Desde cuándo me
resultaba así de difícil tener una conversación sencilla con ella?
—Digo,
claro que te odiaría—continuó—. ¡Porque Ross es mi hermano! Pero bueno, sólo
quiero decir que sería genial y súper emocionante que...
—Monica, escucha—le tuve que
cortar—. Tan sólo quiero agradarle… no pienso besarlo.
Un
estremecimiento de pánico me inundó el estómago, sorprendiéndome por la
facilidad con la que aclaré las cosas.
—No en la primera cita—me dio una
mirada llena de picardía.
—A veces… te desconozco—sentencié.
Lo
mejor de todo es que captó la amenaza y no le quedó de otra que sólo
responderme con una mirada glacial que no duró por mucho. No me importó si era
en serio y me reí frente a ella, intentando por lo bajo lucir desahogada y
tranquila. Mi compañero de horario entonces se detuvo a un lado de nosotras y
me miró con unos ojos llenos de esperanza.
Le
contemplé aguardando a que hablara.
—¿Has visto qué hora es?—susurró, conteniendo
emoción.
Instintivamente
miré el reloj, con el corazón martillándome por dentro. Oh, por Dios.
—¿¡Siete
y treinta!?—bramé, intentando ya lanzarme contra el mostrador para dejar mi
delantal y mi jarra cafetera en su sitio. Dejé mi bandeja en la estación y a
trancos inmensamente grandes anduve hacia el pequeño perchero de empleados para
tomar mi chaqueta y mi bolso al mismo tiempo—. Demonios, Monica, tengo que
irme… N-ni siquiera me he arreglado y él pronto llegará y...—no me ocupé de
esperar por una reacción, no la miré, no le sonreí o me disculpé. Nada, salvo
tomar el picaporte entre mis manos con ansias, sintiendo un atisbo de
desesperación propagándose por mi pecho—. ¡Me largo de aquí!
Jamás
me había alegrado tanto de dejar Central Perk. Así, me dirigí a mi departamento
a tomar una ducha diligente, cubrir mi cabello empapado con una toalla y
entonces comenzar la letanía, y rogar por perder el menor tiempo posible en
escoger el atuendo correcto para esta noche. Mirar mi closet de pronto me pareció
inútil.
¿Rojo?
¡No! Demasiado fuerte.
¿Azul?:
No. Demasiado... azul.
¿Verde?...
¿Era en serio? ¡¿Verde?! Definitivamente, no.
Entonces,
tenía mil y un vestidos, conjuntos, zapatos y accesorios repartidos por toda la
cama —o toda la habitación, para ser justa—... y aún no tenía ni la más mínima
idea de lo que iba a ponerme.
Desastre
total.
Ocasionalmente,
miraba el reloj, haciendo mi mejor imitación de una total demente —sin
quererlo, en realidad—, y comprendía que aquel era un grave error. Inmediatamente
después, corría de nuevo al armario, y, tras comprobar que estaba totalmente
vacío, lanzaba un resoplido y me dedicaba a dar vueltas por el
departamento.
¡Negro!
Quizá negro fuese lo mejor…
Aquel
armario cada vez me parecía más pequeño, y aquel reloj parecía correr más
rápido. Sin duda, el mundo estaba en mi contra.
—¿Rach...?
Era
Ross, entrando al departamento. Y el maldito respingo que me llevé y que
ocasionó que mi párpado se manchara un poco de máscara de pestañas.
Pero
al menos, ya había terminado.
—¿Ross?—inquirí, saliendo de mi
habitación inmediatamente—. ¿Qué… qué haces aquí?
Miré
mi reloj, hecha un lío. Con la única sensación de que mi tiempo se estaba
agotando.
—Bueno,
he quedado con Chandler sólo para pasar el rato y dije… ¿Por qué no visitar a
mi novia?
—Oh, bueno, que lindo eres…—asentí,
con los nervios a flor de piel.
—Y… ¿Rachel?
—¿Sí?—lo miré.
—Te ves… hermosa.
—Oh... G-gracias...
Retorcí
mis dedos, por la repentina timidez.
—Aunque...—balbuceó—. ¿No crees que
es demasiado?
—La verdad… No—contesté, mirando mi
propio atuendo.
—…Muy bien.
Mantuvo
los ojos fijos en los míos, y fracasé miserablemente en mi intento de parecer
indiferente a su pasada por el departamento.
—Ross,
lo siento en verdad...—traté de explicar—. Sé que hoy planearíamos lo que
íbamos a hacer en nuestro aniversario pero… las cosas se complicaron un poco.
Salí algo tarde de Central Perk y creo que no...
—…Bien—espetó,
luciendo agotado—, no te detengo para que hagas lo que en verdad quieres hacer
entonces… Al parecer soy invisible.
Pero,
¿Qué...?
—¿De qué demonios estás…?
Intenté
seguirle, pero la bocina del teléfono se propagó en un segundo haciéndome
detener. Contemplé el aparato, miré la hora de nuevo y antes de lanzarme en
dirección a atender la llamada lo comprobé; ya era la hora.
Tragué
saliva antes de siquiera contestar.
—Sí, bien—Ross formuló a mis
espaldas—, contesta.
—¿Sí...?—murmuré distraída contra el
auricular.
—Hola, Rach. Quería decirte que ya estoy a
unos minutos del edificio... Dentro de muy poco estaré por ahí.
Me
pareció que una eternidad se atravesaba al mismo tiempo que traté de
asimilarlo.
Su
voz me pareció incluso más dulce de lo que antes había alcanzado a percibir.
Sonando relajado, e incluso contento. Y, de nuevo, el sonido que causaba el
sobrenombre “Rach” me volvió a saber celestial.
Michael...
—Oh, ¡Genial, Michael!—por suerte,
mis pensamientos no se entrometieron en la naturalidad de mi voz. Aunque
estuviera prácticamente muriendo por dentro.
Ross
refunfuñó, alejándose de mí de nuevo.
—Sí, claro…—resopló—. Genial.
—¿Qué?—le
miré con rabia, obstruyendo el micrófono del teléfono con la palma de mi mano—.
Espera… ¿Qué sucede contigo?
—¿Perdón...?—la
voz de Michael resonó fuerte.
Maldición,
me había escuchado.
—Oh,
no, no, Michael...—traté de reponer volviendo a tomar el teléfono, pero jamás
me detuve de mirar a Ross con desprecio. Aún no había terminado con él—. No te
estaba diciendo a ti. Lo lamento, es sólo que... al parecer tengo... un intruso
aquí en el departamento.
—Oh…—Michael
suspiró—. ¿Está todo bien?
—Todo está perfecto—contesté con
franqueza—, no te preocupes, nos vemos en unos minutos entonces. ¿Bien?
—Perfecto.
—Genial... Adiós, Michael.
—…Adiós…
Rach.
Terminé
la llamada con la sensación de que estaba a nada de colapsar. Estudiando a
Ross, su rostro despectivo y cada odioso resoplido que me soltó de frente.
—Genial—me
dice, arqueando una ceja—, ahora que nadie está hablando por teléfono para
interrumpir… ¿Qué tal si ahora sí hablamos de…?
—Ross… ya te he dicho que no tengo
tiempo—contesté seria, observando sus ojos uno a la vez. Estaba enfadada, y el
nudo en mi garganta pareció agrandarse a cada segundo.
—Oh, vamos Rachel, debes tener por
lo menos diez minutos.
—No, Ross. No tengo diez minutos.
Crucé
el departamento para tomar mi abrigo y mi bolso, ocupándome de que no me
faltaría nada para salir. Me aseguré de que tendría mi juego de llaves, dinero,
una goma para anudar mi cabello para después y un poco de loción refrescante
para mi cuerpo.
—¿De verdad?—Ross giró a cada
dirección a la que yo me dirigía—. ¿Ni para mí?
—¡Ross, ya te dije que no!
—No me grites, Rachel—su voz ronca
estalló detrás de mí—. Esto es lo máximo que te he visto estos últimos días.
Me
detuve sin más, bastante cerca del umbral de la puerta, e intenté tragar saliva
para asegurarme de que cada palabra que estaba a punto de decir sonara fuerte y
clara.
—Escucha,
no puedo seguir con esto ahora. Voy contrarreloj. Michael llegará por mí en
cualquier momento… ¿Quieres irte ya con Chandler? Ya hablaremos luego de esto.
—S-sí—siseó—, claro, pero…
—Sí, Ross…—lo acallé deteniendo la
puerta abierta detrás de mí lo suficiente para facilitar su salida, ofuscada y
más contenida que nunca—. ¡Adiós!
—...Bien.
No
me fijé en el rostro que puso cuando salió, pero por la forma en que lo miré
cruzar el pasillo y azotar la puerta del departamento de Chandler, comprobé
que, al igual que yo, se había marchado enfadado. Inmensamente enojado.
El
teléfono sonó de nuevo, y tuve que aguardar no menos de diez segundos para
tratar de que mi voz se hubiese tranquilizado.
—¿Sí...?—musité.
—Oh,
hola de nuevo. Sólo quería decirte que ya estoy afuera del edificio.
—¡Oh! ¡Genial! Ahora bajo, Michael.
Una
pequeña risita de timidez se escuchó apenas. ¿He sonado muy ansiosa?
—Bien,
estaré esperándote justo en la entrada.
—Perfecto—traté de reponerme—, ahora
te veo.
Me
pareció sorprendente cómo de repente todo rastro de enfado desapareció al
instante. Como si el sólo hecho de haber escuchado su voz una última vez me
hubiera parecido suficiente para sentirme completamente relajada de nuevo.
Salí, y cerré la puerta detrás de mí sin importarme nada más. Tratando de
olvidar que Ross se encontraba a sólo unos metros más allá de la otra puerta,
enfadado y quizá hablando pestes de Michael y yo a Chandler. Que poco me faltó
para estar segura de ello, pues al tiempo en que pasé por el lugar, escuché súbitamente su voz lanzando
quejidos por todo el lugar.
Me
precipité al exterior, buscando olvidarlo todo. Y por un instante lo hice,
cuando lo encontré al pie del pórtico de mi edificio, completamente
desentendido y clavando sus inmensas lagunas marrones sobre mí, estudiándome,
agrandando su sonrisa y multiplicando el tamaño de mi corazón.
Miré
frenética a nuestro alrededor, asegurándome de que nadie más se encontrara
cerca. No podía ser simplemente que estuviera varado frente a mí, en la acera y
sin importarle que tan pronto como una persona reconociera sus facciones
perfectas a pesar de la oscuridad que soltó la noche, pareciera no importarle
un demonio.
—Rachel... Hola.
Me
quedé en silencio, sin dejar de observarle. Pareciéndome necesario perderme en
el aroma que percibí conforme me fui acercando. Decir que lucía perfecto era
sencillamente denigrante. Que sus rizos húmedos no caían sobre sus hombros de
la forma más correcta que lo podían hacer, que su atuendo no le sentaba a la
maravilla, o que el brillo que me dieron sus ojos no fue el necesario para
hacerme respirar. No.
—H-hola... Michael—mi voz apareció
ronca. Intenté aclarar mi garganta en silencio.
Sentí
su mirada recorriéndome de pies a cabeza, y a mis mejillas ardiendo por dentro.
—Estás… te ves… digo, me refiero a…
—¿Michael…?
—S-sí...—pestañeó luego de haber
reaccionado.
—...Me alegro mucho de verte de
nuevo.
Suspiró,
agrandando su hermosa sonrisa.
—Gracias. Yo también me alegro…
muchísimo.
—Oh, Michael, de verdad creo que no
tienes idea de lo que estás diciendo.
—¡No! De verdad pienso que…
La
puerta de copiloto del vehículo aparcado detrás de nosotros se abrió, y Frank,
después de saludarme con no más que una sonrisa, se encontró con nosotros sin
dejar de analizar la extensión de la acera.
—No
es por nada en especial, y lo digo de verdad—susurró cautivo, aproximándose a
nosotros—. Pero, no creo que sea buena idea que estemos mucho tiempo aquí.
Michael, alguna persona podría...
—Claro, entiendo—Michael asintió
tranquilo, y volvió a mirarme—. ¿Recuerdas a Frank, Rachel?
—Por supuesto que sí—admití,
mostrando una sonrisa hacia ambos—. Hola, Frank.
—Rachel—Frank añadió igual,
tendiendo una mano en dirección al vehículo y en el mismo instante volvió a
ingresar a su lugar.
—Hagámosle un favor y subamos de una
vez al auto—Michael susurró, guiñándome un ojo.
El
piso tembló bajo mis pies.
—D-de acuerdo…
Me
acerqué aún sopesando el gesto que me había obsequiado, reproduciéndolo una y
otra vez en mi mente hasta haber ingresado también, deslizarme y sentir su
cuerpo a un costado del mío luego de unos segundos.
—Estamos listos, Frank.
Después
de aquel pequeño intercambio de frases, noté que me sentía extrañamente
nerviosa. Aquel rubor en mis mejillas se negaba a borrarse, y aquel inusual
temblor en mis manos se negaba a detenerse.
Estaba
perdida.
Cuando el auto se puso en marcha, Michael se dio a la tarea de disminuir mi
nerviosismo a base de entablar una amena conversación conmigo. Después de unas
cuantas risas, estuve a punto de olvidar cuán nerviosa estaba… Hasta que el
auto se detuvo.
Puse un pie en la fría acera e inmediatamente me arrepentí de hacerlo. Michael,
caballerosamente, abrió una puerta de cristal y me dio paso al interior de
aquel lugar que parecía sacado de mis más profundos sueños.
El hecho de que aquel enorme salón estuviera lleno de mesas vacías sólo ayudaba
al hecho de volverlo más mágico. Unas cuantas velas adornaban cada mesa, y un
candelabro enorme colgaba del techo. Era simplemente hermoso. Quedé sin habla al
instante.
Michael parecía dispuesto a saberlo todo de mí, y aunque yo no me sentía
totalmente cómoda con ello, la tierna mirada en sus ojos no me dejaba
escapatoria. Le conté todo. Y todo era perfecto.
En realidad, me atrevería a decir que era más que perfecto, pues Michael estaba
ahí. Pero aquel chico de hipnotizantes ojos marrón sabía exactamente cómo
convertir el Cielo en el mismo Infierno… con una sola pregunta.
—Y dime, Rach...—Michael ladeó la cabeza
con sus ojos brillantes pero llenos de curiosidad—. ¿Cómo va tu relación con
Ross?
Tuve
que pensar bien en mi respuesta.
—…Ah…—mascullé mientras tomaba otro
sorbo de mi copa de vino—. Mi relación con Ross va… bien. Digo, hemos tenido
nuestras discusiones pero, supongo que… vamos bien.
—Eso… me alegra mucho, Rach.
—...Gracias.
Pero
claro. Por supuesto que tenía que alegrarle. Y a mí también.
—Michael,
hemos estado hablando de mí la noche entera, creo que es hora de hablar de ti
¿No? Veamos… ¿En qué has estado trabajando últimamente?
Su
rostro se contrajo al esbozar una pequeña sonrisa cargada de timidez.
—Últimamente he estado trabajando en
el último sencillo de mi álbum, Bad.
—¿En serio? ¡Genial! Debe ser muy
complejo para que sea al último.
—Exacto—asintió, y sus ojos
brillaron—, de hecho, no lo haré sólo… Stevie Wonder grabará la canción
conmigo.
—¿De
verdad? ¡Me encanta Stevie! Apuesto que será genial ese último sencillo.
—Gracias.
Si trabajo diario en él… saldría dentro de dos semanas aproximadamente.
—¿Y de qué hablará?—inquirí, alzando
repetitivamente mis cejas—. ¿De amor? ¿Para alguna enamorada?
La
oscuridad que tomó su mirada me desconcertó, obligándome a arrepentirme de
haber preguntado aquello. ¿Pero qué diablos había ocurrido conmigo?
—La
verdad…—comió el último bocado de su plato, y lo pasó con un trago de vino—. Aún
no lo sé. Aún faltan arreglar algunas estrofas y versos pero... Si te refieres
a eso… Sí. Sí que pienso en alguien cuando trato de escribirla.
Sus
voz... la forma en la que me miró... No me dejó apartar mi mirada de sus ojos
atolondrados. Simplemente.
—Ah...—traté
de aclarar mi garganta mientras aún continuaba comiéndomelo con los ojos—. Cómo
vuela el tiempo ¿No crees? —reaccioné, y dolorosamente me limité a mirar el
reloj—. ¿Doce y veinte?
¡Doce
y veinte! ¡Monica me mataría si no regreso ahora!
—Creo que será mejor que regresemos—en
su rostro apareció el indicio de una sonrisa afectada. Estaba segura de que en
el mío también. Aún no quería irme.
—Claro, Michael.
El
recorrido de vuelta a casa no fue igual que el de ida al restaurante.
Nos
noté a ambos más nerviosos incluso que antes, más cohibidos, y la pesadez de
recordar la última vez que Michael había posado sus ojos vívidos sobre los míos
me consumía a cada instante más.
Me
pregunté si todo estaría bien, o si abría dicho algo desagradable sin haberme
dado cuenta de ello. Fuese como fuese, agradecí en mi interior que, esta vez,
Frank le hubiese permitido entrar hasta la mera puerta de mi departamento.
—Debo decirte que me divertí mucho
esta noche—Michael enfundó cada mano en sus bolsillos laterales.
—Lo sé… yo también, Michael—apenas y
pude replicar. ¿Es que nunca me iba a acostumbrar a un ser tan perfecto?
—Oh,
y lamento tener que subir hasta acá. No tenía idea de que esos reporteros
estarían esperando en la entrada del edificio.
—Olvídalo…—le
tranquilicé. En realidad el honor de tenerle hasta acá habría sido todo mío,
aunque de pronto me sintiera amenazada por una serie de quejidos procedentes de
la puerta de Chandler detrás de mí. Tenía que sacar a Michael de aquí. Alejarlo—.
No es gran cosa. Gracias a ti por acompañarme hasta acá arriba. Escucha, am,
¿Quieres pasar por un café o algo?
Dios,
¿De verdad pregunté eso?
—¿Estás segura?—pareció confundido—.
¿No causo ningún problema?
—¿Estás
bromeando, Jackson? Esta es la casa de Monica, le fascinará saber que estuviste
aquí… Anda, vamos.
—…Bien, Rach.
*****
No
me importó lastimar mi ojo al observar a través de la mirilla de la puerta. Lo
necesitaba, precisaba de la seguridad de que ver a Michael ahí, a menos de un
metro de ella, no sería capaz de intentar nada más. Nada que yo no pudiera
soportar.
Volví
a mirar con precisión, y un peso inmenso desapareció de encima cuando la miré a
ella abrir la puerta, y comenzando a entrar.
Todo
perfecto.
—Bien—susurré,
aún apoyado contra la puerta—. Ella está entrando. ¡Espera! ¡Él está entrando
también! ¡Él – él está entrando! ¡¡Cerraron la puerta!! ¡No, no! ¡Ahora no
puedo ver nada con la puerta cerrada!
Escuché
las impecables carcajadas de Chandler detrás de mí.
—Y el inventor de las puertas
descansa en paz en su tumba—bromeó.
—T-tengo que hacer algo—bramé,
mirando por el departamento entero, buscando, así no estuviera seguro de qué.
¡Con un demonio! ¡Michael entró al departamento! ¡Entró y está a solas con mi
novia!—, ¡Tengo que parar esto!
—¿¡Parar qué!?—Chandler se acercó a
mí—. ¡No están haciendo nada, Ross!
—No
lo sé, no lo sé, pero tengo que entrar, ¡Tengo que hacerlo!
Tomé
la perilla entre mis manos y me digné en girarla. La mano de Chandler atrapó la
mía y me impidió continuar.
—¡No, Ross! ¡Lo único que harás será
arruinar tu relación con Rachel!
—No me importa, ¡Tengo que ver qué
demonios están haciendo!
—¡No
te voy a dejar salir de aquí para que estropees todo! ¡Así que olvídalo ya!
Chandler
rodeó mi cuello con sus brazos y comenzó a forzarme hacia él con fuerza. Pero
había llegado al maldito límite, a uno que ni yo mismo podía detenerme. Ni él,
ni mucho menos Rachel.
—¡Olvídalo ya, Ross!
—¡No, Chandler, no!—grité, y la
maldita perilla aún no cedía.
—¡Escucha!
¡Que Rachel se sienta atraída por Michael no significa que vaya a intentar...!
—¡¿Qué!?
Me
dejó ir, abrumado. Y traté de repetir infinitas veces en mi cabeza lo que justo
terminó de decir.
No
podía ser cierto. No.
—N-nada—se estremeció.
—¿¡Qué acabas de decir!?
—No dije nada.
—Muy bien—sentencié, tomando de una
vez y por todas la puerta—. Ya fue suficiente.
*****
—¿Rachel?
Se
detuvo a mitad de mi departamento luego de haber estudiado cada rincón con su
mirada. Más que contestarle, me apeteció reír. Tenerle ahí, varado en mi hogar,
con un aspecto serio y calmado y con sus brazos cruzados y ojos dubitativos me
parecía de lo más surreal. Como si la simple idea no fuera otra cosa que la
ridiculez más grande que había presenciado antes. Sencillamente no podía ser
verdad que Michael estuviera en mi departamento.
Me
llamó, pero sus ojos no encontraron los míos.
—¿Sí?—pregunté.
—¿Qué son todas estas solicitudes de
empleo?—inquirió, acercándose a nuestra mesa del comedor y meciendo el tomo de
papeles que tendían sobre ella—. ¿Estás buscando uno?
Caminé
hacia él para saber de qué estaba hablando.
—¿Solicitudes?—sólo
tomó el haber leído las referencias y trabajos anteriores para asegurarme de
quién era el dueño de esos documentos—. ¡Oh! No, no, esas son de Joey. Estaba
trabajando en una buena obra de teatro pero… Creo que no ha conseguido el papel
después de todo. Ha estado algo deprimido.
—Oh,
ya veo...—asintió, pensativo—. ¿Sabes? Creo que yo podría conseguir algún
trabajo para él. No lo sé, para un comercial, o pequeñas apariciones…
Tuve
que pestañear varias veces para comprobar que había escuchado bien.
—¿¡En serio!?—llevé una mano a mis
labios.
—¡Claro!—le causó gracia mi asombro—.
¿Por qué no?
Me
distraje entonces mientras me ocupé de acercarme incluso más a él. Me topé con
su rostro fino y perfilado. Súbitamente perfecto. Y sólo en ese instante, sentí
toda esa ansiedad comenzando a desvanecerse de nuevo.
Pareció
entender el motivo de mi reacción, y aguardó en silencio, mirándome.
—¿Sabes lo genial que eso sería?—balbuceé,
tratando de explicar con gestos y moviendo mis brazos la seguridad de mis
palabras, sin darme cuenta de que continué acercándome más y más—. ¡Joey estará
muy feliz! ¡Gracias!
—P-por nada... Rachel.
Sus
ojos comenzaron a centellar, mientras cada palabra hacía labor de invitarme a
aproximarme. Porque simplemente no
podía resistirme a esa mirada de ojos oscuros y profundos, que me hacían
desquiciarme y perder la razón, entregándome sin recato ni reserva.
Evité
aventurarme a descender mi vista hacia sus benditos labios, pues sabía que unas
malditas ganas de querer besarlo me apresarían de sólo comprender que estábamos
desquiciadamente cerca.
Por lo demás, y
siempre, sus ojos jamás dejaron de ser lo mejor.
—D-debo decir que... tienes unos
ojos increíbles, Michael.
Tragó
saliva, y por un instante quise detenerme a pensar el cómo había tenido el
valor de habérselo dicho sólo así. Pero de cualquier forma, no me arrepentía de
aclarárselo.
Y
así, teniéndole tan cerca, pude haberle dicho muchísimo más.
Que
comencé a sentir algo por él, sin querer o poder evitarlo. Que no había falta
que no dijera nada a cambio, pues mi único deseo sería que supiera lo que sentí
en él. Que me resultó de pronto imposible pensar que tengo sus labios a menos
de dos metros y no estoy yendo a besarlos. Que no quiero pensar que veo su cara
y no está entre mis manos. Que no concibo que sea de esas personas que vienen y
van. Que le necesito, y que él tenía que permanecer. Que este momento, este
mismo, sería eterno.
Pero
Ross entró. Agitado, bramando y con unos ojos que aseguraban que se encontraba
materializando el peor de sus miedos. Y lo único que supe desde entonces fue
que Michael se había alejado inmensamente de mí.
—¿¡Así que es cierto!? ¿Sientes algo
por Michael?
Me
martilleó el corazón.
—N-no... yo...
No
podía creer lo que acababa de pasar en ese momento. No podía creer que una
frase destrozaría el perfecto momento que estaba viviendo.
Simplemente
no. No pude soportarlo más. Mi vista comenzó a nublarse y no supe nada más de
lo que pasó a continuación. Sólo sentí unos brazos sosteniéndome… y nada más.
*----------* increiblemente genial, lo ame, como siempre fantastico. Siguelo pronto! ^^
ResponderEliminar*_________* Ya empezaron Chandler y Monica :D!! se estaban tardando jaja
ResponderEliminarY Michael :O ya dijo que se enamoro de Rachel...que tierno :33
Awww tienes que subir pronto!! D: No tardes!
Aún no termnio la tareaa peroo r.r ... vine a leer su cap y a comentarle!
ResponderEliminarAHHHHHHHHHHH se crea :B ya la terminé :3 (Creo e___e jajajaj)
Monica: ¿En serio? ¿Michael Jackson es el último?
Rachel: … Sí.
Monica: ¿Incluso después de… Chandler?
Rachel: Buen punto. Chandler es el último…
JAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJ :BB
El video de Phoebe OMG no sabía que tenía video o.o parece Ochentero! :3 awwws! me gusta, me gusta! :3
Phoebe le gana a los videos de Madonna! ;D
OH DIOS, OH DIOS! *-* Chandler y Monica! DDDDDD: que lindos <3! amo esa pareja *-*
bueno, amo más la parejita de Mike y Rachel, usted entiende :B ... jajajajaj
aww Mike y Rachel *-* (suspiro e.e) sienten sentimientos muy profundos!
yo hubiese querido leer más pero bueno r.r jajajajajajaj
la historia va súper manis!!! espero el próximo cap con muchas ansias piripituflauticas!! :D
la quieroo muchotee :BB <3
AHHHHHHHHHH! Que buen cap, me alegra que lo hayan logrado subir, entrada cada 2 horas hahaha y no veia nada hahahha
ResponderEliminarRoss: Y eso que ella sólo te llama en tus sueños más raros y sucios ;)
Chandler: Ok, ahora me asustan por cómo están hablando de mi madre…
Ross y Joey: .__.
Hahahahaha me rei tanto!!
El video de Phoebe esta muuy chevere! No sabia que existia video :)
Y la parejita de Chandler y Monica se ve muy awww :3
Estoy emocionada por la cita de Michael y Rachel!!
AHH! Que pasara?....
Bueno espero el proximo Cap feliz!! haha Saludos y felicitaciones <3
Gaby.Colombia!!
Woooo!!! estubo bien el cap :D jejeje Chanderl se declarará a Monica? Rachel como reaccionara cuando vea a Michael y vicibersa?... vale ya me cayo que me paresco al lucutor de una serie dejando la intriga al final ._. Sube pronto la siguiente parte que me dejaste con la miel en lo labios por las preguntas que dije XD
ResponderEliminarCuidate, besos :D
Wow!!!! Como siempre increíble, cada capítulo supera al anterior y logra generar expectativas de lo que sucederá, al igual que a Yaiza Jackson, me surgen preguntas de lo qué puede llegar a suceder en el próximo capítulo.
ResponderEliminarLo espero con ancias!
Sigan adelante, saludos!
Joey: ¡Sí! Comenzarán a llamarte más mujeres por teléfono a demás de tu madre :D
ResponderEliminarRoss: Y eso que ella sólo te llama en tus sueños más raros y sucios ;)
Chandler: Ok, ahora me asustan por cómo están hablando de mi madre…
JAJAJAAJAJAJAJAJAJAJA!!! Me mori con esa partee!!...
Que linda que sale Phoebe, es hermosisima, que lindo vídeo, muy divertido y ochentero jeje! Es verdad cuando dice más arriba Jackie que supera los vídeos de Madonna!! jajajajaja (de verdad q los supera lejos e.e)
Ame la primera foto de Michael <3 <3 <3 <3 Ya quiero ver que pasa en su primera "cita" :3
Ay! Mónica y Chandler! Que lindos! mmmm, me parece que estos quieren ser más que amigos jiji...
Besos!
Cuidate!!
Mucha Suerte!!!
¿Sabes, Kati? Me casaría contigo. Síp. Creo que he comenzado a amarte por razones a parte de todo este magnífico fanfic. Seguramente te preguntarás que qué le pasa a esta niña desquiciada, pues es sencillo... ¡Adoro el MónicaxChandler! (Ojalá ésto no te haya asustado. A veces suelo "leerme" un poquiiito psicópata xD). Es una de mis parejas preferidas -junto al JoeyxPhoebe, aunque éste no haya sucedido en la serie; ¡en mi mente sí sucedió!-. Los dos son muy distintos, pero a la vez imprescindibles para ambos. Más encima que tener un novio -y esposo- como Chandler debe ser la bomba, un marido que te haga reír siempre y que sea maravilloso contigo ♥ Bueno, también eso me sonó a un esposo igual que Michael :3
ResponderEliminarEspero ansiosa la segunda parte. ¿Cómo será esa cita?, ¿alguien llegará y lo arruinará todo?, ¿a ése alguien le patearé el trasero y lo enviaré a la estratósfera? ¡Oh, tantas preguntas sin una respuesta definitiva! :D
Respecto a tu comentario, muchísimas gracias por tus palabras, Kati. Ha sido algo totalmente terrible, sobre todo para aquellas familias que han perdido a sus seres queridos. Ahora la única esperanza que nos queda es que encuentren los cuerpos de las 17 víctimas restantes. Según las noticias, encontraron restos de alguna persona, no el cuerpo entero. Han ido a Santiago para hacerle la prueba de ADN, aunque ésta demora 48 horas. ¡Dios, qué nervios!
De todos modos, ahora todos esos ángeles están bien, junto a Dios y tal vez junto a las personas que perdieron en el pasado. Muchos dicen que fue una forma de morir algo cruel, sin embargo, murieron siendo héroes. Viajaron hasta allá para levantar a la isla de Juan Fernández, para ayudar. Por eso merecen ser recordados eternamente, no sólo por los chilenos, sino por todo el mundo. Unos verdaderos ejemplos de compromiso y amor.
¡Bendiciones!
Jajajajajajajajajajajajaja
ResponderEliminarSmelly Cat♪ Smelly Cat♪ Smelly Smelly Cat♪
AMO esa canción x333 me la enseño primero Katia e.e (H) AME EL CAPITULO & NO MANCHES ESPERO CON DEMASIADA INTRIGA EL OTRO CAP D: por fis!! pornagnlo en 2 días porfavors :DDDDDDDDDDDDDDDD
Dios Las bendiga!!! :DD & Se cuidaan<3 (:
JAJAJAJAJAJAXDD ,YA YA AHORA COMENTARE SIQ UERES REGAÑAME POR COMENTAR A ESTAS HORAS OH MINUTOS OH SEGUNODS .__.! OH COMO QUIERAS LLAMARLO D:!!
ResponderEliminarPero pero es que .__.!, tube un pequeño problema con mi blog e.e lalalal me olvide contraseña lalala._.! y sabes lo que es lo peor que era EL .. D:! BUENO QUE TE INPORTA XD
ok no :33xDDjajajajajajajaja SMLLY CAT XDD
♫Smelly Cat .___. te juro que cuando la escuche cantar dije-Phoebe O_o para esta no es su voz D: POR QUE bueno .__. ella es lo mas y linda pero pero e__e NO SABE CANTAR D:!!!.__. ok ya.
Pero cuando salio esa vieja en el video
TE JURO QUE ME MEABA DE RISA JAJAJAJAJAXD
xDD!!!.___.
Ross: Y eso que ella sólo te llama en tus sueños más raros y sucios ;)
Chandler: Ok, ahora me asustan por cómo están hablando de mi madre…
Ross y Joey: .__.
.___.SUPERAN LA BOBERA D:! TODOS JUNTOSJAJAJAJJAJXDD
Joey: ¿Quieres ir a la cafetería, Phoebe? -.-
Phoebe: ¡Claro, querido! :D (Salen los dos)
Ross: Bien, como te decía, Rach…
(Phoebe vuelve a entrar)
Phoebe: Por cierto ¿Han visto por algún lado mi lista? :D
Rachel: No, Phoebe… ¿Cómo es tu lista?
Phoebe: Oh, pues es un pequeño papel que tiene escrito Ross y Rachel en él (:
Ross: ¬¬
=D!!*__* YO QUIERO ESTAR EN LALISTA NEGRA DE PHOEBES D:! EXIJO YO D:!
Phoebe: Sí, sí, lo sé… escuchen… Yo no he visto este video aún ¿de acuerdo? Así que… si no les gusta… ¡No me importa! :D Porque, pues… yo tengo un video, soy famosa y… ¡Ustedes NO! :DD
*--*! fue como escucharme a mi .__. pero no tan a si pero capas con uan carcajada.__. oh MUAJA ._.! no se*-* YYO AMO PHOEBE ES LOMAXIMOOO !!
YO AME ESTE CAPITULO D:! QUIERO LA CITA .__.OK YA*_____*! AAAAAAAAAA YA YA SUBE EL PROXIMO LO DESEO*__*! KATI ESCRIBES DE LA PUTA MADRE ES FENOMENAL *__*! TE ADMIRO =DD
SAAYOONARAA
Hola! Me encanto el capitulo, adoro la cancion de Smelly Cat xD ¿Chandler se le va a declarar a Monica? eso si no me lo pierdo.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar mi nove, espero que no la dejes d leer eh!.
Adoro como narras lo haces estupendo Kati.
Bye
Cuidate
Awwww!!! Sucedio!! Se Enamoraron, Hahahhahaa!!! Ame tu Capitulo!! Siempre me sorprende hasta donde puede llegar tu imaginacion!! xD
ResponderEliminarTe Felicito por tu Hermosa Novela!!, La Seguire Comentando!! Gracias por tus Comentarios...
Besos :3
Simplemente me encanta!!!! es maravillosa
ResponderEliminartu novela es genial... me encanta, no sabes cuánto! no dejes de escribir
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